Cubagua: Literatura Venezolana e Hispanoamericana

Pero con el sol los recuerdos inoportunos desaparecen. El mundo es hermoso y sólo ella existe. Venus asciende hasta la luna. Tendido en la arena, Leiziaga se olvida del petróleo, de los tesoros sepultados en Cubagua, de su misma vida anterior, y observa el jeroglífico que los cardones van trazando. El mar acumula en la orilla su nieve efímera, sus flores, sus algas. La imagen de Nila sobrevive. Sus pies morenos se han hundido en aquella blancura deslumbradora. Una tarde muy remota otra mujer cruzaba el mismo mar, adorada por los hombres que le ofrecían perlas. Había tanta dulzura y piedad en su mirada como el pensamiento que descendía del cielo.
La infinita esmeralda se oscurece y en ella caen gotas de aceite. Los alcatraces pasan y repasan en fila, gastando las horas. Un canto indescifrable, lento y prolongado, remonta, remonta hacia el lucero de la tarde y el silencio se hace más denso entre los cardones. Tres días, quinientos años, segundos acaso que se alejan y vuelven dando tumbos en un sueño, en la luz de los días inmemoriales. Espuma.
(Cubagua,VII, Thenocas, p. 102)

Cubagua, Literatura Venezolana e Hispanoamericana; lleva ese nombre debido a dos dimensiones fundamentales que tal topónimo abre en el espectro cultural de Venezuela. La primera dimensión es histórica porque nos remonta a Nueva Cádiz, primer poblado español de nuestra tierra que vivió de la extracción de las perlas por medio de la esclavitud de los indígenas. Símbolo de la riqueza súbita y fácil recaudada con sangre aborigen, Nueva Cádiz fue borrada del mapa debido al maremoto, a la injusticia del conquistador y a la edificación de una nueva civilización ignorando a nuestros pueblos autóctonos. En Cubagua, con su Nueva Cádiz en ruinas y sumergida en el mar del olvido, confluye dolorosamente nuestra identidad hispana algo conocida y nuestra identidad ancestral todavía por desvelarse. La segunda dimensión es literaria, Cubagua trae a colación la novela de título homónimo que publicara Enrique Bernardo Núñez por el año de 1929 en el entonces lejano París. Novela que, adelantada en algo más de un decenio a las propuestas estéticas de Realismo mágico y lo Real maravilloso, representa la primera búsqueda sistemática de la Memoria en Venezuela cuando nuestra nación veía con ilusión el espejismo del proyecto petrolero. Bernardo Núñez, al dar vida escritural a Ramón Leiziaga, Nila Cálice y Fray Dionisio de la Soledad, emprende el viaje mítico para hallar el “Secreto de la Tierra” en los jeroglíficos de los cardones, en las aguas caudales de nuestros grandes ríos, en los tepuyes majestuosos e inaccesibles de nuestra patria. “Secreto de la Tierra” que encierra la identidad, el origen y el destino de Venezuela. Entre las páginas de Cubagua cual ostra literaria se esconde la thenoca: la perla invalorable del ayer, hoy mañana por construirse en esa tela infinita de nuestra Memoria colectiva. Por eso, esta Página Web rinde homenaje por medio de su novela Cubagua al escritor Enrique Bernardo Núñez que, aunque educado en una historia de cariz positivista, cayó en cuenta, y así lo pregonó, que la Memoria se halla más allá de la historia, en la leyenda el mito y la poesía. Estimado cibernauta que nuestra Cubagua cibernética sea también una ostra electrónica que a través de sus diferentes secciones te ayude encontrar en cada una de tus visitas la thenoca literaria, la perla inapreciable de la Literatura Venezolana e Hispanoamericana.

Departamento de Lengua y Literatura Hispanoamericana y Venezolana
Facultad de Humanidades y Educación.
Universidad de Los Andes.

Mayo 2002