EL MISTERIO DEL TIEMPO Y DE LO REAL

EN LA MANO JUNTO AL MURO DE GUILLERMO MENESES

Lo que podría separar una cosa de otra en el mundo del tiempo sería, apenas una delgada lámina de humana intención, matiz que el hombre inventó; porque, al fin, lo que ha de morir es todo uno y sólo se diferencia de lo eterno.

    (La mano junto al muro, Guillermo  Meneses)

 

            Pasar del relato criollo y costumbrista a un relato urbano y moderno, resulta interesante; mucho más interesante debió resultar este hecho a mediados del siglo veinte. Guillermo Meneses nos introduce en ese mundo abstracto y poco palpable de lo maravilloso, mezclado con un toque de actualidad que marca la diferencia. Alicia Freilich de Segal en El Ensayo Literario en Venezuela, dice lo siguiente acerca de Meneses: “...aporta a la cultura del país, modernos, audaces y muy certeros puntos de mira, innovaciones técnicas que desbordan los límites de la obra de arte y se proyectan como penetrantes métodos de acceso para una indagación de la idiosincrasia venezolana”.

            En La mano junto al muro, este escritor nos revela la posibilidad de juntar lo fantástico con lo real. En su relato resalta la vida que lleva la mujer que se dedica a la prostitución:

 “Cuando ella llegó ya esto era- entre las gruesas paredes del lo que fue fortaleza- el inmenso panal formado por mínimas celdas fabricadas para la actividad sexual, y el tiempo estaba también dividido en partícula de activos minutos.”

            Para la época, la prostitución y la mujer como sujeto de dicho oficio era un tema prácticamente inexistente en la literatura venezolana. Tema sobre el que, a pesar de estar cargado de prejuicios y tabúes, Meneses ofrece una mirada y una opinión del mismo.

            También en Meneses se siente la presencia de la ciudad, de lo urbano; ya no se habla de campos, flores y árboles, ahora se describe el paisaje citadino tal cual es: frío, seco, duro:

“Bajo el sol, bajo el aliento brillante del mar, un monstruo el barrio. Un monstruo viejo y arrugado, con duras arrugas que eran costras, residuos, sucio, oscura miel producida por el agua y la luz, por las mil lenguas de fuego del aire en roce continuo sobre aquel camino de historia que se enrolla en sí mismo”.

            Junto a la vida de la mujer en el cabaret, se encuentran sus sueños, sus deseos, sus ilusiones.

      “Un hombre era risa, deseo, gesto, brillo del diente y de la saliva, arabesco del pelo sobre la frente”.

            Pero también convive lo real, lo que sucede día a día:

      “Ella tomaba las monedas: la medida del tiempo. Encerraba en la gaveta de su mesa de noche un pedazo de vida. O de años... Despertaba sucia de todos los sucios del mundo, impregnada de sucia miel, como el barrio monstruo bajo el viento del mar”.

            El lenguaje que utiliza Meneses en este relato inusual, con palabras que no son frecuentes:

“Una mujer no puede conocer a un hombre. Y menos, cuando el hombre ha desnudado y se ha puesto a hacer coitos sobre ella: cuando se ha puesto a jadear, a chillar, a   gritar sus pensamientos”.

            La estructura de relato es muy parecida a una narración de corte policial. Javier Lasarte, en su libro Literatura Venezolana expresa al respecto:

“un crimen, el asesinato de la prostituta Bull Shit; unos sospechosos, dos o tres marineros; un enigma y la pesquisa a emprender por parte del detective, presumiblemente el mismo narrador del relato”.

Comienza a ser más importante la narración fantástica que la misma trama en este cuento. Meneses pretende mostrar cambios e innovaciones en su esquema narrativo que van a reflejar ideas sobre regionalismo y populismo reformista.

            Entre líneas, el autor refleja opiniones y pensamientos propios, colocados en boca del autor:

      “Son casi iguales la castidad y la prostitución. Tú eres en cierto modo una virgen: una virgen nacida entre las manos de un fraile atormentado por teóricas visiones de ascético lubricidad”.

            Con este cuento, Meneses gana el concurso de cuentos de El Nacional, granjeándose con ello las críticas de los diferentes sectores de la sociedad del momento. “Meneses se convierte en el abanderado de esa tendencia opuesta a todo vestigio de criollismo... y que asumió como consigna la relajación de una literatura de proyección universal”, así lo afirma Javier Lasarte.

            Meneses logra fundir pasado y presente, lo real y lo ficticio, el relato policial en reflexión personal: “La maquinaria narrativa hace que el relato policial se convierta por arte de escritura en una reflexión sobre la vida y el conocimiento artístico”. (Javier Lasarte)

El gran reto de una obra: promover en el lector un deseo de indagación, sembrar en él la semilla de búsqueda. Meneses de alguna manera lo logra, usando disfraces, ocultando verdades para luego mostrarlas en el momento preciso, ese en el cual todo está a punto de desencadenarse y de aclararse, en teoría, aunque tanto lector como autor quisieran continuar con el enigma.

 Yasmín  Suárez Rivas

 

BIBLIOGRAFÍA

  •       Alicia Freilich de Segal: “Guillermo Meneses novelista del azar”. En: El Ensayo Literario en Venezuela. Tomo VI. La Casa de Bello. Colección Zona Tórrida. Caracas, 1991. P. 595.

  •      Javier Lasarte Valcárcel. Sobre Literatura Venezolana. La Casa de Bello. Colección Zona Tórrida. Caracas, 1992.

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