Algunas preguntas al artista

P: Luis, ¿cómo es el proceso de concepción de una obra, especificamente para el espacio digital-virtual?.

R: Una obra es, como todo principio, una idea. Aparece vinculada a una forma
primaria, es una operación mental transitoria que le confiere vida, y se le
concibe articulada en algún substrato material, caprichosa con toda
naturaleza. Pero esa vicisitud, vida propia entendida como metáfora de un
proceso de construcción, está sujeta a los cambios de las múltiples
decisiones que dicta, cuando existe, la necesidad propia de un sentido, que
crées que te conmueve si te dejas llevar. ¡Será ésto o será aquello!
Así de fácil, es igual de complejo el lícito ejercicio, como vehículo, el
recurrir tanto a la plastilina marrón como a un acelerador nuclear de
partículas de pupú, porque siempre en el fondo la pertinencia del medio es
cada vez todavia otra ocurrencia, y el mensaje, rebelde a una moda relativa.

P: ...Y ¿cómo es el proceso técnico de construcción de esa obra?

R: Toda técina es un peaje. Obrar, al menos artísticamente, es hoy un
recorrido místico que persigue esa humildad que se debe profesar ante la
ignorancia y el reconocimiento de la estupidez. Sólo la primera tiene
solución y es trabajo de Salvación. El ejercicio de la multidisciplinaridad
es una práctica esencial para comprender límites y prejuicios, y abrir
generosamente extremidades.

P: Cuáles son las particularidades del medio digital, en comparación con
otros posibles medios o soportes ?

R: Cesare Pavese hizo decir, a través de los equívocos labios del personaje
clásico de Tiresias, que los dioses hablaron siempre demasiado, y que el ser
ciego nunca fue una desgracia distinta del estár vivo.
La telemática genera situaciones de tal ansiedad que el saber es comparable
a la ilusión de pensar que lo que poco se conoce es suficiente.
El vértigo que nos viene de la literatura clásica del mar (y del alcohol), y
que nos devuelve a esa introspectiva orgía lejana y horizontal, es ahora un
buen espejismo ejemplar de la soledad y del honor del navegante, en este
medio viscoso que nos expone en su permanente superficie como seres anónimos
pero desnudos, cuando nos creemos cubiertos, pero sin rostro, cuando en la
cruel verdad nos vemos reflejados, cada uno, como otra complaciente calavera
en una cualquiera catacumba,
! ...y todavía somos extasiables!

P: EL VRML tiende a evolucionar como herramienta de construcción de espacios
virtuales. Hacia donde cree que apunta este desarrollo ?

R: El progreso es el fanatismo de los imbéciles, decía Baudelaire, y no le
faltaba razón.  Entender un nuevo medio es descifrar sus imposibilidades
para decir lo que siempre ha de decirse, y sin embargo poder, de nuevo,
decirlo. Tenemos que volver a conmover, a sacudir y arrebatar nuestras
precarias almas. Así apareció el cine como arte, hijo bastardo de la
tecnología, y todavía nos sorprende.
¿Por qué no  han de entenderse así también los nuevos medios tecnológicos
como recursos expresivos, ya que nos comprometen a vida, sin sucumbir de
nuevo a la admiración inmediata y servil de sus efectos retinianos?.

P: "Cándida Alba". Desea hacer algún comentario destinado al visitante via
Internet, de esta obra. ?

R: Cándida Alba se hizo en un momento en el cual el arte cibernético era,
por lo menos en Venezuela, un divertimento lúdico poco valorado como forma
estética.
Era una parodia infoelectrómecánica de la  falta de solemnidad que le damos
a la muerte; una lápida doméstica con memoria magnética (mostrando su
desnudez instrumental) visitable desde el museo, que es, en principio, otro
cenotáfio. “Sólo se mueren los demás” comentaba cínicamente Duchamp, hombre
muerto.
En su forma original la instalación se presentaba como una lápida
tecnológica, ofreciendo al comodo espectador genuflexado :
La manipulación de una computadora presentando una pagina Web donde se puede
visualizar un cementerio virtual tridimensional, distribuido circularmente
en nichos, que  permite  la visita a su guisa de las tumbas que lo
conforman. El enlace que representa cada una de ellas propone una situación
diferente; un par de imágenes fotográficas en secuencia vertical sugieren
una posible y personal lectura narrativa abierta a toda perspicacia sobre
las circunstancias de esa muerte.
La visión de un monitor de video con la imagen recurrente de un universo
invertido cuyos habitantes acéfalos se desplazan a través de una
espacialidad plasmática, interrumpido puntualmente por la visión cruda de un
rastro lineal y accidentado de sangre.
La presencia  de una lámpara figurativa que reproduce la imagen clásica de
una cara infantil con los ojos cerrados, en sueño,  y los carrillos
inflados, soplando un aire frío que sutilmente alcanza la faz del visitante.

Mérida, octubre de 1.999.