La Antiguedad

 

Los planteamientos filosóficos de Platón, nos  remiten  a que el máximo valor artístico de una obra de arte se adquiere cuando se justifica teórica y matemáticamente. Si nos referimos al arte egipcio encontramos  que para los egipcios la representación contiene una función imitativa y, esta imitación la corroboramos porque las figuras representadas tenían como finalidad perpetuar la imagen del doble. Por otra parte, cuando mencionamos la matemática es necesario conocer que los escultores egipcios no realizaban sus obras a partir de la piedra en bruto, sino más bien, partían de un bloque tallado en forma de prisma, marcando una cuadrícula en sus lados. En la cara frontal del prisma trazaban la figura de frente, y en los lados de perfil, todo ello de acuerdo con el canon.

El canon consistía en el manteniento incondicional de un plano vertical, que cortaba el cuerpo por el centro. Esta "ley de frontalidad" era universal, y no estaba permitida ninguna desviación, es decir, cualquiera que sea la posición que la figura adopte, debe mantener su posición en un solo plano y no puede desviarse o inclinarse a un lado u otro. Basicamente la ley de frontalidad establece que la obra egipcia está regida por el plano vertical. También es necesario mencionar la expresión "visión directa", que significa que las partes de un objeto están reproducidas en su tamaño y proporciones naturales.

Los egipcios usaron el sistema de cuadrícula para proprocionar sus obras. En primer lugar mencionaremos la cuadrícula basada en el ancho de la mano humana. La medida básica de la mano era el puño cerrado. Esto aparece una y otra vez en las estatuas, frecuentemente sujetando un símbolo de autoridad o un amuleto, pero a veces sin ninguno de los dos, así el puño se convirtió en el módulo básico para toda proporción. En segundo lugar, las dimensiones de la figura humana, en la cual el gesto de la mano y el brazo extendido fue también predilecto del arte egipcio y de esto se derivó la medida lineal decisiva: el codo.

El "codo pequeño" se media desde el codo hasta el extremo del dedo pulgar. Contaba de seis anchos de mano y cada ancho de mano se dividía de nuevo en cuatro dedos. Tanto el codo pequeño como el ancho de la mano estaban relacionados con los cuadros de la cuadrícula; así, el cuerpo humano en el canon antiguo media 18 cuadros, esto es, 18 puños ó 4 codos, ó 6 pies (el pie comprende tres cuadros), ó 24 anchos de mano. Esto indica el entrelazamiento y la interacción de proporciones, forma y medida lineal.

Ahora, tomando como ejemplo la Triada de Mecerino que representa al faraón entre la diosa Hathor y la personificación de una provincia (Kynópolis), notamos que la representación es acomodada a determinadas medidas, tomadas a escala humana (dedo, puño, codo) antes descritas; ahora bien, es importante hacer notar que en los tres personajes está muy marcado el puño cerrado, lo cual nos indica como ya dijimos la medida básica para proporcionar, además, basados en la jerarquización –donde el personaje central, por su importancia, se representa más alto que los otros- vemos que el puño de micerino es más grande.

Ahora, si realizamos la cuadrícula patiendo del tamaño del puño de Micerino conseguimos que la obra se proporciona con los 18 cuadros lo que confirma de una forma muy evidente su relación con el canon antiguo para la proporción del cuerpo humano. Entonces si es posible que se cumpla lo de los 18 cuadros, también se debe cumplir lo de los 4 codos, 6 pies ó 24 anchos de mano.

Aunque también aquí podemos mencionar como parte del canon la rigidez, que no impedía la naturalidad; la majestuosidad, nacida de la grandeza de las figuras; la actitud hierática, que conlleva la falta de movimiento; y, el rechazo al realismo como imitación y sentido de frontalidad en las figuras, no aparecen en ellas torciones.

 

Los planteamientos filosóficos de Aristóteles, nos plantean la relación entre materia y forma y  la "techne", como proceso de transformación, dando como resultado un objeto real o forma definida, ejemplo de esto es el arte griego. Los griegos establecieron su propia y original idea de belleza. La relacionaron con la armonía, la proporción, la medida y número. En consecuencia, para el griego todo exceso era un mal en sí mismo, en tanto que la medida y la norma son totalmente necesarios para que exista belleza.

 

El ideal de belleza clásico radica en la armonía y en la perfección, impuestas ambas por el escultor a sus obras. Ciertamente que el resultado infunde a la obra clásica serenidad y equilibrio.

Cuando tratamos de proporción es necesario mencionar a grandes escultores, pero para nuestro caso nos remitiremos a Policleto. Creador del canon de su nombre; estuvo siempre preocupado por las proporciones del cuerpo humano y por la ponderación de las masas en las diferentes actitudes. Rechaza la violencia y presenta el movimiento sosegado y tranquilo; pero sobre todo el equilibrio como resultado de las proporciones establecidas basado en su canon. Este canon se basa en que la obra debe tener una medida igual a ocho veces la cabeza, además de la relación directa que debe existir entre los distintos miembros de un cuerpo humano perfecto.

 

Una de las obras más célebres es el Doríforo o joven portador de la lanza; en la cual está aplicado su canon; el Doríforo es un personaje desnudo y  esbelto, donde hay que resaltar como característica principal el equilibrio que se traduce en  la distribución de la tensión y "peso" que se descarga sobre una  de sus  piernas, mientras que la otra queda libre. También observamos un modelado en planos rectos, un surco que nos señala los pectorales, al igual que la línea de la cintura y sus específicas facciones. Es importante señalar que en esta obra se comienza con el trabajo anatómico, depurándolo de cierta manera, dejando a las líneas que sugieran partes del cuerpo.

Así podemos mencionar que el griego no está interesado en copiar la realidad y se fija más en la belleza ideal, aquella que se consigue cuando las partes se organizan en función del todo.


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