Bellermann, Ferdinand

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Ferdinand Bellermann
Nombre completo Ferdinand Bellermann
Nacimiento 14 de marzo de 1814, Erfurt - Alemania
Fallecimiento 11 de agosto de 1889, Berlín - Alemania
Nacionalidad Alemán
Área Pintor
Firma


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Contenido

Vida y obra

Pintor. Hijo de un curtidor, Ferdinand Gotthilf Bellermann, ingresa en 1828 en la Freie Zeichenschule (Escuela Libre de Dibujo) de Weimar. Allí estudia con Heinrich Meyer, quien fuera consejero de Goethe en temas estéticos y de teoría del arte. Después de morir Meyer, se incorpora en 1833 a la Academia de Berlín para estudiar pintura paisajista con Karl Blechen (1789-1840), en la época en que éste pintaba los interiores del Palmenhaus y su vegetación tropical en la isla berlinesa de Pfaueninse. Blechen conocía la obra de Turner, y sus composiciones, a veces marcadamente románticas, influenciarán a su joven alumno. Poco después, Bellermann escoge a August Schirmer (1802-1866) para tomar lecciones privadas paralelas a sus estudios en la Academia. En 1839, en compañía de Friedrich Preller y otros alumnos, visita la isla de Rügen y en 1840, de nuevo con Preller, viaja por Bélgica, Holanda y Noruega. En 1842, Carl A. Rühs, un comerciante hamburgués dueño de un barco de vela, propicia el viaje de Bellermann a Venezuela, quien pide un subsidio ante el rey Federico Guillermo IV el 3 de abril, que fue apoyado por Alejandro de Humboldt con el fin de que realizara estudios de nuestra naturaleza.

Bellermann partió de Hamburgo (Alemania) el 24 de mayo de 1842 y llegó el 10 de julio a La Guaira, donde permaneció cuatro días antes de seguir hasta Puerto Cabello, trabajando activamente en el pequeño puerto y en San Esteban hasta comienzos de octubre, cuando se dirige hacia Valencia. Bellermann viajará a través de Venezuela durante tres años y tres meses. En este trayecto conoció muchos de los lugares visitados por Humboldt documentándolos ampliamente. El 4 de diciembre se embarca desde Puerto Cabello hacia La Guaira y toma parte en la marcha solemne de la repatriación de los restos de Bolívar hasta Caracas. El 16 de diciembre tiene su primer encuentro con Carl Moritz. Regresa a La Guaira y realiza excursiones por el litoral. En abril de 1843, en Caracas, conoce al naturalista Nicolaus Funck y a Lewis Brian Adams, quien apoya y orienta los trabajos figurativos de Bellermann: "actualmente me ocupo de pintar figuras humanas, para tener algo que hacer. La amistad con el pintor inglés Adam[s] me viene muy a propósito y trabajamos mucho juntos", escribe a su prometida el 23 de abril (1992, p. 85). El 20 de mayo, Bellermann se embarca con Moritz hacia Cumaná, viaja a Punta Arenas, en la península de Araya, y pinta el golfo de Cariaco. En julio se encuentran en Cumanacoa, siguen hacia San Antonio y el 9 de agosto Bellermann y un religioso del pueblo, el padre Nicolaus, visitan la cueva del Guácharo en Caripe: construyen una choza, en la que acampan ocho días, y además de numerosos dibujos y estudios al óleo, penetran más profundamente que Humboldt y Agustín Codazzi y elaboran un mapa, actualmente perdido. Pronto regresan a Caripe pero a finales de agosto realizan una segunda visita, de tres días, a la célebre formación geológica. El 4 de septiembre se encuentran de nuevo en Cumaná y el 21 llegan a Puerto Cabello. Como se deduce de una carta de Ignaz von Olfers, director del Museo de Berlín, para ese entonces Bellermann ya había editado una litografía de Puerto Cabello (realizada a color por August C. Haun) y tenía ocho encargos de pinturas en Venezuela. El 15 de noviembre se embarca hacia Angostura (hoy Ciudad Bolívar), pasa por Cabo Codera, Margarita, Santa Lucía y Barbados, hasta la boca del Orinoco, a donde llega el 1 de diciembre. Desde el 12 hasta el 24 de ese mes permanece en Angostura. El 9 de enero de 1844 se encuentra en Puerto Cabello, sigue sus excursiones y llega hasta el lago de Valencia. Pinta El Palmar, la hacienda de los Vollmer en San Mateo (Edo. Aragua), comisionado por su dueño. Luego se dirige a Cagua y Villa de Cura (Edo. Aragua) donde compara los paisajes con los de Claude Lorrain, y dibuja y pinta la propiedad de los Bolívar en San Mateo (Edo. Aragua). El 9 de marzo, con Moritz, se dirigen a la Colonia Tovar, que en aquel entonces acababa de ser fundada por inmigrantes alemanes. Codazzi y Alexander Benitz, su administrador, le piden a Bellermann una panorámica para presentarla al Congreso (actualmente desaparecida). Otra panorámica pertenece a la Galería Nacional de Berlín. El pintor realiza excursiones con Benitz, célebre grabador de mapas. El 15 de julio abandona la colonia y se dirige a La Victoria, y a finales de mes se encuentra en Caracas. Los trabajos del pintor alemán deben haber despertado un gran interés ya que es visitado por curiosos y conocedores, entre ellos Ramón Páez y (¿Charles?) Thomas. De esa época son sus excursiones a El Valle y Chacao. A finales de mes trabaja con Adams en el Anauco.

Una segunda ayuda imperial llega en septiembre, con la cual puede dirigirse a Mérida, que no fue conocida por Humboldt, de allí el interés de éste en promocionar los registros del joven pintor alemán. El 7 de octubre se embarca con Moritz hacia Maracaibo, el 26 llegan a La Ceiba e inician el viaje por tierra, el 27 están en Betijoque, siguen hacia Escuque y el 30 avistan Valera. El 3 de noviembre llegan a Mérida donde permanecen hasta el 11 de marzo de 1845 después de realizar numerosas excursiones en los alrededores. Las obras realizadas por Bellermann en los Andes figuran entre lo mejor de su producción: el Valle de la sierra de Mérida, Vista de la casa del artista en Mérida o Páramo en la sierra Nevada de Mérida son extraordinarias vistas en donde las formas geológicas se ven despojadas de elementos anecdóticos o alegóricos. Al respecto ha escrito Renate Löschner: "mediante primeros planos oscuros, siluetas de árboles y arbustos como marco, y riscos que descienden en forma de cuña en el lienzo, Bellermann adoptó conocidos motivos del paisajismo europeo que se basaba esencialmente en el paisaje ideal del siglo XVII" (1977, p. 23). Aquí los puntos de vista estéticos de Humboldt son de primordial importancia: las formas naturales, las montañas y la vegetación, crean una presencia estética inmanente. A pesar de su singular capacidad de observación, tan evidente en dibujos como Helechos en Galipán, Bellermann no deja de reconocer en los bosques americanos "características que sólo un Claude Lorrain y un Salvator Rosa podían inventar". El 26 de abril los exploradores están de regreso en La Guaira. De esta época son algunas de sus magníficas vistas del litoral. El 19 de julio va a Caracas a pintar una vista de la ciudad a petición de Vollmer. Trabaja intensamente todo el mes de agosto y el 7 de septiembre abandona definitivamente la ciudad. El 28 de octubre se embarca en Puerto Cabello, y llega a Hamburgo (Alemania) el 15 de noviembre. De su producción venezolana deben resaltarse el notable Paisaje de Caracas con viaducto y el puente de La Trinidad, al fondo el valle de Chacao y el Grupo de árboles altos en un río del valle de Caracas (ambos entre 1844 y 1845), así como sus imágenes de ruinas, tanto en apuntes a lápiz (Monumento en Caracas, 1842; Convento de los capuchinos en Maiquetía, 1844-1845) como óleos (Ruinas de la Iglesia de las Mercedes en Caracas o La Iglesia de La Pastora en un barrio de Caracas destruido por un terremoto, 1844-1845).

En 1846 y 1847 expuso en la Academia de Berlín vistas venezolanas. Sus litografías de La Guaira y Puerto Cabello señalan que entre sus planes debió estar el proyecto de un libro de viajes como el que publicara Rugendas sobre Brasil, lo que desafortunadamente no pudo realizar. Muchos de los bocetos a lápiz de Bellermann tienen indicaciones de colores para futuros cuadros, pero posiblemente también para futuros grabados a color, y algunos de ellos fueron litografiados en una edición póstuma preparada por Hermann Karsten: Ferdinand Bellermann, Landschafts - und Vegetationsbilder aus den Tropen Süd-Amerikas. Nach d. Natur gez. v. Ferdinand Bellermann (Berlín, 1894). En 1849, Bellermann acepta un cargo de maestro de dibujo y, entre 1851 y 1852, realiza dos grandes murales para las salas de antigüedades nórdicas del Nuevo Museo de Berlín. Viaja a Italia entre 1853 y 1854, y también en 1877. En 1866 es nombrado profesor y sucesor de August Schirmer como maestro de pintura paisajística de la Academia de Berlín, después de ser su suplente por dos décadas y, en 1867 y 1873, representa a Prusia en las exposiciones mundiales de París y Viena con cuadros de tema tropical. Así como los apuntes marroquíes de Delacroix fueron usados por el pintor durante 20 años, los apuntes de Bellermann en tierra venezolana aparecerán en su pintura futura con puntual reincidencia: Federico Guillermo IV adquiere La cueva del Guácharo, de 1850, tema al cual regresará con frecuencia el pintor que realizará un Atardecer en el valle de Antímano en 1856, o el Atardecer en el golfo de Cariaco y La cueva del Guácharo, ambos en 1874. Al momento de morir, las corrientes del arte seguían cursos totalmente distintos y la obra de Bellermann había sido prácticamente olvidada. Su último cuadro, un paisaje del Orinoco, quedó colocado en su caballete. Renate Löschner adjudica este olvido al poco interés que existían en Alemania por los estudios a plein air como los de Blechen y Bellermann y agrega que "las aspiraciones y esperanzas de Humboldt de que el descubrimiento artístico del mundo tropical enriquecería la paisajística europea, llevándola a una nueva consagración, lamentablemente no pudieron realizarse" (1979, p. 31).

La Galería Nacional de Berlín, que posee gran parte de la obra de Bellermann, registra de este artista 116 croquis a lápiz de paisajes y flora; 11 vistas de casas, plazas, iglesias e interiores a lápiz; 5 bocetos de tema figurativo; 77 esbozos de paisajes en óleo; 11 dibujos en óleo de flores, ramas y arbustos; 4 óleos de palmas; 8 croquis de primeros planos y detalles, y 10 óleos de personajes locales, además de 5 cuadernos de croquis. La Gobernación del Distrito Federal (Caracas) cuenta en su colección con una pequeña Vista de Caracas (35 x 40 cm), posiblemente realizada durante la presencia del artista en el país, mientras que la GAN adquirió en 1993 Am Orinoco (h. 1860) y, en 1995, Atardecer a orillas del río Manzanares, Cumaná (1867). Comentando su trabajo, Alfredo Boulton señaló: "la obra venezolana de Bellermann ha debido causar cierto revuelo en el ambiente artístico de la apacible ciudad, a causa del exaltado lenguaje pictórico que utilizaba el alemán. Su pintura tiene una expresión vigorosa y valiente, que con seguridad llamaría la atención a nuestros pintores locales, pues la suya era rica en pasta, en toques nerviosos, en colorido, y rica también en luz. Esa forma de expresar la naturaleza no había sido vista anteriormente en nuestro medio. Por esa razón, precisamente, es que cobra importancia su llegada […]. En manos de Bellermann, el paisaje adquiere por primera vez en nuestro medio una calidad y una importancia propias" (1968, p. 127). Por su parte, Renate Löschner comenta: "Bellermann realizó ante la naturaleza bocetos al óleo y en témpera, pintando sobre cartón y también sobre lienzo. Sus creaciones se basaban enteramente en el color. Se preocupaba por reproducir la impresión inmediata del paisaje, analizando profundamente la luz del ambiente. En muchas representaciones captó modificaciones de colores en la naturaleza debidas a fenómenos atmosféricos. Con especial atención observaba la vegetación, las cumbres y los colores habituales del paisaje. Su modo realista de mirar las cosas y su actitud artística ante la naturaleza remiten a Blechen, del que con gran probabilidad ha adoptado la técnica de pintar croquis a color. Algunos de sus cuadros, especialmente aquellos que reproducen el paisaje impregnado de luz y humedad, hacen recordar a su maestro" (op. cit., p. 21).

Exposiciones póstumas

  • 1991 "Ferdinand Bellermann en Venezuela. Memoria del paisaje, 1842-1845", GAN

Colecciones

Angermuseum, Erfurt, Alemania / Fundación Palacios y Jardines Estatales, Potsdam, Alemania / Galería Nacional, Berlín / GAN / Gobernación del Distrito Federal, Caracas / Instituto Iberoamericano, Berlín / Museo de Kaliningrad, Rusia

Fuentes

  • Bellermann, Ferdinand. "Cartas de Ferdinand Bellermann a Friederike Möller". En: Ferdinand Bellermann en Venezuela. Memoria del paisaje, 1842-1845 (catálogo de exposición). Caracas: GAN, 1992.
  • Boulton, Alfredo. Historia de la pintura en Venezuela, II. Caracas: Editorial Arte, 1968. Segunda edición en Caracas: Armitano, 1975.
  • Löschner, Renate. "La presentación artística de Latinoamérica en el siglo XIX bajo la influencia de Alexander von Humboldt". En: Artistas alemanes en Latinoamérica (catálogo de exposición). Caracas: MBA, 1979.
  • Löschner, Renate. Bellermann y el paisaje venezolano 1842-1845. Caracas: Asociación Cultural Humboldt-Fundación Neumann, 1977.

Créditos

Comentarios

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