Baldó, Blanca

Revisión del 13:38 21 feb 2018 de Elibeth Castillo (Discusión | contribuciones) (Aquí, poemas de su primer libro)

Revisión del 13:38 21 feb 2018 de Elibeth Castillo (Discusión | contribuciones) (Aquí, poemas de su primer libro)

Blanca Baldó
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Nombre completo Blanca Baldó
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Contenido

Biografía

Actriz, productora cinematográfica, poeta. Nació en Caracas en 1952; ha vivido en Europa, Estados Unidos y México. En Venezuela participó en las películas “Orinoko, Nuevo Mundo”; “Amerika, tierra incógnita” y “Candelas en la niebla”. Autora de los poemarios “Adicta al miedo” (1991) y “Teorema del caos” (2012).

Por Beatriz Alicia García

Actriz, productora y poeta venezolana. Participó en algunas películas del director venezolano Diego Rísquez, Orinoco, Nuevo Mundo; Amérika, tierra incógnita. Ha publicado dos libros de Poesía: Adicta al miedo (Fundarte, 1991) y Teorema del caos (El Perro y La Rana, 2012), del cual comparto algunos textos. De Teorema del caos me gustó su telurismo, la manera en que la voz lírica vincula la naturaleza, las sensaciones y los sentimientos, la plenitud y el vacío, la narración y la poesía. Marca para mí, que con cierta frecuencia asisto a recitales poéticos, una diferencia respecto a lo que se escribe y se hace público en Caracas, mi ciudad. Estoy quizá algo saturada del intimismo, el yo de protagonista impúdico.

Obra

Aquí, poemas de su primer libro

Yo estoy adicta al miedo.

Mi verdadera adicción es la paranoia.

Es un mal que está en el aire.

Muchos lo reconocerán.

Unos se meten debajo de la cama.

Otros se esconden en el closet.

Otros, simplemente, oyen voces.

Es un mal adánico.

¿Por qué te escondes?

Porque estoy desnudo.

**

Mi mamá he de esconderla,

es un monstruo,

es un genio.

Es un ángel por lo tanto incomprendido.

-

Cuando yo tenía veinte años ya Dios me había

iluminado

El monstruo como yo, molesta,

debe quedarse en su jaula.

Tener un hijo tan inteligente es como te-

ner un hijo anormal

**

A imagen y semejanza de Luzbel, fui creada

la más bella,

la más inteligente y la más perfecta.

Para hacer mi caída más estrepitosa.

¿No quieren un mordisco de mi nueva manza-

na?

por supuesto imaginaria…

eléctrica.

Dije que juego mientras el corazón aguan-

te. La máquina me ha sido fiel a pesar de las

exigencias.

¿Es Dios tan analítico consigo mismo?

A Cristo le dio la fe.

Curar es bello.

¿Cómo curar mi espíritu herido?

Me das la belleza, la sabiduría, el sentir

para que sepa que no sé nada que siendo

el más debo de pasar la trampa, a cada quien

la suya.

Me enseñas todo para que todo se me ol-

vide

Quizás eres tan perfecto, tan fuerte que

necesitas un espejo

que se quiebre.

El espejo es tu poesía, no más que la natura-

leza.

Yo soy la evolución que se hace en un cuar-

to solitario.

Sin testigos.

Por pudor.

**

no hablo de mi muerte

porque mi muerte ya fue

recuerdo a todos mis novios

llevando mi ataúd.

la única.

dejé entonces

de pelear con ellos,

y fui perfecta en el recuerdo.

8 de mayo de 1990

**

Soy la mujer que ve su cara

a ratos derretirse en el espejo.

Soy el sentimiento de la mujer.

Soy Jeane Moreau,

Cleopatra,

Marilyn.

Apenas atravesando

los límites de la belleza.

¿Eres amarga?

A ratos soy bella.

Es como un ácido:

existe y luego no existe.

Durante años caminé por las calles,

todas las miradas volteándose a mi paso.

Hace años que me suicido

pero no muero.

¿Cuántas veces he muerto?

Renazco en mi rompecabezas de cada instante.

**

Quiero estar sola.

Este rato tan rico,

tan mío.

mi cuarto, mi rato

es mío.

Mi disfraz, Amerika.

Si dudo es porque no me acuerdo de que

soy, era y sigo siendo la inspiración.

A los treinta y siete, edad en que Norma

Jean murió.

_________________________________________________________________________

Adicta al miedo

Blanca Baldó

Fondo Editorial Fundarte

Cuadernos de difusión N° 172

Caracas, 1991


Teorema del caos, 2012

El vacío.

La caída,

    estruendo sin sonido
    (Blanca de nubes de agua)

El país de Kanaima.

Entre dos montañas de selva tropical, la cascada de agua blanca y dorada convertía en nubes su estruendosa caída.

Sugiere, grita, exige un sacrificio. El paisaje de Kanaima se extendía a lo lejos, por ríos y montañas. Desde lo alto de la cascada, el observaba con las piernas abiertas como un coloso.

A ratos me arrastraba para contrarrestar el llamado mortal.

Los partes de guerra nos llegaban en forma de radionovela.

Se sentía el llamado de un Dios.

Kaeiteurfalls, Guyana, 1991

&&&

Años y años pájaros y cascadas, lágrimas que te vi en los ojos.

He visto quizá una mirada que no olvido. Fue tu mirada de amor ante mi pequeñez... mi duda.

Todo el mundo tiene el derecho de estar aquí.

Ya comencé mi camino hacia la selva, mi selva primaria, camino de luz.


&&&


Necesito un vientre, un silencio, una pausa.

Volver a nacer.


Caracas, 1993


&&&


Pero entonces el desorden. Uno trata de poner orden y siempre hay un factor impredecible. Hablo del caos como el supremo orden. El factor inesperado modifica todo lo planeado. Se impone el libre albedrío de la naturaleza. ¿Quién ordena que dos gotas de agua se junten en la caída de una catarata?

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