Castillo, Pedro
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Contenido
Vida y obra
Pintor y tallista. Hijo de Silvestre Castillo, natural de Málaga (España), y de Francisca Ynojosa. Escasos datos biográficos se tienen de este pintor autodidacta, entre ellos las breves notas escritas por su yerno Juan Antonio Michelena, el padre de Arturo Michelena. Su niñez transcurrió en Villa de Cura (Edo. Aragua) y Caracas, a donde se trasladó con su madre y su hermana. A los 12 años ya tenía conocimientos del dibujo al creyón, el esfumino, la miniatura en marfil y la acuarela, y a los 16 era ya pintor al óleo, había adquirido conocimientos en el ramo de la pintura de ornamentación al fresco y paisajes, y ejecutaba retratos "con un parecido admirable". Michelena recuerda que Castillo perfeccionó sus conocimientos recibiendo dos lecciones por semana a razón de cuatro reales, bajo la dirección de un pintor italiano, "hábil dibujante y colorista". Es posible que se tratara de Onofre Padroni, miniaturista y pintor al fresco, aunque éste estuvo por muy poco tiempo en Caracas (entre 1804 y 1805). En 1806 pinta una Virgen del Rosario y poco después es llamado a Villa de Cura (Edo. Aragua) para ornamentar y decorar la casa de un señor Ríos, realizando allí varios paisajes "que complementaban la bella pintura de la casa". Tras la derrota de los patriotas en La Puerta (Edos. Aragua y Guárico), en 1814, Castillo fue perseguido por haber sido propagandista fervoroso de la causa independentista y emigra a Valencia (Edo. Carabobo), donde fue por mucho tiempo el único pintor reconocido de la ciudad. Allí, además de sus trabajos pictóricos, realizó esculturas y fue un buen dorador sobre madera y vidrio y en el ramo de esmaltes sobre plateados bruñidos con colores. Aparte de las lecciones que recibió de su maestro italiano, Castillo siguió perfeccionando su arte estudiando en los libros las obras de pintores como Mengs, lecciones de dibujo lineal, arquitectura y caligrafía, que llegó a dominar con maestría.
Hacia 1827, año en que el artista formaba parte del Concejo Municipal de Valencia, se le encomendó una escultura, La esperanza (hoy desaparecida), para rematar la torre sur de la iglesia parroquial, hoy Catedral de Valencia, y en 1828 un Ángel de la Guarda, encargado por Jesús María Guerra. También de 1829 a 1830, según Francisco González Guinán (1927, p. 69), realiza las pinturas murales en falso fresco de la Casa-Museo General José Antonio Páez (Valencia, Edo. Carabobo), donde éste vivió entre 1830 y 1831, y que representan algunas escenas mitológicas (en las que incluye el desnudo neoclásico) en el salón principal, y las principales victorias del célebre caudillo durante la guerra de Independencia, pintadas con el sistema de perspectiva a la caballera o de vista a vuelo de pájaro en los corredores: "las obras de Pedro Castillo son el primer testimonio en Venezuela de una pintura de guerra en la que un artista venezolano asume la difícil tarea de realizar una composición histórica sobre un hecho bélico, representando el desarrollo de la acción militar propiamente dicha, con multitud de soldados en un escenario tropical, con anotaciones geográficas y topográficas detalladas" (González Arnal, 1992, p. 16). Cuando el consejero Lisboa visita Valencia, en 1853, encontró que las pinturas, de "tosco pincel", habían sido parcialmente destruidas y que la figura de Páez, que sobresalía en ellas, había sido simplemente raspada de las imágenes por la reacción monaguista de 1848 (1954, p. 194). Aparte debe subrayarse la calidad del trabajo caligráfico de Castillo en los frescos de la Casa-Museo General José Antonio Páez (Valencia, Edo. Carabobo): en 1909, Eloy Palacios, en un informe preliminar como director de la Casa, lo calificaba de obras maestras (González Guinán, op. cit., p. 72). Además de las leyendas al pie de los cuadros, Castillo había inscrito en las cornisas laterales los nombres de los próceres de la Independencia, entre ellos a José Tadeo Monagas, quien tendría tan oscuras repercusiones en la vida de Páez. Finalmente, no debe desestimarse en estas obras de Castillo el trabajo paisajístico: en Mata de Miel y en la Acción del Yagual, el río circunscribe el espacio, y en Queseras del Medio, una llanura en distintos planos ocupa tres cuartas partes del espacio con un cielo de nubes diluidas al fondo. En 1829, cuando el general Páez monta Otelo en su casa, el decorado estuvo también a cargo de Castillo. Según escribe John G. Williamson en su Diario (16 de septiembre de 1838), Páez poseía en el cuarto superior de su casa de Caracas, La Viñeta, los retratos de todos los miembros de su familia pintados por Castillo (1954, p. 200), de allí que le pidiera a su amigo sir Robert Ker Porter que posara para el pintor, a quien había traído de Puerto Cabello; el retratista termina su "retrato chino" al día siguiente (Williamson, op. cit., 21 y 22 de agosto de 1833), lo que desdice comentarios como los de Ramón de la Plaza quien señalaba que Castillo "dióse a pintar retratos, en que la semejanza con sus modelos era perfecta" aunque también agregaba que "no conocía, sin embargo, ni el dibujo correcto, ni mucho menos los secretos del colorido" (1883, p. 231). Según Alfredo Boulton, Páez guardaba el retrato de Porter, de cuerpo entero y gran uniforme, en La Viñeta (1968). El Retrato de Juan José Páez, 1833; el Retrato de un caballero (colección GAN), tal vez alguno de los amigos que recuerda Michelena en su breve biografía; el retrato del presbítero y doctor José Vicente de Unda, obispo de Mérida (1836); la Niña María del Rosario Febres Cordero Monagas; el retrato de Ramón Montilla y su esposa Micaela Tronaes (1851). Entre sus obras religiosas se conservan Nuestra señora del Rosario (colección Pro Cultura de Venezuela, Caracas) y su Santísima Trinidad (Iglesia de San Francisco, Valencia, Edo. Carabobo). A Castillo también se le atribuyen dos pinturas sobre madera La Última Cena y La Anunciación (Catedral de Valencia, Edo. Carabobo).
Juan Röhl, al referirse a su producción artística expresó: "estas ocho pinturas [de la Casa-Museo General José Antonio Páez] constituyen uno de los documentos más interesantes y curiosos que conservamos de la Epopeya Libertadora, tanto por el valor histórico como por la manera ingenua, sincera y de candorosa espontaneidad con que están concebidas y ejecutadas. Las pinturas del gran salón representan: La serpiente pitón, Minos, Eaco y Radamanto, Arión, El casamiento de Venus y El juicio de Paris. Estos paneles fueron semidestruidos por pintores de brocha gorda a fines del siglo pasado [XIX] y rehechos posteriormente por el artista Germán Otero, no con mucha eficiencia. A juzgar por la ordenada composición de las figuras en ellos representadas, sospechamos que fueron copiados de láminas ejecutadas en Europa. De su mano eran quizás las decoraciones murales en la antigua Casa Municipal de Valencia, con representaciones de las batallas libradas en Carabobo; en Naguanagua, ganada por Páez, y la defensa de Valencia por Urdaneta contra Boves en 1814. La Casa Municipal fue derribada [en 1921] para construir el nuevo edificio de la Municipalidad y no se tomó la precaución de dejar una constancia fotográfica de los murales. […] Uno de los mejores ejemplos de los retratos ingenuos pintados por Castillo, es el del doctor [obispo] José Vicente de Unda [1857, colección Concejo del Municipio Libertador, Caracas]. De colorido pobre y próvido de detalles innecesarios, la actitud del prelado en ademán de bendecir es sin embargo, muy expresiva" (1966, pp. 30-32).
Obras
Colecciones
Casa-Museo General José Antonio Páez, Valencia, Edo. Carabobo / Concejo del Municipio Libertador, Caracas / GAN / UC
Fuentes
- Boulton, Alfredo. 20 retratos del general José Antonio Páez. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1972.
- Boulton, Alfredo. Historia de la pintura en Venezuela, II. Caracas: Editorial Arte, 1968. Segunda edición en Caracas: Armitano, 1975.
- Esteva-Grillet, Roldán. "Tradición y modernidad en la pintura valenciana del siglo XIX". En: Perfiles de eternidad (catálogo de exposición). Valencia: Ateneo de Valencia, 1998.
- Esteva-Grillet, Roldán. Vida y obra de Pedro Castillo (1790-1858), decorador de la casa del general José Antonio Páez en Valencia. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2004.
- González Arnal, María Antonia. "La obra de artistas nacionales y extranjeros en la primera mitad del siglo XIX". En: Escenas épicas en el arte venezolano del siglo XIX (catálogo de exposición). Caracas: GAN, 1992.
- González Guinán, Francisco. Tradiciones de mi pueblo. Caracas: Empresa El Cojo, 1927. Segunda edición en Caracas: Colección Cuatricentenario de Valencia, 1954.
- Juan Antonio Michelena. Un testigo de la gloria (catálogo de exposición). Caracas: Museo Arturo Michelena, 1994.
- Lisboa, José María (consejero). Relación de un viaje a Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Caracas-Madrid: Ediciones de la Presidencia de la República-Edime, 1954. Primera edición en 1865.
- Porter, Robert Ker (sir). Sir Robert Ker Porter's Caracas Diary, 1825-1842. A British Diplomat in a Newborn Nation. Caracas: Walter Dupouy Editor, 1966.
- Röhl, Juan. Arturo Michelena 1863-1898. Su vida y su obra. Caracas: Editorial Arte, 1966.
- Williamson, John G. Caracas Diary 1835-1840. Baton Rouge: Camellia Publishing Company, Inc., 1954.
Créditos
- Galería de Arte Nacional (GAN) http://www.gan.gob.ve
- Elvis Pérez. Estudiante de la Licenciatura en Historia del Arte de la ULA. Correo electrónico: sanelvis_81@hotmail.com
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