317
ediciones
Cambios
→Las líneas y colores de un río (Aproximación a la obra plástica de Rómulo Contreras)
Se produce otro amago; arranca, para el espectador, otra experiencia. Observa cómo llega Contreras al paroxismo en la transmutación de colores y líneas. El alambre flotante, fuera de su espacio original, el remolino del cual formaba parte, invita al tacto. Nace, vivaz, palpitante, la posibilidad de mirar de “otra” manera la propuesta, o desafío de este artista que reinventa, con verdadera maestría, los hallazgos de Jesús Soto, en sus Escrituras. Porque Contreras, al jugar con la transverberación de los colores y líneas, crea otro cuerpo que redondea el viaje, lo completa. El garabato de alambre suena, brilla, resume todo el viaje de colores y líneas. Pero estos hallazgos formales no hubieran sido logrados por el artista, sino, hubiese arrancado su indagación, hace más de veinte años, a partir del estudio y de la reinvención de la obra de Kasimir Malevich, el gran creador del suprematismo en el arte.
'''Líneas y constructos: la creación de nuevos significados y los volúmenes virtuales.'''
En el año 1915, Malevich publicó el Manifiesto del suprematismo. Allí, esencialmente, proponía la supremacía de la sensibilidad pura en las artes. Esgrimió su defensa radical de la obra abstracta como eslabón último de un proceso de color y de síntesis, iniciado a partir del punto de vista cubista. Para Malevich la presencia de referencia a lo real en la obra de arte constituía un “estorbo”, una desviación de los sentidos. Radicalmente, proponía la visión pura, la expresión de una sensibilidad nueva que se alejara de la visión naturalista o realista del arte.
La vibración de la línea y el juego a configurar planos y espacios que se yuxtaponen uno frente a otro, establecen el recorrido del ojo del espectador en su afán de buscar un final o comienzo del tránsito por una obra que nace y se anuda, formalmente, en un voluptuoso espejeo de colores y líneas. Y al conformar la ilusión de un plano que gira, de un color que se funde con otro, o se degrada, sólo se fundamenta en un viaje ensoñante: la seducción del espectador nace y concluye en el ansia por seguir en el tránsito tras un volumen cuyo poder de seducción brota de su capacidad de transmutación constante. Se torna rombo, cuadrado, rectángulo y columna de la cual flotan pequeños rectángulos en una constante gravitación de formas.
'''Entre el expresionismo abstracto y el universo constructivista y geométrico.'''
Si existe un elemento que se reitera en las indagaciones de Contreras radica en la línea dadora de segmentos, volúmenes y giros sobre la superficie de la obra. Ella sola, desde sus indagaciones más tempranas, configura un espacio sugerente. Una línea flota, gira, da vueltas, se hace red, tramado sugerente.