Humboldt, Alejandro de
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Alejandro de Humboldt | |
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Nombre completo | Alejandro de Humboldt |
Nacimiento | 14 de septiembre de 1769, Berlín - Alemania |
Fallecimiento | |
Nacionalidad | Alemán |
Área | Científico, dibujante y teórico del arte |
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Contenido
Vida y obra
Científico, dibujante y teórico del arte. Hijo de Alexander Georg Humboldt y Marie Elizabeth von Colomb. Sus estudios iniciales los recibió en la residencia paterna en Tegel, cercana a Berlín y en la Universidad de Francfort del Oder, Alemania (donde ingresa en octubre de 1787 y permanece hasta el año siguiente). También fue temprana su formación artística: junto a Daniel Chodowiecki aprende la técnica del grabado en cobre. Sus trabajos artísticos fueron de tal calidad que entre los años 1786 y 1788 fueron expuestos en la Academia de Berlín. En abril de 1789 ingresa en la Universidad de Gotinga (Alemania), donde su hermano Wilhelm ya cursaba estudios. Humboldt entablará amistad con Georg Förster, un célebre botánico de la época, explorador y narrador de viajes. En 1790, ambos realizan un viaje por la cuenca del Rin, llegan a Bélgica e Inglaterra y se encuentran en París al estallar la Revolución. Ese año, de vuelta en Alemania publica su primer estudio científico, Observaciones mineralógicas sobre algunos basaltos en la cuenca del Rin, y se matricula en la Academia de Minas de Freiberg. En 1792 es nombrado assesor cum voto del Departamento Prusiano de Minas, del cual llegará a ser primer consejero en 1795. El 20 de junio de 1793 es aceptado como miembro de la Academia Alemana Leopoldina-Carolina de Naturalistas y recibe la Aura Medalla Sajona de Artes y Ciencias. En este período, a fin de prevenir las explosiones de grisú, construye una lámpara inextinguible y una máquina respiratoria para uso de mineros; reorganiza las explotaciones auríferas y cupríferas y crea una escuela técnica para mineros novicios pagando los gastos iniciales de su propio pecunio. Al mismo tiempo realiza mediciones magnéticas, geográficas y metereológicas en las regiones adyacentes a Salzburgo; sus observaciones geodésicas introdujeron grandes adelantos en la cartografía del país. A mediados de diciembre de 1794, en una visita a Jena, conoce a Johann Wolfgang von Goethe.
En 1796, al morir su madre, y dotado de una fortuna personal, Humboldt abandona sus servicios al Estado y se propone llevar a cabo sus estudios científicos. Al año siguiente se encuentra de nuevo en Jena en casa de su hermano, profundiza su amistad con Goethe, no así con Friedrich von Schiller, quien no ocultará sus reservas sobre el naturalista ("una vanidad demasiado mezquina e inquieta aún impregna todos sus actos" escribía el poeta a Körner en agosto de 1797). Humboldt realiza observaciones astronómicas con Franz von Zach. Entre agosto y octubre se encuentra en Viena, y, desde finales de abril hasta finales de octubre, en París. El Directorio de Francia, empresa que auspiciaba los viajes de investigación, promueve una expedición científica por todo el mundo encabezada por el ya anciano Boungaville (que pronto es sustituido por el capitán T.N. Baudin): Humboldt sueña con unirse a ella cuando conoce por casualidad, en el hotel donde ambos se hospedaban, al botánico Aimé Bonpland, con quien parte a Marsella (Francia) con la idea de dirigirse a Argel (Argelia) tras la retaguardia del ejército napoléonico; pero después de días de espera infructuosa, se dirigen a Cádiz (España) con la esperanza de seguir a Esmirna (hoy Izmir, Turquía). Al no lograr cruzar el Mediterráneo, los dos científicos llegan en febrero a Madrid y solicitan y obtienen permiso de Carlos IV para una expedición a la América española: en la decisión real fue decisivo el interés del rey por los informes del Humboldt sobre las minas en América; así, los dos científicos se embarcan el 5 de junio de 1799 en La Coruña (España), entre el 19 y 25 de junio exploran Santa Cruz de Tenerife (España) y arriban a Cumaná el 16 de julio en la fragata Pizarro.
Humboldt y Bonpland permanecen cuatro meses en la entonces gobernación de Nueva Andalucía realizando todo tipo de trabajos científicos: instalan un observatorio en el castillo de San Antonio de la Eminencia, visitan la ciudad del Manzanares, el golfo de Cariaco y las salinas de Araya; en septiembre se internan por el valle de Caripe, conocen la cueva del Guácharo y después de estudiar a las tribus de los chaimas regresan a Cumaná por Catuaro y Cariaco. El 28 de octubre observan un eclipse de sol, el 4 de noviembre presencian temblores de tierra y el 12 de ese mes una lluvia de estrellas. El 16 parten hacia Caracas por Nueva Barcelona e Higuerote. El 21 llegan a La Guaira y de inmediato se dirigen a Caracas, donde permanecen hasta el 6 de febrero de 1800. Según Manuel Landaeta Rosales, Humboldt visita el taller de Juan Lovera, quien lo retrata. En Caracas los dos sabios escalan la montaña que domina el paisaje urbano, la Silla, de la cual Humboldt hizo un estudio que será posteriormente redibujado por Pierre-Antoine Marchais y grabado por Bouquet e incluido en Vistas de cordilleras (Vues des cordillères, París, 1810). La expedición humboltiana sigue su recorrido por el lago de Valencia y los valles de Aragua, cabalgando hacia Puerto Cabello en dirección sur. Siguiendo por los llanos de Guárico, y luego el Apure, navegan el Orinoco; del 10 de mayo hasta el 10 de julio van de San Carlos a orillas del río Negro por el Casiquiare y luego de nuevo por el Orinoco hasta Angostura (actual Ciudad Bolívar). En esa región, Humboldt pudo comprobar las virtudes curativas del cortex Angosturæ proveniente de la Galipea officinalis, y fue el primer europeo en presenciar la preparación del curare. De allí remontan el Orinoco hasta el Delta hasta llegar al mar de las Antillas, y finalmente a Cumaná, desde donde se dirigirán a Cuba a finales de noviembre.
Desde esa isla se dirigen a Cartagena de Indias a donde llegan el 30 de marzo de 1801. En Nueva Granada permanecen ocho meses: navegan por el río Magdalena, llegan a Honda y siguen hacia Bogotá, a donde arriban el 6 de julio y permanecerán dos meses; continúan el viaje por tierra hacia Ecuador, atravesando el Paso del Quindío para llegar finalmente a Popayán, donde los recibe el famoso botánico José Celestino Mutis, discípulo de Linneo. En Nueva Granada Humboldt realiza algunos de sus mejores dibujos, los cuales entregará en Roma a Joseph Anton Koch, quien estilizará la célebre imagen del Paso, grabada posteriormente por Duttenhofer en Sttutgart para las Vistas de cordilleras. Los viajeros llegan a Pasto a finales de diciembre y, para el 6 de enero, se encuentran en Quito. En esa ciudad, Humboldt es retratado por José Cortés. A los expedicionarios se les han unido Francisco José de Caldas, venido con ellos desde Nueva Granada, y el joven Carlos de Montúfar; juntos exploran las selvas de esmeraldas, escalan el Pichincha y el Chimborazo (el 23 de junio de 1802), penetran por Leja y las selvas de la quina, ascienden al valle de Cajamarca, bajan por las costas occidentales hacia Trujillo y llegan a Lima el 2 de octubre. En las Huacas incaicas, Humboldt hace observaciones arqueológicas y, en El Callao, el 9 de noviembre, el tránsito de Mercurio le permitió definir con precisión la longitud del lugar. Durante la travesía marítima hacia Guayaquil estudia la corriente marina polar que actualmente lleva su nombre. A comienzos de 1803 regresan a Ecuador, pasan una semana en Guayaquil y exploran las selvas de Babahoyo. En Ecuador, Humboldt realiza esbozos importantes que se convertirán, a su paso por manos de otros artistas y grabadores, en célebres láminas de sus futuros trabajos: su célebre perfil del Chimborazo; el Chimborazo visto desde la meseta de Tapia (éste último dibujado por Jean-Thomas Thibaut, grabado a colores por Bouquet en las Vistas de cordilleras); así como su bosquejo del cráter del Capac-Urcu —El Altar— (1802), que entregó a Schinkel en 1840 para que lo terminara para su libro Umrisse von Vulkanen —Estudios de perfiles de volcanes— (1853), y en el cual acepta la técnica de la aguatinta para lograr mayor seguridad en los matices.
Humboldt, Bonpland y Montúfar parten hacia México, y llegan a Acapulco el 23 de marzo de 1803, pasan por Taxco y, cuando se encuentran ya en la capital del virreinato, Rafael Jimeno y Planes, realiza el retrato del primero. De Ciudad de México parten el 20 de enero de 1804, dirigiéndose hacia Veracruz pasando por la parte oriental de la región volcánica central que conduce a la costa. Además de sus observaciones geológicas, Humboldt prestará especial interés en los restos de las culturas precolombinas aztecas: pirámides, jeroglíficos y glifos a los que dedicará varias láminas en las Vistas de las cordilleras. Los bosquejos del pico de Orizaba, entregado en Roma en 1805 a Friedrich Wilhelm Gmelin para preparar su grabado en cobre (publicado en el Atlas géographique et physique du royaume de la Nouvelle-Espagne, París, 1812), así como el de las rocas de basalto y cascada de San Miguel Regla, grabado por Bouquet —una de sus imágenes más perdurables— fueron realizados en este período. Es interesante resaltar que para la edición posterior de los Umrisse von Vulkanen de 1853, Humboldt prefiriera el cuadro que realizara el barón Gros durante su estancia en México (hacia 1833) a su propio dibujo. En marzo se encuentran en Acapulco y parten hacia Cuba, desde donde se dirigen el 29 de abril hacia Filadelfia (Pensilvania, Estados Unidos) y por último a Washington, visitan a Jefferson en Monticello (Illinois, Estados Unidos) y finalmente parten a Europa el 9 de julio de 1804 arribando a Burdeos el 3 de agosto.
En cinco años Humboldt, en compañía de Bonpland, recorrió en el Nuevo Mundo cerca de 10.000 kilómetros, coleccionó sesenta mil especies de plantas, describió cerca de 3.500 especies nuevas y realizó innumerables croquis y apuntes que le permitieron desarrollar sus futuros trabajos. Instalado en París, donde conocerá al joven Simón Bolívar, Humboldt siguió sus estudios de arte con François Gérard e inicia la ordenación de sus colecciones y apuntes que expone en octubre con gran repercusión en el Jardin des Plantes. En 1805 viaja a Roma, donde su hermano le presentará a algunos de sus futuros colaboradores gráficos, y se dirige a Nápoles (Italia) con Gay-Lussac y Leopold von Buch, coincidiendo de nuevo con Bolívar. A finales del año regresa a Berlín. Entre 1805 y 1834 concluye los 34 volúmenes de su Voyage de Humboldt et Bonpland (20 tomos en folio, 10 en cuarto, 4 en octavo), con 1.200 grabados en cobre cuyo costo de edición casi lo lleva a la ruina: 600.000 francos por razón de grabados, 240.000 por impresión y gastos de papel fueron algunos de los ingentes costos de la edición que fue sobrepasando las posibilidades de sucesivos editores. La influencia de estas láminas será inmediata, incluso en los diseños de escenarios que Karl Friedrich Schinkel realizó para La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart y la Armida de Christoph Willibald von Gluck. Las imágenes americanas que habían sobrevivido en la imaginación europea desde Theodore de Bry se vieron pronto reinterpretadas: mientras que en el grabador flamenco lo esencial había sido el drama renacentista del "buen salvaje" ante la conquista, en Humboldt se trataba del inmenso paisaje romántico como centro y personaje. Gabriel Giraldo Jaramillo señala al respecto: "en ninguna parte como en América, a pesar de su universalidad, pudo Humboldt descubrir ese poder creador de la naturaleza. Es una fuerza que puede canalizarse y convertirse en elemento plástico o literario, pero por su virtud propia, por sus esenciales valores, sin necesidad de recurrir a la anécdota, a lo circunstancial y transitorio. Es más, para Humboldt las artes en muchas de sus manifestaciones podrían servir como vehículos de interpretación de los elementos naturales" (1980, p. 374). En 1808, la editorial Cotta publica Ansichten der Natur —Aspectos de la naturaleza—, considerado su libro más hermoso y el más querido del autor. En 1833 inició la escritura de su obra más importante, Kosmos (su nombre completo: Idea general de una descripción mundial física), que apareció finalmente en cinco tomos, entre 1845 y 1862, el último de ellos póstumo. En uno de sus capítulos, "Estímulos para el estudio de la naturaleza", Humboldt terminará de definir sus conceptos más imperiosos sobre "la naturaleza en cuanto arte" (según el giro de Cedric Hentschel) cuya influencia será tan decisiva como la de las láminas que acompañan su Voyage. A este respecto Giraldo Jaramillo puntualiza: "ya en un campo esencialmente estético, Humboldt puede ser considerado como uno de los expositores de ciertas tesis que serían columna vertebral del movimiento impresionista: la observación directa de la naturaleza, la pintura a plein air, la compenetración del artista con el paisaje, tal como es, como lo percibe el ojo en un momento determinado de luz, no como cree que es. Las indicaciones que hace en el Cosmos parece que hubieran sido escritas en la época de Manet, de Monet, de Corot, de los pintores de Barbizon. Y lo fueron en aquellos días en que todavía dominaban las sombras de Ingres, de David, de los neoclásicos y sus epígonos" (ibídem, p. 376). Si bien estas observaciones buscaban transmitir el Sturn und Drang del paisaje, no evitará que en los dibujos "al natural" de Ferdinand Bellermann o Carl Ferdinand Appun sobresalga la visión objetiva de un Gérard antes que los trabajos más espontáneos de un Camille Pissarro.
En 1827, Humboldt abandona París y se establece en Berlín como chambelán de la corte de Federico Guillermo III, quien lo envió con frecuencia a misiones diplomáticas en Francia (entre 1831 y 1847). En 1829 es invitado a inspeccionar las minas de platino de los montes Urales. Humboldt llega hasta las fronteras con China y complementa sus observaciones para un mapa mundial isotérmico. En 1840 asciende al trono de Prusia Federico Guillermo IV, quien le ofrece a Humboldt su hospitalidad en Sans-Souci, nombrándole miembro del Consejo de Estado, con lo cual recibió el título de barón. Su influencia continuó siendo decisiva para apoyar a artistas y científicos; de esa manera, recomendado por Humboldt, Bellermann llega a América y las imágenes tropicales tendrán una franca aceptación en la corte. Bellermann incluso representará a Prusia en la "Exposición mundial" de París de 1867 y la de Viena en 1873 con pinturas de temas venezolanos. Irónicamente, el gusto por este tipo de imágenes no será apreciado más que por un reducido círculo de conocedores entusiastas que coincidieron con Humboldt en que el descubrimiento artístico del Nuevo Mundo enriquecería la paisajística europea. Una década antes de finalizar el siglo un pintor viajero tan importante como Rugendas había sido prácticamente olvidado. "A diferencia de Goethe y Carus que postularan principios de creación artística idénticos, se preocupó Humboldt por llevar a cabo consecuentemente la 'cientificación' del arte. Su meta era la representación de un 'panorama de la naturaleza en grande' que debía ser para el espectador instructivo y estimulante. Por medio de paisajes artísticos quería hacer un aporte al descubrimiento del trópico. Al mismo tiempo esperaba enriquecer a través de la difusión de plantas hasta el momento desconocidas para el europeo, los motivos de la paisajística del Viejo Mundo. El talento artístico de Humboldt contribuyó con toda seguridad considerablemente a la cristalización de estas ideas […]. Es así como le fue posible colaborar eficazmente en la realización de las ilustraciones para sus diferentes obras. Muchas láminas se basaron en estudios suyos. La selección de los artistas, a los que encomendara esta tarea nos muestra el alto nivel de sus aspiraciones estéticas. Los paisajes previstos para su más importante volumen de láminas, Vistas de cordilleras […], fueron diseñados por artistas como Joseph Anton Koch, Gottlieb Schick, el grabador en cobre Friedrich Wilhelm Gmelin y el pintor de paisajes y motivos arquitectónicos francés Jean-Thomas Thibaut, personalidades que Humboldt probablemente conoció por intermedio de su hermano Wilhelm en Roma. En la confección de la obra citada trabajaron también el paisajista francés Antoine Marchais y el pintor de plantas Jean Turpin. Todos estos artistas no conocían personalmente las regiones que trataban, y por esto no se pudo evitar que estilizaran considerablemente los motivos realizados. Humboldt ya estaba preparado para esto. Seguramente este hecho le llevó a elegir a Koch —un artista de temas heroicos— para la pintura de tres imponentes escenas de las regiones más elevadas, sabía que era el artista que más se acercaría a la realidad del carácter del paisaje a describir. Para Humboldt era importante que la elaboración artística no dejara de lado lo fisionómicamente relevante de la zona en cuestión. En cuanto a este respecto se refiere, cabe suponer que Humboldt ejerció gran influencia en la confección de estas láminas" (Löschner, 1979, p. 27).
Colecciones
Biblioteca Estatal del Patrimonio Cultural Prusiano, Berlín / Castillo de Tegel, Berlín / Instituto Iberoamericano, Berlín / Museo Nacional Schiller, Marbach am Neckar, Alemania
Fuentes
- Alejandro de Humboldt 1769/1969. Bad Godesberg: Inter Nationes, 1969.
- Biermann, Kurt-R. Alexander von Humboldt. México: FCE, 1990.
- Botting, Douglas. Humboldt y el cosmos. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1981.
- Giraldo Jaramillo, Gabriel. La miniatura, la pintura y el grabado en Colombia. Bogotá: Instituto Nacional Colombiano de Cultura, 1980.
- Humboldtiana at Harvard. Cambridge: Harvard University, 1976.
- Löschner, Renate. "La presentación artística de Latinoamérica en el siglo XIX bajo la influencia de Alexander von Humboldt". En: Artistas alemanes en Latinoamérica (catálogo de exposición). Caracas: MBA, 1979.
Créditos
- Galería de Arte Nacional (GAN) http://www.gan.gob.ve
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