Cambios

Boulton, Alfredo

3 bytes eliminados, 17:19 24 sep 2015
Don Alfredo Boulton, semblanza por Juan Carlos Palenzuela
En 1962, Alfredo Boulton para El Nacional declaraba: “La historia de la pintura venezolana se ha venido haciendo a base de recuerdos orales, de anécdota pura, sin ninguna sistematización”. Por ese especial mérito haber dado valor histórico a un hacer con propósito eminentemente plástico, Alfredo Boulton ocupó la Silla B de la Academia Nacional de la Historia, Ramón Díaz Sánchez le dio la bienvenida en 1959. Al fallecer Alfredo Boulton, Don Pedro Grases ocupó el mismo Sillón B, le dio la bienvenida Manuel Alfredo Rodríguez, el 19 de septiembre de 1996. [2]
Don Alfredo Boulton iniciará su recorrido por Venezuela con su lente fotográfico. Imágenes del Occidente Venezolano fue el primer libro de arte venezolano del siglo XX. (…) Para 1960 era casi inexistente un concepto de historiografía del arte en Venezuela. La actividad de Alfredo Boulton como miembro asistente a reuniones artísticas culturales, fotógrafo, coleccionista y estimulador del arte en el país, jurado de salones y participe de las actividades del Museo de Bellas Artes de Caracas, le amplían el espacio que va a ocupar en la Artes Plásticas del país. La primera exposición retrospectiva de Armando Reverón en 1955, fue organizada por Alfredo Boulton, igual organizará la primera exposición de Juan Lovera, entre otras.
 
 
 
El año de 1931 sería clave en la vida de Alfredo Boulton pues sus amistades más cotidianas eran artistas, en primer lugar escritores y luego pintores. Para entonces Francisco Narváez había regresado de París y su estudio, conocido como el Taller de Catia, se convertiría en el lugar de encuentro regular de la intelectualidad caraqueña. Allí se citaban Julián Padrón, Arturo Uslar Pietri, Fernando Paz Castillo y Guillermo Meneses, principalmente. Sucedían los últimos años de la dictadura gomecista, y las ideas artísticas recorrían el continente americano con la misma velocidad e intensidad que las novedosas tesis políticas que proclamaban la Democracia como sistema por excelencia de gobierno. Pronto el círculo de amigos contaría con la presencia de Vicente Gerbasi, Antonio Arráiz, Enrique Bernardo Núñez y Mariano Picón Salas, entre otros. Boulton asistiría con naturalidad a esas pláticas tan cargadas de ilusiones dado el convencimiento de que sobrevendrían tiempos de cambios radicales en el acontecer histórico –tanto político como artístico- venezolano.