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Cambios
→7. El Círculo de Bellas Artes. La continuidad del paisaje y el tema vernáculo
Miembro de la generación que funda el Círculo de Bellas Artes, no obstante, Armando Reverón participó de manera esporádica en esta agrupación, por lo que su obra, procedimientos y principios estéticos, deben ser vistos como algo fuera de serie para el momento. En este sentido, la síntesis formal, la economía de medios pictóricos, la rapidez en la ejecución, el carácter gráfico de su trabajo, la inmediatez en la resolución de la composición, las calidades matéricas logradas y la importancia dada a la pincelada, le permitieron enaltecer los valores puramente plásticos en sus piezas, alcanzando un momento de radical identificación con la pintura misma, a partir del despojo y la desagregación, hasta llegar a exaltar el soporte y su textura como valor plástico.
===8. El mensaje social y el protagonismo del pueblo===
Hacia mediados del siglo XX, el arte y los artistas venezolanos parecieran despertar a la conciencia social. Tras la muerte de Juan Vicente Gómez, y con la reforma de la Academia de Bellas Artes, luego convertida en Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, se inicia, a partir de 1936, una política de becas al exterior que permitirá a jóvenes talentos como César Rengifo, Gabriel Bracho y Héctor Poleo tener contacto con la estética muralista y el realismo social latinoamericano. El componente ideológico del muralismo mexicano y la estética del realismo social latinoamericano, se expresan de manera distinta en la pintura venezolana comprometida, cuyos temas más recurrentes son el folclore, las costumbres, las tradiciones, la desolación del campo, la irrupción de las barriadas periféricas en Caracas, el mestizaje, la pobreza, el impacto de la industria petrolera y las consecuencias de una economía que fluctúa en el conflicto campociudad.