Cambios

Evolución Contemporánea de la Escultura

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La oposición al paisaje tradicional
Con la creciente importancia atribuida a los materiales nuevos fue desapareciendo el antagonismo entre figuración y abstracción; el hierro, al igual que el bronce, se prestaba lo mismo para elaborar figuras que para construir volúmenes abstractos. Los materiales comenzaron a cumplir rol protagónico y de cierta manera sugerían el tipo de tratamiento formal que se le proporcionaba. El hierro, por ejemplo, fue el medio por excelencia de la escultura abstracto-constructiva, en tanto que el bronce se encuentra más en la estatuaria figurativa y en las obras abstracto-orgánicas de los 60 hasta hoy, aunque tiende más y más a perder posiciones y a venir a menos, desplazado por los nuevos materiales. Los otros dos medios de la tradición en los cuales, junto al hierro y el bronce, se encuentran las bases del progreso actual de la escultura venezolana son la piedra y la madera. Sus técnicas fueron reivindicadas en los tiempos modernos: la piedra y especialmente la madera por Francisco Narváez y el mármol y el basalto por el escultor canario Eduardo Gregorio, quien enseñaba estas técnicas a sus alumnos de la Escuela de Artes Plásticas, en Caracas, y después lo hizo en Valencia. Un poco más tarde apareció Marisol Escobar, cuya obra es un paradigma del tipo de técnica mixta empleada en el ensamblaje actual. Ella es una de las principales referencias para la escultura figurativa en madera, y su influencia se ha hecho sentir en una animalista como Gaudi Esté. El italiano Domenico Casasanta fue el único ejemplo que tuvimos de un escultor de tendencia abstracto-retinal que realizara su obra enteramente en mármol. Con eso se demuestra que el material puede verse reducido a simple receptor de la forma artística, tal como ocurre en los trabajos cinéticos y constructivos hechos con hierro o en madera (como en los casos de Soto, Lartitegui, Latorraca, Rafael Barrios, Gego, Oswaldo Subero, Rafael Martínez, José Rosario Pérez, Rafael Pérez, Omar Carreño), en los cuales las superficies reciben los colores planos sin tomar en cuenta las cualidades de tono, textura y pesantez naturales; éstas han persistido en la escultura figurativa y abstracto-orgánica o en el arte de procesos y sistemas que emplea técnicas mixtas en las cuales el procedimiento queda a la vista.
 
 
===Persistencia de los materiales de la tradición===
La talla directa en madera sigue contando entre nosotros con muchos adeptos. Cuando se la trabaja en bloque, por su aspecto masivo, pueden obtenerse de ella volúmenes orgánicos, de suaves y contorneadas líneas que contribuyen a que percibamos los valores de tactilidad y sensorialidad que a menudo asociamos con el cuerpo humano. En este orden de búsqueda se inscriben las obras de Irma Parra, Jorge Peña, Wilson Reyes, Alfredo García, Marlene Miranda, para citar sólo algunos nombres.
 
 
===La piedra, un aliado de la historia===
En el arte de propuestas lo ilusorio compensa la nula importancia que se le da al diseño o al acabado. En el mínimal de Maylen García, por ejemplo, la escultura es en sí misma un espacio ciego, algo como un portal cuyas bisagras no giran y la escultura no llena en el espacio más que la función de mostrarse. La forma se interpone para que el espectador corrija su desajuste perspectívico. Rafael Barrios presenta columnas espaciales formadas por prismas virtuales a manera de baldosas suspendidas y a punto de deslizarse. El diseño industrial es un incentivo permanente y se toma, junto con sus símbolos y su herrumbre, del objetuario citadino. Sydia Reyes propone una especie de flash de lo urbano tomando como principio las rejas del alcantarillado, un módulo que ella recuperase desde una visual que está en el suelo y que remite, según las modulaciones que se precisen en cada caso, a los símbolos de la soledad, de las relaciones opresivas del hombre de la ciudad, de la inutilidad de la historia; el absurdo de las situaciones que crea con sus distintos niveles de lectura conduce siempre en este tipo de obra a una intención paródica.
 
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