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Herrera, Felipe

De WIKIHISTORIA DEL ARTE VENEZOLANO
Revisión del 16:54 1 dic 2015 de Saber (Discusión | contribuciones) (Exposiciones individuales)

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Felipe Herrera
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Nombre completo Felipe Herrera
Nacimiento 17 de enero de 1947, Valencia, Edo. Carabobo - Venezuela
Fallecimiento
Nacionalidad Venezolano
Área Escultor y dibujante
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10.2115328, -68.2120062 ~ Valencia Edo. Carabobo, Venezuela. Lugar de nacimiento; 10.4683918, -66.8903658 ~ Caracas, Venezuela. Lugar de su Obra; 10.062028, -69.4328889 ~ Barquisimeto Edo. Lara, Venezuela. Lugar de su Obra }}


Biografía

Escultor y dibujante. Inicia estudios artísticos en la Escuela Cristóbal Rojas en 1962, con Rafael Ramón González, Alirio Rodríguez y Régulo Pérez, graduándose en la mención de arte puro en 1967. En un principio adoptó la escultura como su modo de expresión. Bélgica Rodríguez ha comentado esta etapa de la siguiente manera: "sus inclinaciones derivaron, más que hacia la escultura, hacia la obra tridimensional no en un sentido tradicional, sino que lo más que le interesó fue la exploración del espacio en términos conceptuales, físico y espiritual […]. El escultor y profesor Pedro Briceño lo motivó mucho hacia la escultura en hierro soldado, siguiendo códigos de la abstracción geométrica muy en boga a mediados de los años sesenta […]. De la obra geométrica, pasa a modelar […], pero sobre todo aparece la influencia de la escultura del artista británico Kenneth Armitage […]. La escultura volumétrica le abrió posibilidades inmensas de desarrollo, hasta el punto de que las experiencias adquiridas con la técnica del modelado van a reflejarse en la obra creada a finales de los ochenta, y especialmente en las piezas cajas-muros de la década de los noventa. En los años setenta la obra tridimensional de Herrera pasa a ser estilizada, a tener una configuración totémica, a la vez que poco a poco avanza hacia un grafismo expresado en ciertos dibujos con los que participa en algunos salones oficiales de la época" (1996, pp. 26-28). También es notoria la influencia del arte pop y la abstracción geométrica.

En el año 1968 ingresa como profesor de dibujo y escultura en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar de Barquisimeto, ocupándose de su dirección entre los años 1974 y 1976. Asimismo, imparte clases de historia del arte y educación artística en el Ciclo Básico Eladio del Castillo de esa ciudad entre 1972 y 1976. Junto con estas actividades participa con el grupo Simbiosis en la experiencia político-cultural que a nivel popular impulsó el Movimiento por los Poderes Creadores del Pueblo Aquiles Nazoa. El activismo de ese entonces y las confusiones internas lo llevan a alejarse de la escultura a partir de 1975. En ese contexto se dedicó a realizar e ilustrar revistas, panfletos, producir dibujos políticos y escenografía para teatro popular en el marco de una experiencia política cuyo epicentro fue el foro en defensa de la ciudad de Barquisimeto. Sin embargo, desde 1978, estimulado por Simón Gouverneur en lo que respecta a la parte gráfica, Herrera toma definitivamente partido por el dibujo. Entre 1978 y 1980, Herrera ejerce la docencia en los talleres de escultura de la Escuela de Artes Plásticas Carmelo Fernández de San Felipe. La inquietud intelectual de Herrera lo lleva a nutrirse con la lectura de literatura fantástica, que, junto con Jacques Prévert, marcaron un hito en lo que respecta a su retórica dibujística, sus inquietudes narrativas, su visión fantástica, lo mágico y algunos recursos de su simbología, aspectos que él denomina "la palabra visual".

Desde entonces Herrera empieza a dibujar con un carácter pictórico-metafórico en el cual las formas se presentan transportando sus significados convencionales a un orden enteramente distinto en el que adquieren un nuevo sentido, de manera que la mimesis abre paso, ahora, a la metáfora y ésta, a su vez, a lo insólito. Algunos de los recursos expresivos que utiliza Herrera en aquel momento tienen como fin cierto preciosismo de carácter artesanal que lo colocan como uno de los representantes del llamado boom del dibujo en Venezuela; así, la riqueza de los planos sombreados, los trucos pictóricos, la perspectiva, los volúmenes y claroscuros perfectamente definidos, los pliegues y texturas, las calidades y riquezas tonales describen un trabajo riguroso y fuertemente disciplinado. Desde entonces, Herrera se hace de una iconografía que con ciertas alteraciones lo acompañarán por toda su trayectoria artística: la figura humana y los caballos, que en la mayoría de los casos están representados mostrando sus venas, músculos y tendones, el tablero de ajedrez y algunas de sus piezas, cartas de diferentes tipos asociadas a las ciencias adivinatorias, algunos elementos arquitectónicos conformadores de sus paisajes interiores y la presencia de un ojo que asumiendo diversas posiciones en el cuadro dirige su mirada al observador, son algunos de sus motivos recurrentes. Posteriormente, inicia la aplicación de relieves a sus dibujos, que llama Dibujos-relieves, extensa serie en donde por momentos los espacios conformados guardan cierta afinidad por los altares. Posteriormente, pasó a los trabajos que denominó Ámbitos. Rodríguez dice de ellos: "los Ámbitos fueron composiciones físicas reales en las que, en un espacio real y virtual, se contaba una historia, se trataba de recrear simbólicamente el espacio de las viejas iglesias que invitan a la meditación. En esta etapa aparece el color que compite con otros elementos como una necesidad de despojarse del dramatismo del blanco y del negro. La historia que se contaba en esta suerte de instalaciones pobladas de personajes, de elementos fragmentados y desgarrados que podrían ser seres humanos, pájaros, insectos, frutas, flores, objetos que pueblan la cotidianidad expresaba con vehemencia el carácter dramático que siempre ha tenido la obra de Felipe Herrera" (op. cit., p. 30).

Una nueva ruptura opera en la obra de Herrera con la aparición de lo que él llamó Muros; a partir de aquí se exagera, aún más, el barroquismo de su trabajo y el carácter escenográfico de sus composiciones y empieza a experimentar con un cierto tipo de serialidad, conservando el tiempo discursivo-narrativo y retórico de su obra anterior, con ligeras variantes que tienden a aprovechar de una forma nueva las posibilidades del espacio bidimensional y el recurso tridimensional. Sus referentes son fotos, folletos, catálogos, cartillas de anatomía, etc., donde ya ha habido un tratamiento de la realidad y, volcada ésta en un plano bidimensional previo, es luego reelaborada por el artista. La perspectiva acusada que se observa en algunas de sus piezas no son construcciones geométricas, las más de las veces, deducidas del espacio concreto sino más bien construcciones de un espacio ilusorio preelaborado, usando para ello los trucos de la perspectiva. Este hecho, a veces, hace que se confundan alternativamente en su trabajo el plano activo, profundo o perspectivo con el plano pasivo o escenográfico. Las formas arquitectónicas que en ocasiones usa el artista en su obra vienen a ser un mediador entre estos dos planos usado como un recurso que aumentaría sus posibilidades en el afán de ubicar el intrincado ensamblaje de sus figuras y así llegar a una construcción personal del ámbito. La imaginación que Herrera plasma en su obra crea un mundo metarreal que queda asociado indirectamente con la realidad por el uso de recursos simbólicos y metafóricos, imágenes arquetipales que una vez asociadas fantásticamente obligan al espectador a reelaborar el discurso expuesto. Juan Calzadilla, al tratar de acercarse al análisis que a mediados de los ochenta presenta el carácter de la obra de Felipe Herrera, señala una serie de características que lo acercarían a una cierta expresión "hispanoamericana" del surrealismo: "el método de la visión fantástica", "la elaboración de una naturaleza muerta metafísica", "el proceso como invención" y "el lugar de lo terrible" como factores característicos de la obra del artista hacen decir a Calzadilla que "como surrealista, Herrera es un flamenco latinoamericano de hoy" (1985, p. 45). Más que un surrealista, Felipe Herrera es un humanista impregnado de lo fantástico y lo mágico. En este sentido, hay que hacer notar que la obra de El Bosco inspiró en alguna medida los primeros pasos del artista en el dibujo. A lo largo de toda su obra, muchos de los rostros que presentan sus personajes están transfigurados, ocultos, desgarrados, poseídos por máscaras o mostrados tímidamente. Interrogantes lúcidas, por otra parte, porque en su marejada simbólica no ofrece una solución única al misterio de la vida, sino más bien arrastra al contemplador a hurgar en la existencia para afrontar este misterio que para Herrera representa la vida. Por esta razón, su visión humanista recurre a la disección del ser para proyectarnos el oscuro mundo del subconsciente usando la catarsis y el delirio simbólico como soporte de un pensamiento que aún es proyecto y destino, utopía y posibilidad en el intento por instalarse en el mundo.

Comenzando los años noventa inicia la serie de Dibujos-cajas en los que se empeña, con más ahínco, en la experimentación con diversos materiales (madera, yeso, vidrio, resina, arena, hierro, a los que se suman objetos ya elaborados como cuchillos, cadenas y relojes, entre otros), conformando una técnica mixta en la que destacan ciertos motivos serializados, así como la subdivisión y fragmentación del espacio. Una sorprendente construcción intrincada y plural que ya se ha alejado, de alguna manera, del espacio simplemente bidimensional y vuelve a sugerir, ahora, de manera más patente, el espacio tridimensional con sus ensamblajes y volúmenes escultóricos que se prolongan del dibujo, sus objetos y figuras geométricas, marcos muy elaborados que pueblan el interior de la obra, trozos de madera, que son prueba de sus exploraciones con el espacio. En su última exposición individual, en la Galería de Arte de la USB ("Hierofanía: pórtico y espejo", 1997), Herrera presenta un conjunto de construcciones-ensamblajes a manera de una gran instalación que, a decir del artista, representan un hito en su producción. El tema central que desarrolla aquí es una confesión de fe, representa la purificación de un pensamiento que en forma latente ha estado presente en su obra. La simbología cristiana es asumida por él desde su esencia. No obstante, se mantiene la riqueza simbólica observada en los elementos arquetipales que siempre le han acompañado. Por momentos, aparte del recurso reiterado de continuar el dibujo con un volumen escultórico, Herrera parece volver a los volúmenes propiamente escultóricos, así, las alas de un ángel dibujado son elaboradas con metales soldados. Esta relación de dibujo-escultura, escultura-dibujo son los dos polos que han ocupado buena parte de su propuesta plástica; es, por lo demás, una prueba de su solidez conceptual.

Exposiciones individuales

  • 1968 "Esculturas", Galería de la Caja Popular de Occidente, Maracaibo
  • 1970 "Esculturas", Ateneo de Guanare
  • 1971 "Esculturas", Centro de Ingenieros, Barquisimeto
  • 1982 "Unas son de cal y otras de arena", Centro de Arte Euroamericano, Caracas
  • 1984 "Exposición antológica", Museo de Barquisimeto
  • 1985 "El juego impuesto", Centro de Arte Euroamericano, Caracas
  • 1993 "De iconos y peregrinos", Galería Vía, Caracas
  • 1995 Galería Félix, Caracas
  • 1996 "El hacha y la sombra", MRE
  • 1997 "Hierofanía: pórtico y espejo", USB
  • 2001 "El sueño reconstruido", Embajada de Venezuela, Buenos Aires
  • 2011 Exposición, Galería One Art Space. Nueva York
  • 2012 Exposición, Centro Cultural Eladio Alemán. Valencia

Premios

  • 1972 Premio de escultura, XXX Salón Arturo Michelena / Mención de honor, Premio Ernesto Avellán, Sala Mendoza
  • 1974 Premio Emilio Boggio, XXXII Salón Arturo Michelena
  • 1979 Premio Club de Leones, XXXVII Salón Arturo Michelena / Segundo premio, II Salón de Pintura Fundarte, Caracas / Premio Gobernación de Yaracuy, II Salón Regional de Artistas, Acarigua, Edo. Portuguesa
  • 1981 Premio de adquisición, Salón de Jóvenes Artistas, MACC-MBA / Primer premio, Salón de la Nueva Naturaleza, Museo de Barquisimeto
  • 1982 Primer premio, I Bienal de Dibujo Fundarte, GAN / Premio Juan Lovera, XL Salón Arturo Michelena
  • 1984 Primer premio de dibujo, IX Salón Aragua, Museo de Arte de Maracay
  • 1985 Premio de adquisición, III Bienal Nacional de Artes Visuales, MACC
  • 2010 1er Premio de la Bienal Arturo Michelena, Valencia. Edo. Carabobo
  • 2012 Premio Armando Reverón (AVAP). Caracas, Venezuela

Colecciones

CANTV / Fundarte / GAN / MACCSI / MACMMA / Mavesa, Caracas / MBA / Metro de Caracas / Museo de Barquisimeto / USB

Fuentes

  • Calzadilla, Juan. "Felipe Herrera: metamorfosis y disección". En: Imagen, 100-12. Caracas, noviembre de 1985, p. 45.
  • Rocca, Cristina. Hacia una teoría del dibujo: el caso venezolano. Mérida: ULA, 1992.
  • Rodríguez, Bélgica. "Felipe Herrera, la alquimia del fenómeno creacional". En: Venezuela 96. Caracas: MRE, abril-junio de 1996, pp. 25-35.

Créditos

  • Galería de Arte Nacional (GAN) Wh pv Captura SitioWebGAN EC 160815.png
  • Fundación Museos Nacionales (FMN) Wh-pv-Captura-SitioWebFMN-PR-011015.png

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