Arvelo, Jesús María

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Jesús María Arvelo
Nombre completo	Jesús María Arvelo
Nacimiento	1888, Petare, Edo. Miranda - Venezuela
Fallecimiento	10 de septiembre de 1925, Petare, Edo. Miranda - Venezuela
Nacionalidad	Venezolano
Área	Pintor
Firma

Vida y obra

Pintor. Hijo del tallista Elías Arvelo y Carmela Arvelo de Arvelo. Sus inicios artísticos se remontan hacia 1908, cuando realiza Muchacha en la granja. Por esa fecha realizó murales, desaparecidos en 1966, en el nº 13 de la calle Madelaine frente a la Plaza Sucre en Petare, donde trabajó flores, medallones con paisajes y dos composiciones (Niña con perro y Niño con traje marinero). A partir de 1910 su pintura sufrió una transformación: de las gamas de mayor transparencia y luminosidad, Arvelo adoptó una limitada paleta en la que predominan las tierras, los bermellones, los grises y el negro, con menor frecuencia. Durante este período predominan los retratos, como Fray José de Maraury (1910), Domitila Arvelo de Díaz (su única obra firmada y fechada, 1911) y Francisco Antonio Amos y su esposa Carmen Sofía Serrano de Amos, realizado a partir de una tarjeta de visita del Gabinete Fotográfico de Navarro (hacia 1912). En 1912 pintó un retrato ecuestre del presidente general Juan Vicente Gómez; Arvelo fue pensionado para que estudiara en la Academia de Bellas Artes y, aunque permaneció poco tiempo, sus estudios formales lo llevaron a un toque más temperamental del color y un modelado más rotundo.

En 1962, Francisco Da Antonio organizó, en la Sociedad Maraury de Petare, la primera y única individual de Arvelo, aunque su obra ha sido incluida en colectivas como la "Primera retrospectiva del arte ingenuo contemporáneo en Venezuela" (Galería Caracas, Caracas, 1967) y "5 versiones del ingenuismo del siglo XX en Petare" (Sala de Lectura, Plaza Bolívar, Caracas, 1972). Para 1972 apenas se conocían 12 obras de Arvelo, en su mayoría retratos y una naturaleza muerta. Francisco Da Antonio ha escrito sobre este pintor: "poco tardó, sin embargo, para que su pintura comenzara a perfilar algunos cambios: el tratamiento del color acusa un toque más temperamental, el modelado aparece más libre y el diseño ha perdido el laconismo de otrora. Si por una parte conserva, con todo, las limitaciones de su paleta, su concepción espiritual del mundo fue fiel a sus días iniciales, pese al marcado sabor académico que deriva particularmente de su Naturaleza muerta y del enfoque que ofrecen la Cabeza de perro y esa interesantísima estampa que conocemos con el nombre de El niño de la blusa, con la cual se anunciaba la aparición de un pintor de superior sensibilidad formal, no obstante su evidente naturalismo de buena ley. Así y todo, dentro de su limitada significación actual, el mayor de sus méritos lo hallaríamos en la rara calidad de su pintura; en la pulcritud de su elaborada artesanía plástica y en el frecuente buen gusto para la elección de los motivos y para sortear con éxito las seducciones y peligros de lo sensiblero y la cursilería, tan propios de los talentos subalternos. Su obra nos revela en forma incontestable su exigente ideativa y su absoluta honestidad, pese a los altibajos e insucesos de su trayectoria" (1967, p. 159).

Exposiciones individuales

• 1962 Sociedad Maraury, Petare, Edo. Miranda

Fuentes

• Da Antonio, Francisco. "Pintores ingenuos". En: Calzadilla, Juan. El arte en Venezuela. Caracas: Ediciones del Círculo Musical, 1967.
• Da Antonio, Francisco. Textos sobre arte (Venezuela 1682-1982). Caracas: Monte Ávila-GAN, 1982.

Créditos

• Galería de Arte Nacional (GAN) http://www.gan.gob.ve