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[[File:Cristobal Rojas 2.jpg|thumb|none|1000px|En homenaje a la genial y trágica figura de Cristóbal Rojas dedicamos nuestro logotipo a su autorretrato. Este artista venezolano del siglo XIX, en cuya trayectoria Alejandro Otero quiso ver el camino que había recorrido la pintura desde los realistas hasta los albores del impresionismo: "pintura de betunes y claroscuro, primero; después pintura tonal en la que el aire circula; luego el descubrimiento del color inaugurado por los románticos, hasta desembocar finalmente en experiencias muy similares a la de los precursores del movimiento de los impresionistas". Rojas fue quizás el artista mas talentoso de nuestra tradición pictórica, y desgraciadamente corrió con mala suerte y tuvo un destino trágico. Sin embargo su obra se mantiene a través de los siglos. Juan Astorga Junquera, Noviembre 2015. ]]
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En homenaje a la genial y trágica figura de Cristóbal Rojas dedicamos nuestro logotipo a su autorretrato. Este artista venezolano del siglo XIX, en cuya trayectoria Alejandro Otero quiso ver el camino que había recorrido la pintura desde los realistas hasta los albores del impresionismo: "pintura de betunes y claroscuro, primero; después pintura tonal en la que el aire circula; luego el descubrimiento del color inaugurado por los románticos, hasta desembocar finalmente en experiencias muy similares a la de los precursores del movimiento de los impresionistas". Rojas fue quizás el artista mas talentoso de nuestra tradición pictórica, y desgraciadamente corrió con mala suerte y tuvo un destino trágico. Sin embargo su obra se mantiene a través de los siglos. Juan Astorga Junquera, Noviembre 2015.
  
 
==[http://vereda.ula.ve/gan/?p=23 Exposición Génesis de la Identidad. 2011. GAN]==
 
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Revisión del 13:21 23 nov 2015

Cristobal Rojas 2.jpg

En homenaje a la genial y trágica figura de Cristóbal Rojas dedicamos nuestro logotipo a su autorretrato. Este artista venezolano del siglo XIX, en cuya trayectoria Alejandro Otero quiso ver el camino que había recorrido la pintura desde los realistas hasta los albores del impresionismo: "pintura de betunes y claroscuro, primero; después pintura tonal en la que el aire circula; luego el descubrimiento del color inaugurado por los románticos, hasta desembocar finalmente en experiencias muy similares a la de los precursores del movimiento de los impresionistas". Rojas fue quizás el artista mas talentoso de nuestra tradición pictórica, y desgraciadamente corrió con mala suerte y tuvo un destino trágico. Sin embargo su obra se mantiene a través de los siglos. Juan Astorga Junquera, Noviembre 2015.

Exposición Génesis de la Identidad. 2011. GAN

Introducción

Génesis de la identidad. O la construcción de memoria

En esta retrospectiva, integrada por un conjunto importante de obras de su fondo patrimonial, la Galería de Arte Nacional cumple con su misión de ser garante de la conservación, estudio y difusión del arte venezolano, comprendido en cuatrocientos años de historia.

Obras y tendencias artísticas se muestran enmarcadas en el contexto histórico en el cual se produjeron, y documentadas para facilitar su comprensión, como si se tratara de un libro ilustrado cuyas páginas fueran los muros de la historia. Asistimos así, de etapa en etapa, de obra en obra, a la reconstrucción de los hechos y condiciones en que, a través del arte, ha tenido lugar un proceso de adquisición de identidad venezolana que, avanzando desde los tiempos originarios, llega ininterrumpidamente hasta nuestros días.

1. Pueblos originarios

Se refiere a los pueblos que habitaban nuestro territorio antes de la llegada de los conquistadores Españoles. Sus estructuras sociales se sustentaban en el predominio de la igualdad, la mutua cooperación y la reciprocidad. En más de 15.000 años cambiaron desde bandas de cazadores y recolectores, apropiadoras de los recursos naturales, hasta sociedades igualitarias de agricultores y ceramistas sedentarios, algunas de las cuales devinieron en cacicazgos jerarquizados.

2. La Colonia. Señales de la dominación

El arte colonial no alcanzó en Venezuela un esplendor comparable al logrado en otras posesiones españolas en América, más favorecidas por el desarrollo económico, por un más fácil poblamiento o por una mayor concentración de poder en las tierras conquistadas. Las expresiones de arte en la América colonial fueron determinadas por el signo evangelizador que suponía, en su más alto contexto y en sus fines, la empresa de colonización llevada a cabo en nuestras tierras. La producción artística tuvo, por lo tanto, valor funcional y se entendía como manifestación que servía más a los fines de inculcación de la fe religiosa y a la dominación que a la voluntad de los artistas, tal como esta voluntad se expresaba, simultáneamente a los primeros hechos de la conquista de América, en la Europa renacentista y del manierismo. Este rasgo o carácter funcional contribuye a la escasa evolución de las formas artísticas y a la separación de éstas de la corriente universal de la que se habían desprendido, para reflejar, en cada área o subregión americana, modalidades fuertemente marcadas por el proceso de hibridación y simbiosis natural al que las conduciría el aislamiento territorial.

3. Período poscolonial

Durante el período que sigue al surgimiento de la República, apreciamos un arte que se nutre de la herencia del legado técnico de los imagineros coloniales. Sus cultores adoptan los íconos, mitos y símbolos de la naciente República, apartándose cada vez más de la temática religiosa del período colonial o asumiéndola en sus obras al mismo tiempo que se dedican a realizar un arte laico, de características primitivas, o neoclásicas, siguiendo el patrón técnico heredado de la Colonia y la tendencia al retrato que procede del siglo XVIII. El ejemplo más destacado nos lo da la obra de Juan Lovera.

4. Período republicano

Asistimos a una etapa en la que, dejando atrás la herencia de la imaginería religiosa, y de cierto modo condenándola, los pintores ponen empeño en resolver el problema de la representación del espacio naturalista siguiendo modelos inspirados en el canon académico del Renacimiento europeo, en cuyo aprendizaje reciben apoyo del Estado para estudiar en el viejo continente. En Caracas surgen, todavía en un grado muy rudimentario, talleres y escuelas de arte para la enseñanza de la pintura, el dibujo y la escultura, y se dan los primeros pasos en orden a la fundación de una crítica comparativa del arte, cuyo máximo representante será el general Ramón de la Plaza, fundador de los estudios de pintura en Venezuela. La generación del Centenario Comprende el arte del último tercio del siglo XIX y coincide con el apogeo de la obra de Martín Tovar y Tovar. Este período es llamado así porque se inicia con la celebración de la fecha centenaria del nacimiento de Bolívar, en 1883, a propósito de la cual se llevó a cabo en Caracas la famosa exposición de pintura en la que se revelaron los nombres de Antonio Herrera Toro, Cristóbal Rojas, Arturo Michelena, Manuel Otero, Emilio Mauri, Carlos Rivero Sanavria y Celestino Martínez, entre otros. Nuestro arte alcanza en ese momento su plena madurez conforme al logro de un modelo naturalista dentro del cual van a producirse los primeros atisbos de modernidad.

5. Pintores viajeros e ilustradores. La imagen y el lugar

El interés que se despierta en Europa a comienzos del siglo XIX por conocer y explorar nuevos territorios induce a numerosos viajeros europeos a dirigirse a la región americana. Entre los más notables se encontraba Alejandro de Humboldt, quien visitó, entre otros países, a Venezuela en 1799. Posteriormente, de regreso a Europa, publica sus famosos libros Viajes a las regiones equinocciales del Nuevo Mundo y Cosmos, los cuales despertarían un enorme interés en pintores y dibujantes, quienes siguiendo la ruta del sabio alemán, visitaron nuestro continente. Entre los artistas viajeros que llegaron a Venezuela, a mediados del siglo XIX, encontramos a Robert Ker Porter, Ferdinand Bellermann, Lewis Brian Adams, Federico Lessmann, Fritz Melbye, Anton Goering, Joseph Thomas y Camille Pissarro, entre otros. Ellos, mediante un arte testimonial, y utilizando preferentemente las técnicas de la pintura, el dibujo, la acuarela y la litografía, reflejaron de modo veraz la naturaleza, el ser y las costumbres del país.

El artista criollo y la ilustración durante el siglo XIX Paralelamente a la actuación de los artistas viajeros, el ingenio criollo fue estimulado por las nuevas tecnologías, como la litografía y la fotografía, empleadas con propósitos documentales que, sin desprenderse del gusto por la naturaleza, abundaron en expresiones autóctonas asociadas al progreso material y a la divulgación del conocimiento.

6. El estilo de la transición

Un grupo de jóvenes pintores inscritos en la Academia de Bellas Artes de Caracas en los últimos años del siglo XIX, conformó la generación responsable del llamado “estilo de transición”, denominación dada por considerarlos predecesores del paisajismo como tema de estudio y representación. Sus inspiradores fueron diversos y entre ellos se encontraban Martín Tovar y Tovar, Jesús María de las Casas y Antonio Herrera Toro. En esta etapa se incluyen las últimas manifestaciones del academicismo que se practicaba en la Academia de Bellas Artes de Caracas, pero también los ensayos que dentro y fuera de aquel plantel, proponían reformar el canon clásico establecido en la enseñanza oficial, modificándolo para introducir, aunque tímidamente en principio, elementos propios del lenguaje modernista inspirado en el impresionismo.

7. El Círculo de Bellas Artes. La continuidad del paisaje y el tema vernáculo

El Círculo de Bellas Artes y la Escuela de Caracas juegan en la pintura venezolana un papel fundamental: asumen la responsabilidad de relevar al realismo y emplear los elementos que conducen a una renovación de la pintura. Por primera vez en el país presenciamos la formación de una agrupación de artistas que se ocupará de conducir el movimiento artístico, de echar las bases de una estética criollista basada en la observación de la naturaleza y en la pintura al aire libre, y de crear el primer salón de arte que tuvo el país. La voluntad de cambio se traducirá también en la modernización del gusto artístico, en el surgimiento del coleccionismo y en el interés por las tendencias artísticas que se desarrollaron en Europa y que estimularían a los nuevos artistas. La etapa comprende un período que va de 1912 a 1942, caracterizado por el auge del paisajismo y de la pintura de temáticas y tipologías vernáculas.

Armando Reverón

Miembro de la generación que funda el Círculo de Bellas Artes, no obstante, Armando Reverón participó de manera esporádica en esta agrupación, por lo que su obra, procedimientos y principios estéticos, deben ser vistos como algo fuera de serie para el momento. En este sentido, la síntesis formal, la economía de medios pictóricos, la rapidez en la ejecución, el carácter gráfico de su trabajo, la inmediatez en la resolución de la composición, las calidades matéricas logradas y la importancia dada a la pincelada, le permitieron enaltecer los valores puramente plásticos en sus piezas, alcanzando un momento de radical identificación con la pintura misma, a partir del despojo y la desagregación, hasta llegar a exaltar el soporte y su textura como valor plástico.

8. El mensaje social y el protagonismo del pueblo

Hacia mediados del siglo XX, el arte y los artistas venezolanos parecieran despertar a la conciencia social. Tras la muerte de Juan Vicente Gómez, y con la reforma de la Academia de Bellas Artes, luego convertida en Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, se inicia, a partir de 1936, una política de becas al exterior que permitirá a jóvenes talentos como César Rengifo, Gabriel Bracho y Héctor Poleo tener contacto con la estética muralista y el realismo social latinoamericano. El componente ideológico del muralismo mexicano y la estética del realismo social latinoamericano, se expresan de manera distinta en la pintura venezolana comprometida, cuyos temas más recurrentes son el folclore, las costumbres, las tradiciones, la desolación del campo, la irrupción de las barriadas periféricas en Caracas, el mestizaje, la pobreza, el impacto de la industria petrolera y las consecuencias de una economía que fluctúa en el conflicto campociudad.

9. Arte naïf y arte popular

Un acercamiento tentativo a las vertientes del arte naïf y al arte popular de nuestro país lleva, en el caso de la primera, al descubrimiento de Feliciano Carvallo en 1947, por parte de la vanguardia venezolana del momento. Esta vertiente no proviene de una tradición técnica heredada, a la vez que es producto de la sensibilidad moderna. Su eje de desarrollo se centra en Caracas, sus alrededores y el litoral guaireño. Mientras que la segunda vertiente, representada por Salvador Valero, subraya la supervivencia de contenidos religiosos y ancestrales y, en algunos casos, de destrezas artesanales, transmitidas de generación en generación. Su centro de influencia se encuentra en la zona andina. Esta genealogía, de tan diversas fuentes, es lo que ha servido para establecer una diferencia categórica entre arte naïf o ingenuismo, y arte popular. Término, este último, empleado para referirse indistintamente a todas las formas de arte no escolarizado o intuitivo, de extracción popular. Para algunos críticos, el arte popular, como heredero de pautas formales empleadas por los artesanos desde tiempos coloniales, persiste hasta nuestros días en la figura de los tallistas en madera, ubicados principalmente en la zona andina.

10. La explosión de las vanguardias. El Taller Libre de Arte]

En el clima de agitación y rebeldía contra el sistema educativo que produjo la huelga y posterior expulsión de alumnos de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, en 1945, se fragua el Taller Libre de Arte, en julio de 1948. El Taller Libre de Arte no fue un grupo de vanguardia coherente ni con un programa definido; fue resultado de la integración de artistas de diversas tendencias que venían desarrollando un trabajo plástico y literario con códigos expresivos diferentes, por lo que la producción del grupo favoreció la libertad en las indagaciones de sus miembros, propiciando la apertura hacia un lenguaje estético internacional y el inicio del camino hacia la contemporaneidad artística venezolana. A comienzos de los años cincuenta, algunos representantes del Taller se reúnen en París y forman el grupo Los Disidentes, quienes se orientan hacia la abstracción geométrica, convirtiéndola en la vanguardia nacional.

11. Abstracción geométrica

La abstracción geométrica niega cualquier contenido figurativo, al representar formas en las que los elementos del lenguaje plástico como la línea, el color y la forma no están ya más al servicio de la representación objetiva de las cosas. En Venezuela surge a partir de 1945, cuando algunos alumnos de la Escuela de Artes Plásticas comienzan a pronunciarse en contra de la pintura tradicional venezolana, heredada del Círculo de Bellas Artes y la Escuela de Caracas. El interés de los nuevos creadores por encontrar otras formas de expresión que enuncien en sus obras contenidos más universales y separados de la tradición figurativa, promueve un gran éxodo de jóvenes artistas hacia París, quienes entran en contacto con las nuevas tendencias del arte moderno y replantean el panorama del arte nacional, desde la famosa revista Los Disidentes (1950).

12. La nueva figuración

Este movimiento artístico de vanguardia surge en el panorama de la plástica nacional hacia finales de la década del cincuenta. Reunió a un grupo de pintores que apostaron por un lenguaje figurativo de nuevo tipo, que redefinía la figura con elementos provenientes tanto del arte abstracto, como del realismo y el expresionismo, conjugados con contenidos ideológicos que denunciaban la problemática sociopolítica venezolana de aquellos años, opuestos al optimismo implícito en las propuestas de los artistas abstractos. Otros artistas asociados a la figuración de nuevo signo, orientaron sus trabajos creativos hacia contenidos críticos de carácter existencial, para evidenciar las vicisitudes y conflictos que se generan en las sociedades modernas.

13. La rebelión informal y El Techo de la Ballena

La propuesta informalista emprendida en nuestro país recurrió al azar, lo aleatorio, la gestualidad del trazo, la mancha y la reivindicación de materiales extrapictóricos, para la creación de diversos valores texturales y expresar así una actitud existencial marcada por la contestación y el desengaño. En este sentido, grupos de intelectuales, artistas y literatos, con disímiles afinidades ante el compromiso estético, conformaron el perfil sociocultural de una heterodoxa resistencia que se mantuvo activa, desde los tiempos de la dictadura Pérezjimenista, y que venía reagrupándose para enfrentar la desilusión ante el nuevo régimen. Algunas de estas personalidades organizaron la primera exposición del movimiento informalista (“Espacios vivientes”, Maracaibo, 1959). En este contexto nace, posteriormente, la vanguardia más incendiaria y subversiva que ha dado el país: El Techo de la Ballena asume el arte, la literatura, el cine, la fotografía, el performance, el conceptualismo, el arte objetual, el diseño editorial y el activismo político como detonantes para la conformación de una conciencia estéticosubversiva latinoamericana; escándalo, ironía, sarcasmo, delirio, contestación y contracultura, fueron estrategias que les permitieron denunciar el fraude que percibían dentro de la nueva casta política en el poder.

14. Constructivismo

Es uno de los lenguajes abstractos del arte contemporáneo. Alejado de todo naturalismo, considera la obra como función y no como representación, por lo cual busca involucrar al espectador en una experiencia de síntesis estética que se traduzca en la utilidad del enriquecimiento ambiental. El observador, habitante o transeúnte, actualiza las formas o visiones virtuales que requieren de su participación óptica y hasta corporal. El abstraccionismo constructivista que se desarrolló con amplitud entre la generación de artistas venezolanos de los años cincuenta, adoptaba el principio de composición según el cual las formas son definidas por los colores planos, distribuidos geométricamente en el espacio. La vocación constructivista de dar a la obra una función de utilidad, su voluntad de diseño, cristaliza en un programa de integración a la arquitectura y el urbanismo, que tuvo su mayor consecución en el proyecto para la Ciudad Universitaria de Caracas, ejecutado entre 1952 y 1954.

Cinetismo A principio de los años cincuenta surge en París el movimiento cinético. Esta tendencia tiene sus raíces en el postimpresionismo, el movimiento cubista y, de forma más directa, en el manifiesto realista acometido por los escultores Naum Gabo y Antoine Pevsner. Algunos jóvenes artistas venezolanos como Rubén Núñez, Jesús Soto y Luis Guevara Moreno, se dedicaron a investigar estas nuevas búsquedas en el campo de la abstracción y pueden considerarse entre los pioneros del arte cinético en nuestro país. El cinetismo propone la búsqueda de una intervención más activa del espectador mediante la incorporación del movimiento real a la obra de arte y la transformación del espacio perceptible, como resultado de la acción de la luz sobre la superficie pictórica o escultórica. Como arte de la interacción espacial, las grandes obras del cinetismo buscan inscribirse en soportes urbanísticos a manera de esculturas o grandes fachadas.

15. Tradición y ruptura en el nuevo dibujo

Los años sesenta y setenta marcan en el ambiente pictórico de Maracaibo, el retorno a la figuración. Enfrentados a una tradición que se ha vuelto insuficiente para desplegar técnicas y contenidos críticos, los artistas se vuelcan hacia el dibujo como lenguaje autónomo. Con variantes expresionistas, surrealistas o fantásticas, el uso de los recursos formales primordiales y de los materiales más sencillos, busca el acercamiento a la esencia de la representación visual, y con ello, a lo más genuino de la personalidad del artista. Estos zulianos se anticipan, en formas e intenciones, a lo que más adelante sacudirá todo la escena plástica nacional, y que se conoce como el boom del dibujo.

16. Dibujantes y grabadores. El boom del dibujo y el auge de la gráfica

El inicio de la década de los años setenta, marca la eclosión del denominado boom del dibujo, el cual alcanza su clímax entre 1979 y 1981. Se caracteriza por una fijación obsesiva de los detalles, de rasgos surrealistas, hiperrealistas y pop; por el uso de una gama cromática austera, con predominio de grises, y por un puntual uso del color y manejo muy hábil de los trazos y composición de los planos. Sin embargo, esto no excluye la incorporación de elementos ajenos al dibujo tradicional, que amplían los límites formales con los que se define hasta entonces este lenguaje. El boom del dibujo surge gracias a la confluencia de varios factores, como son: la crisis en las escuelas de artes plásticas y el alto nivel alcanzado por los institutos de diseño y artes gráficas.

La estampa en Venezuela En 1823 el coronel Francisco Avendaño introdujo la primera prensa litográfica en el país con la cual realiza ensayos y pruebas. Hacia 1830, Avendaño vende su prensa al editor francés Antoine Damiron, quien en su taller facilitará el trabajo de artistas como Robert Ker Porter en 1835 y el barón Jean-Baptiste Louis Gros en 1839. A pesar de que la función principal de la litografía era de índole comercial, Torvaldo Aagaard ensaya, por estos años, la reproducción artística de retratos y paisajes; Müller y Stapler realizan litografías a partir de los dibujos de Carmelo Fernández para El Promotor (1843), y Celestino Martínez edita Los misterios de París, el primer libro ilustrado del país. Hacia 1850, Federico Lessmann añade color a las litografías, y Ramón Bolet Peraza elabora estampas con el impresor Henrique Neun para sus publicaciones El museo venezolano y el Álbum de Caracas y Venezuela. La tradición del grabado en metal comienza a partir de 1936 con la obra de Pedro Ángel González, quien regenta la cátedra de grabado en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas. Aquí se forma la primera generación de grabadores. A finales de los años cincuenta y durante la década del sesenta, se incrementa el interés por el grabado gracias, principalmente, a la realización de la Exposición Nacional de Dibujo y Grabado (1959 a 1967), organizada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. En la década siguiente, son fundamentales para el desarrollo de las artes gráficas la creación en el país del Centro de Enseñanza Gráfica (Cegra) en 1974 y del Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA) en 1976.

17. Neopaisajismo

El artista contemporáneo, al representar el paisaje, no ha podido eludir los cambios cualitativos ocurridos con el paso del tiempo, como tampoco el deseo de representarlo con una nueva mirada, valiéndose de innovadores medios que responden a sus necesidades expresivas. La síntesis de los elementos que lo integran hasta llegar casi a la abstracción; la mezcla de la realidad y la imaginación o la evocación de la memoria para obtener el fin buscado; la visión panorámica que enfatiza la grandeza de la naturaleza frente a lo urbano; la reproducción de paisajes seriados a partir de matrices, imágenes obtenidas de revistas o postales, como forma de reanalizar e ironizar la tradición del oficio, y/o la utilización de la fotografía para mostrar no sólo la arquitectura, sino la historia íntima oculta detrás de la imagen, han sido las vías para recrear la realidad que toca su creatividad.

18. Conceptualismo

A mediados de los años setenta un grupo de artistas incorpora a sus obras elementos del arte conceptual, originado en Europa y Estados Unidos, como respuesta al informalismo y la figuración tradicional, para desarrollar sus propuestas sin las limitaciones que encuentra en expresiones más asentadas en nuestro país. La búsqueda de autoconocimiento no sólo del artista, sino del arte en sí mismo, estimula el desmantelamiento y pone en evidencia los sistemas con los que este lenguaje comunica, sobreponiendo el decir sobre el hacer: resaltar la obra como proceso, como idea, por encima de la materialidad del objeto artístico resultante.

19. Tendencias recientes

Al transcurrir la década de los setenta se gesta un nuevo cambio en la producción artística nacional, cuya ebullición se observará principalmente durante la década de los noventa. Paralelamente a los lenguajes tradicionales, figurativos o abstractos, irrumpen nuevas prácticas, cuyo talante conceptual revisa de manera crítica la estructura del objeto artístico. Consecuencia de un profundo nivel de investigación y de la hibridación de múltiples expresiones, se hacen propuestas plásticas que interconectan al arte con otras disciplinas humanas, expandiendo su campo de acción más allá de la estética, e ideando nuevos modos y niveles de interrelación entre el objeto, el espacio y el espectador.

20. La huella fotográfica. Retratos de artistas

Desde los inicios de la fotografía, el retrato ha sido uno de los motivos recurrentes de los fotógrafos. La curiosidad humana lleva a la necesidad de conocer más allá de la obra plástica, a hurgar en el diálogo entre ésta y su creador. Surge así el deseo de acercarse al rostro, a su expresión, a la fragilidad o robustez frente a la creación, cordura y locura. En este discurso, el fotógrafo no sólo documenta, también crea y con ello enriquece y forja nuevas obras. El retrato de un artista realizado por otro artista, es dos veces arte.