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Categoría:PERÍODO COLONIAL II

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==La Arquitectura==
 
Comparada con la de los virreinatos de México y el Perú, la nuestra fue una arquitectura muy modesta en sus dimensiones, en los materiales empleados y en la calidad de la mano de obra. La queja de los colonos por falta de alarifes o albañiles capacitados - hasta para seguir correctamente una pared- fue una nota reiterada en los documentos de aquellos tiempos.
Las fachadas fueron siempre un lugar privilegiado en las casas de la colonia. Fue en ellas donde mayormente se manifestaron las formas barrocas a fines del siglo XVIII. Así puede constatarse en algunas portadas de las ciudades llaneras y de la región andina. En variadas ocasiones lucen dinteles polibulados que, por su forma ondulada, confieren cierto movimiento a la fachada, como es el caso -ya citado- de la "Casa de la Blanquera en San Carlos (Edo. Cojedes) y el de la Casa de los Echanique en Caracas. Otras veces, dicho movimiento resulta reforzado por la presencia de en un tipo de pilastras, inspiradas quizás en la forma ondulada de las columnas salomónicas.
Al igual que las anteriores, la Casa Señor o Casa del Balcón de los Senior, como suele ser llamada, está ubicada en el casco colonial de Coro y también fue construida a fines del siglo XVIII. Su nota más característica es la presencia de los balcones volados en cada una de sus dos fachadas. Esta característica, común en las ciudades costeras como Puerto Cabello, es excepcional en Coro. Es hoy monumento histórico por decreto por la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación en marzo de 1966.
 
===Los templos===
 
 
Los templos ocuparon sitios privilegiados en la ciudad colonial. Las Leyes de Indias estipulaban su ubicación en uno de los ángulos de la Plaza Mayor, junto al Ayuntamiento ya la Gobernación. Los primeros fueron necesariamente construcciones elementales con techos de paja, pero progresivamente se observa un mayor esmero estilístico y constructivo, en la medida en que se produce un afianzamiento de las formas de colonización política, económica y cultural.
==La Pintura==
 
Pintar fue en la colonia una actividad relegada a las clases subordinadas. No obstante, como eficiente instrumento de difusión de la fe, ésta llegó a ocupar un lugar prioritario en el proceso de colonización. Como en la edad media europea, la imagen pictórica llegó a convertirse en la Biblia de los que no sabían leer, es decir, del grueso de la población colonial. Así se explica, en buena parte, el interés, desde temprana época, por traer de España imágenes sagradas destinadas a ornar las moradas de Dios, con el objeto de instruir a los fieles sobre la vida de Cristo. Hubo un hacer pictórico relativamente intenso en el siglo XVIII, donde es palmario el espíritu del barroco; considerable en el siglo XVII, con la presencia de sutiles formas manieristas, y casi inexistente en el XVI. En esta época las imágenes generalmente eran traídas de España, y se hallaban vinculadas a la sensibilidad del arte gótico.
Una concepción diferente, más cercana a las prácticas académicas, la encontramos en el retrato de Fray Antonio González de Acuña (Palacio Arzobispal de Caracas), y cuyo autor, según Alfredo Boulton, pudiera ser Fray Fernando de la Concepción, íntimo amigo del Obispo. Se percibe inmediatamente una idea más cabal de la representación de la tercera dimensión, una mayor soltura de la pincelada y un mejor sentido del volumen. Destacan en este lienzo los contrastes de colores, condición que revela, no solamente una intención puramente mimética, sino una actitud que habla de cierto grado de conciencia artística.
Otros retratos se ejecutaron en el siglo XVIII, sobre la base de una técnica más refinada. Debe mencionarse en este orden de ideas el de Teresa Mijares de Solórzano y Tovar, pintado, como hemos dicho, por Francisco José de Lerma y Villegas. Esta obra pone de relieve la alta calidad que la pintura había alcanzado en Venezuela en el momento en que la Gobernación de Venezuela se había convertido en la colonia agrícola más importante del imperio español. Doña Teresa aparece de pie con una flor en la mano. Es uno de los retratos mejor logrados de todo el período colonial.
 
===Los ecos del manierismo===
Pertenece a la Escuela de los Landaeta, además, un lienzo titulado La Virgen de Caracas, hoy propiedad de la Fundación Boulton. En este cuadro la figura de la Virgen emerge de las nubes, rodeada de un conjunto de bellos querubines. Detalle muy significativo, viene a ser, la panorámica de Caracas que el artista nos ofrece a los pies de la Virgen. Como ha observado Boulton, la vista de la ciudad parece haber sido captada por el artista de Norte a Sur, como si se hubiese situado en las alturas de El Ávila. Se trata de un fragmento de extraordinario contenido histórico, pues permite formarnos una idea, bastante exacta, de cómo era Caracas a fines del siglo XVIII y en qué medida ha evolucionado, arquitectónica y urbanísticamente, desde ese entonces hasta nuestros días. Es, quizás, el primer paisaje urbano que conoce la historia de la pintura venezolana.
Así describe Boulton dicho lienzo: «El colorido, dentro de la tonalidad característica de la época, es propio de los Landaeta. El cielo tiene los típicos matices ocre-rosas...y el mundo de la virgen es cerúleo. Los techos rojos se destacan con precisión y dan a la pintura un encanto especial. Destellos de oro y toques del mismo color figuran en las aureolas y en las estrellas del rico manto».
 
 
 
 
==La escultura==
 
 
Comparada con otras manifestaciones artísticas, la escultura alcanzó un desarrollo muy modesto durante la colonia. Dedicada básicamente a la demanda de la iglesia, estuvo en manos de artesanos, en su mayoría talladores y pintores, contando con una producción mucho menor que la pintura.