Cambios

Monsanto, Antonio Edmundo

153 bytes eliminados, 17:59 6 jun 2016
Un joven inquieto en una ciudad de techos rojos
Podemos imaginarnos al joven Monsanto, de paltó y sombrero de pajilla, interesado en aprender todos los secretos de la pintura, devorando libros de historia del arte, y buscando por doquier información al día.
 
Calle de La Guaira, 1920
Al principio, su estilo estuvo comprensiblemente influenciado por la doctrina académica. En su pequeño óleo Flor de 1905, por ejemplo, el tema, los tonos y el predominio de lo dibujístico sobre lo pictórico, dejan entrever estas enseñanzas. No obstante, muy pronto el inquieto joven comienza a interesarse por el paisaje, realizando a partir de 1906 sus primeros cuadros al aire libre. Algunos críticos han señalado que en esta etapa Monsanto tuvo influencia de Tovar y Tovar, el pintor venezolano que mayor admiración le merecía, lo que quizás se comprenda por ser éste, de hecho, el gran precursor del paisajismo en nuestro país. Cierto parentesco cromático con Tovar puede apreciarse en cuadros como Paisaje, realizado alrededor de 1906.
Y no deja de sorprendernos que obras tan disímiles como Paisaje, Autorretrato y Sabana del Blanco, daten de la misma época. Indican, de seguro, permanentes búsquedas de un estilo propio, de una expresión inobjetable.
 
Iglesia del Carmen, 1920.
Col. Fundación Museos Nacionales, Caracas
Pero la gran inquietud plástica de Monsanto encuentra una barrera infranqueable cuando, tras la muerte de Emilio Mauri, la Academia pasa a ser dirigida por Antonio Herrera Toro, pintor «de carácter adusto y opuesto a todo deseo de liberación y cambio». Casi de inmediato se produce entre el alumnado un rechazo al contenido de los programas. Además, «...fueron eliminadas algunas becas y recompensas, así como los concursos y ciertas materias. Los alumnos se quejaban de la organización administrativa y educativa de la Academia, y solicitaron ante el Ministerio de Instrucción Pública la destitución de su director. Las protestas se hicieron por escrito y verbalmente. Los requerimientos, con todo, no fueron atendidos»[1].
Como consecuencia de esto, muchos alumnos, incluyendo a Monsanto, deciden abandonar la Academia y seguir su destino artístico por cuenta propia. Presumimos que fue éste un período de frecuentes e interesantes discusiones estéticas entre los jóvenes rebeldes. No olvidemos que Monsanto ya los lideraba, debido tanto a sus amplios conocimientos de pintura y su lucidez crítica, como a su «severa actitud magistral, pero sin pedantería».
 
Alrededores del Cementerio de los Hijos de Dios, 1908
De esta época data uno de sus cuadros más hermosos y sorprendentemente audaces: Techos (1909). En él, el artista «cortó» la imagen, a la manera de los postimpresionistas, con los bordes del cuadro. Desaparecen el motivo central y los planos en perspectiva para dar paso a una vista parcial de los altos de unas casas: muros y aleros de tejas rojas se hallan magistralmente compuestos, convirtiéndose en campos de color que parecieran evadir la representación, en la que el artista desplegó, además, un soberbio juego de luces y sombras.
No es de extrañar por ende, que este año marque también el inicio de su tremenda crisis vocacional.
 
====Un artista que no se encontró====