Cambios

Vallmitjana, Abel

8 bytes añadidos, 17:16 9 ago 2019
Obra
Hacia 1945 retoma el oficio artístico abandonando el surrealismo de sus años iniciales interesándose más por el tema del hombre y el paisaje venezolanos. Reinicia actividades conexas, organiza su espacio de trabajo donde incursiona en la cerámica y en el vidrio, entre otras técnicas. El taller Vallmitjana en Chacao, cercano a la fábrica de Branca y Helados Tío Rico, fue un lugar muy activo en el sector.
 
En ese momento (1945-1946) es asesor musical del Instituto de Investigaciones Folklóricas Nacionales, propuesto por su director-fundador el poeta Juan Liscano, luego asumirá Vallmitjana el cargo de sub-director. Juntos organizan “La Fiesta de la Tradición”, gran espectáculo de carácter nacional para la toma de posesión del Presidente Rómulo Gallegos, evento que es un hito en la vida cultural del país con repercusión continental iberoamericana.
 
Sobre este momento clave de la música nacional lo investiga y documenta la antropóloga e historiadora Ocarina Castillo. Juan Liscano dijo lleno de gran emoción a Carlos Maldonado-Bourgoin en Madrid que reconoce siempre el papel de gerente y coordinador de Abel Vallmitjana (1947-1948). En su labor musical AV investiga con F. Carreño los orígenes del Mare-Mare, y publica una recolección de canciones infantiles “30 Cantos de Oriente Venezolano” en la Revista Nacional de Folklore.
 
El álbum Música Sinfónica Venezolana de la Actualidad, Vol. 1, S/F, de la Orquesta Sinfónica de Falcón, bajo la dirección del maestro César Iván Lara, en su surco titulado Concierto para Bandola Llanera y Orquesta de Saúl Vera, destaca que el segundo movimiento “Cabestrero” está basado en un canto recopilado por Abel Vallmitjana en Guárico en 1948.
 
En 1949 Abel Vallmitjana presenta su primera exposición individual en la Galería Drouant-David, París, y es nombrado por al maestro Juan Bautista Plaza profesor de apreciación musical del Instituto Pedagógico Nacional. Ve frustrada la realización de una muestra de folklore venezolano en el Museo del Hombre de París, a la que se opuso la Junta Militar de Gobierno, la invitación había sido extendida por Paul Rivet y Levy-Strauss.
 
Otra figura que participó ampliamente en el movimiento cultural nacional desde esa época, el crítico de arte francés Gastón Diehl, recuerda al biografiado en su libro póstumo: “En París, mucho antes de venir a Venezuela, estaba en constante relación con la galería Drouant, donde tenía lugar hacia años el premio de la Joven Pintura. Con este motivo tuve ocasión de redactar un corto artículo que acompañaba la exposición de paisajes venezolanos que Abel Vallmitjana, de origen catalán, refugiado en Venezuela con toda su familia desde el final de la Guerra Civil, presentaba en esa galería. Tan pronto me instalé en Venezuela, éste quiso gratificarme, intercediendo por mí en la Universidad, donde sus compatriotas representaban una mayoría, y ayudándome a resolver muchos problemas prácticos de la vida cotidiana”. (p. 50) […] Más adelante dice el testigo del gran momento venezolano lo que sigue: “Mis relaciones con Vallmitjana acabaron pronto distanciándose a causa de nuestras divergentes opiniones estéticas; a pesar de ello tuve después el placer de contar entre mis alumnos de Arte Contemporáneo a su hija Marta, que llegó a ser directora del Instituto de Urbanismo de la Universidad Central”. (p. 51).
 
De 1953 a 1957 se desempeña como profesor de escultura y director del Departamento de Cultura de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, cargo al que lo sucede el artista Antonio Granados Valdés. Allí organiza Vallmitjana exposiciones y conferencias de folklore, historia de la pintura, de Leonardo Da Vinci, entre otras.
 
Una digresión. En el año 2019, durante el Encuentro con los Maestros de las Artes Visuales de Venezuela, en la sección moderada por la crítico de arte María Luz Cárdenas con el pintor y cineasta Ángel Hurtado, nos dio el testimonio siguiente: “En 1954 Ramón Vásquez Brito y yo viajábamos en barco a proseguir estudios a Francia. Ramón tenía una bella voz de barítono y ello facilitaba que pudiéramos subir a primera clase a amenizar las horas sociales. Con ello nos aliviábamos del calor, disfrutábamos de la mejor vista, la conversación de algunos pasajeros y del obsequio. Viajaba allí Abel Vallmitjana y él intercedió por nosotros con el capitán para que pudiéramos estar allí todo el tiempo que quisiéramos,…” (Evento organizado por la Sala TAC y la Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA Capítulo Venezuela. Miércoles 17 de julio de 2019, Sala TAC, Trasnocho Cultural, Caracas).
 
Siguiendo el hilo cronológico: En 1957 efectúa un viaje de siete meses a Europa, principalmente a Italia, donde recorre la ruta de san Francisco de Asís, lo cual inclinará la obra de esos años hacia la temática religiosa, como en su obra Figuras (1957, colección Museo de Anzoátegui, Barcelona, Edo. Anzoátegui). De igual manera, la observación del arte prerrenacentista italiano lo influenciará en el desarrollo de la técnica de la pintura al fresco, que trabaja con la técnica de fresco de caballete, es decir, la técnica del mural aplicada a pequeños frescos transportables, con la que realizará la obra Mediterránea (1964, colección GAN). En 1958 realiza en piedra Figura alegórica para el Panteón Sanabria (Cementerio General del Sur, Caracas), y se residencia en Arezzo (Italia)”.1