En el Renacimiento el hombre vislumbra una nueva forma de comprender la diversidad de los fenómenos de la naturaleza, ordena, clasifica, agrupa, como un acto creativo sustentado por un discurso teórico y una práctica heredada del saber hacer. El artista diseña y dibuja basado en un mayor conocimiento del orden interno de la naturaleza. El coleccionismo que no pasaba de ser una amontonamiento de objetos disímiles, inicia un camino hacia la especialización, búsqueda que entre otras cosas da origen a espacios como el Jardín Botánico, lugar para que el amante de la naturaleza se asombre con su variedad, aprenda en su disección o la disfrute por su belleza.