v         curando arte web;     Aproximaciones a un nuevo campo curatorial. ... ..

 

W.W.W.: Nuevo campo curatorial

INTRODUCCIÓN

            El medio teleinformático, última opción de la comunicación globalizante, termina práctica y limpiamente con casi todos los inconvenientes que podrían haber quedado rezagados de sistemas de transmisión de datos anteriores. Fuentes inagotables de información de todo tipo están en estos momentos circulando en el ciberespacio. En este instante un niño de 12 años puede, estar sentado frente a su computadora, revisando para su tarea de geografía (o tal vez por azar), el Sitio Web de la asociación National Geographic y disfrutar desde la pantalla el sistema solar en tres dimensiones. Este primer ejemplo sirve para hacer referencia a una de las consecuencias directas de este manejo de información tan amplio; la disponibilidad de una increíble variedad de datos afecta la forma de asumir y enfrentar las actividades diarias: es la era de la comunicación, fenómeno que en este siglo ha jugado un papel vital en el desarrollo de las naciones.

            En la actualidad se puede afirmar que las formas de acercarse al medio teleinformático, están ideadas especialmente para facilitarle todo al usuario. El mecanismo es sencillo, bastan dos sesiones de navegación* para asimilar los códigos mínimos de comando dentro del programa en uso. Como usuario, Internet significa la posibilidad de enviar correos de llegada a destino prácticamente simultánea a un costo ínfimo (la cantidad de impulsos telefónicos gastados por conexión, en el caso de Latinoamérica); además de poder disponer de ese caudal de información accesible con sólo colocar las palabras correctas en los motores de búsqueda indicados.

            Enfrentando este nuevo medio de comunicación con el precedente, se puede notar que las diferencias de fondo no son pocas: en Internet los textos pueden ser modificados continuamente aún después de publicados, la información llega al destinatario por un vehículo diferente, la computadora y las fronteras espaciales o territoriales son “virtualmente” inexistentes. Desde sus comienzos Internet significó libertad de palabra y conocimiento, todo material circulante por la red es -todavía- en estos instantes de dominio público. Internet es un catalizador destinado a imprimirle velocidad a la posibilidad de generar un mundo paralelo al cotidiano.

 “Esta implosión del espacio implica un nuevo horizonte de lo concebible, un cambio de paradigma. El hombre ya no será el mismo. Usar una computadora portátil, o una computadora de redes, ubicua, es poner la oficina en cualquier lugar, en la terraza en el metro, en la playa. Allí se investiga, se comunica, ama, odia, se divierte, cambia de opinión, se empecina, reflexiona, aprende, calcula, dice estupideces, favorece a un candidato, vitupera a un escritor, escribe poemas, compone, pinta, hace dibujos animados, programa, planifica una obra de teatro, asume personalidades divergentes, monta una película, se ríe, fomenta rebeliones, adopta doctrinas, lee el Quijote, se enamora. Ninguna de esas actividades desplaza u obstruye otras. No sólo conviven, sino que pueden integrarse en una sola, enriqueciéndose todas. El juego y el trabajo dejan de ser incompatibles, puedo llenar un balance en pantuflas, hablar en piyamas con mi profesor, comprar acciones mientras compongo un bolero; escribir poemas mientras sopeso un informe”

(Roberto Hernández Montoya; 1998: pág:70)

            El reconocer la existencia de este fenómeno, tan certeramente descrito por el profesor universitario y ensayista venezolano Roberto Hernández, despierta en la mente del historiador del arte, como consecuencia de su interés primordial que es el reseñar los eventos creativos que puedan tener un significado transcendental posteriormente, varias inquietudes de carácter inmediato. En un primer lugar , ¿en qué segmentos del devenir artístico podría repercutir con mayor impacto?, ¿cuáles serían los puntos en donde este mismo evento afectaría a la historiografía del arte como tal? y finalmente, para no alargar el cuestionario, ¿qué tan diferente será el entorno y la forma de asumirlo para ese hombre que ahora vislumbra, ya no tan lejana, su nueva forma de vida?.

            La labor fundamental de un Historiador del Arte - en todas sus disciplinas: historiografía, teoría, crítica, museología y curaduría- es recopilar la información que se da día a día, con la intención de conservarla para el conocimiento de generaciones posteriores. Es la manera más segura de poder disponer, a lo largo del tiempo, de un registro de lo hechos que han dejado la base para ser lo que somos en ese instante del tiempo estudiado, es conservar la identidad de humanidad como todo, como ente. Esto justifica cualquier tarea de inspección que se presente ante la actividad artística o creativa (el precedente debe ser asentado) y es a su vez la mejor manera de poder aclarar esa primera inquietud; al estudiar las propuestas artísticas disponibles, es posible ir determinando cual sector es el más empleado, qué contenido encierran las obras, e inclusive, ya en un carácter mas arriesgado, asumiendo el papel de un curador y crítico de arte, pronosticar y promover aquellas expresiones creativas que puedan ser un punto de interés para ser reseñadas por la historia del arte, ayudando con ello a no dejar por fuera a ningún acto generado por el hombre en esta área.

            La segunda inquietud tal vez podría ser resuelta fácilmente si se asume el reto de adentrarse en el medio teleinformático, explorar todas sus posibilidades, percibir sus formas y diseños, puede ayudar en gran medida a entender, qué es lo que puede hacer, en la cotidianidad del hombre, esta nueva forma de comunicación.

           En esta investigación de campo se empleó la participación en la generación de sitios y páginas web como una forma de conocer más de cerca al medio teleinformático y sus posibilidades. La coordinación co-curatorial de una exposición en línea, así como la generación de diseños web para sitios de Museos, son los“experimentos perfectos” para poder acceder a la realidad inmediata, es allí en donde se puede examinar con detenimiento, en el caso de la actividad curatorial, qué tipo de obra es la que se puede encontrar circulando en el ciberespacio, un espacio sin espacio, intangible y en estos momentos netamente audiovisual, cuáles son las posibilidades reales de llevar a cabo un montaje de este tipo y en el caso más específico de los museos en línea, qué parámetros se deben considerar a la hora de construir un sitio web destinado a la promoción y difusión de la colección y actividades desarrolladas por dicha institución.