PETORUTTI
(1892-1971)
Nació en La Plata en 1892, donde realizó estudios en la
Academia de Bellas Artes, e inició su carrera artística como caricaturista; tras una
primera exposición, en 1913 el gobierno de la provincia de Buenos de Aires le otorgó una
beca de viaje para estudiar en Italia.
En Florencia asistió a las clases de la Academia de Bellas Artes,
recorrió numerosas ciudades estudiando los maestros del renacimiento y en Milán se
adhirió al grupo de los futuristas, agrupados en torno a la revista Lacerba
(Carrá, Boccioni, Marinetti y Russolo), con los que realizó algunas exposiciones en
Italia y Alemania. La atracción que su obra despertó en el comerciante de arte más
importante de la posguerra, Herwarth Walden, le valió una invitación en 1923 para
exponer en su galería de Berlín, Der Sturm. De aquí marchó a París y allí tuvo
ocasión de conocer a Picasso y Juan Gris, del que recibió una importante influencia.
Tras seis meses de permanencia en la capital francesa, en 1924 regresó a
Buenos Aires, y ya como cubista comprometido, realizó una pequeña exposición con trece
cuadros que provocó un importante escándalo en el mundo artístico bonaerense, que le
acusó de querer destruir el arte nacional Elementos cubistas y futuristas se aliaban en
sus cuadros a un color en el que estaban presentes los maestros italianos del
renacimiento. Con esta exposición se producen las primeras aproximaciones a la
abstracción y la no figuración en Argentina.
En 1941 recorrió los museos de Estados
Unidos y un año más tarde varias obras suyas fueron adquiridas por el Museo de Arte
Moderno de Nueva York y el Museo de Arte de San Francisco. Durante diecisiete años fue
director del Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata (1931-1949) y también fundador
y director de la revista Crónica de Arte. En 1941 fijó su residencia en París,
donde moriría treinta años más tarde.
Para Petorutti la pintura es principalmente luz y color.
Junto a Joaquín Torres García y Pedro Fígari forma la
trilogía rioplatense con presencia permanente en los grandes catálogos del mundo.
Su obra evidencia una personalidad tempranamente estructurada y en ella
somete los temas más usuales (paisaje, retrato, naturaleza muerta) a la nueva óptica del
cubismo. Juega con la perspectiva, concilia el espacio interior con el exterior, conjuga
sombras y luces, y ordena plásticamente los estímulos dispersos en la realidad visual.
Pasa de un sombrío manchado de técnica impresionista puntillista de sus inicios, al
ritmo del Movimiento, quiebra las superficies y ordena color sobre la base de las líneas
constructivas o depura el plano total abstracto en la composición geometrizante. |
"Arlequin"
"Sol Argentino" |