ARTE LATINOAMERICANO MODERNO - DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE - ESCUELA DE LETRAS - FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACION - UNIVERSIDAD DE LOS ANDES - MERIDA, VENEZUELA

TORRES GARCIA

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JOAQUIN TORRES GARCÍA (1874 - 1949)

TORRES GARCÏA: "Composición Universal "

Nació en Montevideo en 1874. Hijo de padre catalán y madre uruguaya ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona en 1892, tras el regreso de su familia a España. Aquí se vio muy influenciado por el movimiento modernista catalán, con el que siempre se identificó, e inició su amistad con Pablo Picasso y Antoni Gaudí, con quien colaboró en la realización de las vidrieras del templo de la Sagrada Familia en Barcelona (1903-1907).

Durante los veintinueve años que vivió en la ciudad, llevó a cabo varias obras en edificios públicos y privados (ayuntamiento, diputación, iglesias de San Agustín y San Jorge), También trabajó con Gaudí en la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, donde realizó unas vidrieras con diseño geométrico y colores planos, que producen en el interior una iluminación singular. En 1910 se traslada a Bruselas para decorar el pabellón uruguayo de la Exposición Internacional (dos murales sobre la agricultura y ganadería uruguayas) y con motivo de este viaje visita también París, Florencia y Roma. En 1913 publica Notes sobre Art, con el que se inicia en la teoría artística y realiza el fresco La Cataluña ideal. En 1919 viaja a Nueva York, y tres años más tarde a Italia y Francia fijando su residencia en París, en 1926. Aquí toma contacto con Mondrian, Van Doesburg y Seuphor. Con éste funda en 1930 la revista y el grupo 'Cercle et Carré', promotor de la primera exposición de arte constructivista y abstracto. En 1932 abandona París y se instala en Madrid, donde conoce a Lorca y crea un grupo de artistas constructivos.

 

TORRES GARCIA: "Construcción"

 

Torres García llega a Montevideo en 1934, creando gran expectativa en su tierra natal. Allí, instalado, comienza su labor dedicado casi exclusivamente a la difusión de sus ideas con la esperanza de crear una escuela de arte constructivo que sea capaz de sacudir y modificar las caducas expresiones artísticas prevalecientes en el Uruguay, y por qué no decirlo, prácticamente en toda América.

Con la batalla librada por el arte de Vanguardia representa una acción singular dentro del desarrollo de las artes plásticas de América, y la figura de Torres adquiere una relevancia particular. No solo se convierte en el creador de una nueva plástica, que aunque con hondas y pretéritas raíces americanistas tiene carácter universal, sino en el maestro de una juventud deseosa de incorporarse de lleno al arte contemporáneo.

Las artes plásticas locales, dominadas por un naturalismo imitativo, solo resultaron parcialmente conmovidas por la aparición de tímidas propuestas renovadoras originadas por artistas jóvenes, nutridos por las enseñanzas de la Escuela de París. Y esta situación, era común a la mayor parte de los países latinoamericanos. Las nuevas estructuras formales originadas en los centros europeos más avanzados, pretendiendo ser impuestas en América, sin percibir que esas formas son el resultado de un desarrollo diferente y están alejados de los contenidos propios de las culturas locales. Frente a este movimiento, otro se desarrollaba en suelo mexicano, fomentado por una pintura de carácter social y político, en realce de la memoria prehispánica, tras la Revolución de México.

 TORRES GARCIA: "INDOAMÉRICA"

Para Torres García, esa dicotomía debía ser forzosamente salvada para hacer posible la concreción de su propuesta universalista. Plantea entonces la necesidad de un nuevo arte que al incorporar las ideas estéticas y filosóficas del constructivismo y contenga al mismo tiempo elementos arquetípicos de las culturas anteriores a la conquista europea. Una síntesis entre lo mas moderno y lo prehistórico: he ahí la audaz y lúcida propuesta lanzada por Torres García en el Uruguay.

Se trata entonces, de retomar aspectos esenciales que contienen tanto el arte constructivo como las artes americanas precoloniales: su sentido de universalidad; la geometrización de las formas; los ritmos sostenidos que muestran maravillosos paramentos de piedra y el concepto de la integración armónica entre los monumentos y el medio circundante.

La realización efectiva de un arte monumental contemporáneo, ligado a la arquitectura como el mayor medio de expresión de su ordenamiento constructivo, fue considerado por Torres García como el punto de muchas posibilidades de expresión, limitadas por problemas de escala de caballete, no le habían permitido alcanzar.

El Monumento Cósmico erigido en el Parque J. E. Rodó, frente al sede del Museo Nacional de Artes Plásticas de Montevideo y realizado entre 1937 y 1938, fue construido con bloques individuales de granito rosa uruguayo, que llevan grabados, en bajorrelieve, símbolos microcósmicos universales que resumen la simbología del constructivismo. El plano central está bordeado lateralmente y en su parte superior por una estructura de planchas verticales y horizontales del mismo material, cuyos ritmos acompañan al tema central. Del basamento de la obra surge una fuente y un banco. Como coronamiento del monumento el artista ha colocado un cubo, una esfera y una pirámide de base cuadrada, elección que no resulta casual. En un sentido geométrico, se tratan de formas puras próximas a las indicadas por Cézanne. En un sentido místico, el cubo simboliza la sabiduría, la verdad, solidez y permanencia; la esfera corresponde a la perfección, a la totalidad, y la pirámide, imagen de la convergencia ascencional de la síntesis, a la creación creadora.

TORRES GARCÍA: "Monumento Cásmico" 1937 - 1938

 

Torres García plasmó un mundo poblado de símbolos arquetípicos que, al actuar sobre el inconsciente del observador, intenta modificar su destino. El grado de receptividad de ese mensaje será mayor cuanto mas pronto el espectador se libere de sus propios inhibiciones que le impiden acceder plenamente a ese mundo idílico. El artista, poseedor de atributos espirituales, transmite su invocación para el observador partícipe y se integre en ese universo lleno de serenidad, paz y amor. Este poder místico de convocatoria, que actúa como un mensaje subliminal a través del inconsciente colectivo, representa una suerte de conjura que nos eleva hacia ese mundo ideal. Este es el mensaje ultimo del constructivismo de Torres García.

 

 

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