DIEGO RIVERA (1886 1957)
Nació en Guanajuato y fue educado en la
Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la ciudad de México. Entre 1907 y 1921
estudió pintura en Europa, principalmente en España y Francia, familiarizándose con las
innovadoras formas cubistas de Pablo Picasso, el impresionismo de Renoir, la composición
de Cézanne y otros artistas de la época.
En 1921, Rivera regresó a México, donde representó un papel
determinante en el renacimiento de la pintura mural iniciado por otros artistas y
patrocinado por el gobierno. Se dedicó a pintar grandes frescos, sobre la historia y los
problemas sociales de su país, en los techos y paredes de edificios públicos, ya que
consideraba que el arte debía servir a la clase trabajadora y estar fácilmente
disponible o a su alcance.
Rivera hace de la pintura un instrumento de educación.
Pinta a los heros de la revolución (como en la Secretaría de Educación Publica) y la
utopía de un Mexico socialista. Aunque sus hermosas figuras simplificadas, los brillantes
colores y espacios planos estan ligados al sintetismo de Gauguin, podria hablarse de
Rivera como un realista-idealista, por tender a pintar símbolos aún no concretados de
una nueva civilización o a recuperar en pintura el paraiso perdido del mundo indígena
(Palacio Nacional).
El conjunto de murales de Chapingo realizado en 1927 es una de sus obras
cumbres. En una mezcla de alegoría y simbolismo casi religioso representan las diferentes
edades del desarrollo social del hombre. La revolución, para Rivera, tiene el mismo
origen que el proceso de la naturaleza misma. Hacia el final equipara germinación,
florecimiento y fructificación con idea de agitación, revolución armada y
reorganización.
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Diego Rivera
pintó murales en el Palacio de Cortés, en Cuernavaca (1930) y en la Secretaría de
Salubridad. En 1929 se casó con Frida Kahlo, considerada una representante insigne de la
pintura introspectiva mexicana del siglo XX. Fue uno de los fundadores del Partido
Comunista Mexicano. Su fama lo llevó a exponer y trabajar en Estados Unidos; su obra
allí incluye un mural (1932-1933) para el Instituto de Bellas Artes de Detroit y un
fresco, Hombre en la encrucijada (1933), encargado para el nuevo edificio de la RCA
en el Rockefeller Center de Nueva York, y destruido poco después de su realización
porque contenía, al parecer, un retrato del líder soviético Lenin. Un año después,
Rivera lo reprodujo para el Palacio de Bellas Artes de México.
En 1935 concluyó uno de sus proyectos más ambiciosos: los frescos para
la escalera monumental del Palacio Nacional de la ciudad de México, con su propia
interpretación de la historia de su país, desde los tiempos precolombinos hasta la
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En la década de 1940 pintó dos grandes
murales en el Instituto Nacional de Cardiología (1944), y otro gran mural para el Hotel
del Prado, Sueño de la Alameda (1947), de tema histórico-crítico. Sus últimas
obras las realizó en mosaico de piedras naturales, como las del Estadio de la ciudad
universitaria de México o el del Teatro Insurgentes, ambas en el exterior.
Diego Rivera fue también prolífico en su obra de
caballete, con una visión muy alegre y también sensual del folclore de su país.
Dibujante magistral y estupendo colorista, demostró un gran talento para estructurar sus
obras. Legó a México una importante colección de estatuillas de diversas culturas
indígenas, que instaló en su casa museo, el Anahuacalli, en la ciudad de México. Como
él mismo dijo, condensando el sentido de su obra, su propósito era "ligar un gran
pasado con lo que queremos que sea un gran futuro de México". Murió el 24 de
noviembre de 1957 en la ciudad de México. |
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