TARSILA
Do AMARAL (1886 1973)
Nació en Capivari, pueblo rural del
estado de São Paulo. En 1916 comenzó sus estudios de arte en la ciudad de Sâo Paulo y
en 1920 los continuó en la academia Julian de París. Después de regresar a Brasil
en 1922, para la Semana de Arte Moderno, inició una serie de
encuentros con artistas de su país que compartían su interés por la difusión del arte
y la literatura modernas basadas en temas brasileños. A finales de ese mismo año,
regresó a París, donde estudió con los pintores cubistas franceses André Lhote,
Fernand Léger y Albert Gleizes. Las exposiciones que realizó en la casa que compartía
con su compañero, el escritor brasileño Oswald Andrade, contribuyeron al intercambio de
ideas entre artistas brasileños de vanguardia y escritores y artistas franceses.
Sus pinturas reflejan una gran diversidad de influencias. Por lo general,
representan paisajes de su país con una vegetación y fauna de vívidos colores, de
formas geométricas y planas influenciadas por el cubismo francés. Al igual que otros
artistas brasileños de su época, estaba interesada en los orígenes africanos de su
cultura y solía incorporar elementos afro-brasileños a su obra. A finales de la década
de 1920 comenzó a pintar una serie de paisajes brasileños de corte onírico
influenciados por el surrealismo francés, con el que había entrado en contacto a través
de sus frecuentes viajes a París durante esos años.
Tras un viaje a Moscú en 1931, incorporó aspectos del realismo
socialista, estilo artístico oficial aprobado por el gobierno soviético en el que se
representaba a obreros y campesinos en posturas monumentales y heroicas. Sin embargo,
pronto retornó a sus temas iniciales, pintando cuadros surrealistas de figuras alargadas
y utilizando las brillantes tonalidades rosas y naranjas de la tierra brasileña. Su
estilo se distingue por la aplicación libre del color como en su ejecución nerviosa y
aparentemente espontánea. Al llegar a territorio brasileño, el color local se suma a ese
equilibrio de elementos plásticos, y su inspiración fue centrada en las ciudades del
interior de Minas para crear el clima poético-mágico que desarrollará en sus pinturas. Tarsila
sintetiza los elemento oriundos de la aguda observación y la intimidad del
paisaje y la estructura parisiense, con leves rastros de surrealismo.