Coordinación General: Prof. Esther Morales M. |
Milagros Ibarra,
Alejandro Otero ha sido uno de los artistas más relevantes en la historia del arte venezolano, no sólo por la disidencia, con la que marca una ruptura con el arte figurativo tradicional, sino que crea y aporta un lenguaje muy particular a la plástica venezolana, desarrollado a partir de una pasión por el color y de una preocupación por la síntesis de las formas.
De esta manera uno de los conceptos que se destaca en sus obras es "la simplicidad constructiva y la pureza de la línea", así el artista demuestra una capacidad de sintetizar las formas a través de un juego de líneas que nos refleja su vasto universo espiritual y artístico.
Vamos a recorrer un trayecto específico de la evolución estilística del autor, desde el periodo de "Las Cafeteras" (1946-48), pasando por sus obras de transición (1951-54) hacia el periodo cumbre de "Los Coloritmos" (1955-60).
En el período de "Las Cafeteras" el autor parte de un objeto sólido, lo descompone, esquematiza y lo reduce a las líneas más esenciales, que se vuelven casi imperceptibles ante el ojo del espectador. De este modo aparece la línea y el plano logrado por un proceso de descomposición hasta convertir el objeto en un hecho plástico.
La etapa de transición incluye "Las líneas inclinadas azules y rojas" de 1951, por consiguiente la fisonomía que comenzó a desintegrar en las cafeteras se convierte en simples líneas inclinadas de colores sobre fondo blanco, que traducen una expresión más libre y espontánea del artista.
Para la etapa "Horizontal-Vertical" (1951-52) se presenta "Vibración modular roja, azul y negro", en ésta se encamina hacia un rigor geométrico y de composición racional, parte de un fondo de color, en el cual se entrecruzan barras horizontales y verticales para establecer relaciones cromáticas. "El tablón de Pampatar"ejecutado en 1954 se caracteriza por un marcado ritmo vertical por medio de bandas negras sobre fondo blanco, mientras que los colores se perciben entre la estructura del cuadro, y constituyó el antecedente inmediato de su famosa serie "Los Coloritmos".
Coloritmo N° 6, s/f |
Coloritmo N° 7, s/f |
El Tablón de Pampatar, 1954 |
Vibración Modular Rojo-Azul-Negro, 1961 |
Finalmente llegamos a "Los Coloritmos", una de las etapas más importante del arte abstracto venezolano. Aquí encontramos que la estructura geométrica se convierte en soporte compositivo, por medio de fajas paralelas verticales que divide en secciones horizontales, con una marcada fuerza lineal por el ritmo de las bandas cromáticas que a la vez transforman el espacio.
En los coloritmos la forma está dada por el color, pero esta poco a poco se desvanece, hasta dejar el color libre dentro de líneas que lo sujetan y lo someten a un vibrante ritmo. De esta forma, la estructura lineal con la que comenzó desaparece lentamente así como la dinámica espacial, que posteriormente liberará a través de las esculturas metálicas.
A lo largo de estas obras el artista busca insistentemente depurar las formas y el espacio. Cada etapa transforma el espacio, las formas y los colores con el fin de la búsqueda plena del mismo espacio, ya sea por el ritmo, el color vibrante, la luz o la pureza de la línea, de esta manera esta trayectoria demuestra que existe una lógica evolutiva en su lenguaje artístico que valida totalmente su obra, tal como asevera el mismo Otero: "solo quisiera ser puntual".