UNIVERSIDAD DE LOS ANDES-FACULTAD DE HUMANIDADES-ESCUELA DE LETRAS-DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE-MERIDA,VENEZUELA

ARTE VENEZOLANO                 

Alejandro Otero 1946 - 1947 Página Principal

 

Coordinación General: Prof. Esther Morales M.

QUINTA LINEA

ELOGIO A LA DISIDENCIA CON ALEJANDRO OTERO

Briceño Leyni,
Delgado Narcy
y Gutiérrez Saralina.

 

Todo comienza en El Manteco en 1921, con el nacimiento de Alejandro Otero. Asimismo, en Upata, población en la cual éste joven pasó su infancia y su adolescencia. Upata es su propia vida. El ideal de nacionalista se ha integrado a su personalidad a través de su familia, de su barrio, de su escuela, de su comunidad, de su paisaje.

    Se formó entonces el artista... En 1939, cuando Otero se inscribe en la Escuela de Artes Plásticas siendo su director Edmundo Monsanto. Como se recordará a partir de esa fecha surgen en Venezuela nuevas fuerzas económicas y políticas, de igual manera, hay una proliferación de idealesllenos de libertad, los cuales habían sido reprimidos por el régimen gomecista. Esto determinó una transformación en la vida cultural venezolana.

    Haciendo historia, la representación plástica en Venezuela va del romanticismo al academicismo, de éste al paisajismo, como reacción renovadora que deja entrar en la tela aires del impresionismo, y de esta investigación de la naturaleza y de la luz, a una reacción figurativa que se apoya en la pintura mexicana muralista (realismo social).

    Al ingresar Alejandro en la Escuela de Artes Plásticas, se comenzaba a estudiar la figura y el paisaje a partir de Cézanne, pues con la Segunda Guerra Mundial, en Europa ya se había llegado a las últimas consecuencias de la reacción post-impresionista, en otras palabras, el arte divorciado de la naturaleza, la revolución cubista abría un camino para la pintura geométrica; el surrealismo expresaba la crisis espiritual, social y política del Viejo Continente.

    El primer viaje a Europa...Alejandro interpreta la realidad en cuanto a los colores, formas, líneas a través de la relación con objetos que parecen recostarse en sus ojos, esto logrado a medida que estudia las proporciones cézannianas, la plástica europea continúa desarrollándose, pero su influencia llega a Venezuela con treinta años de atraso.

    Con su regreso a nuestro país, Otero pinta en 1941, Cerros de Los Flores de Catia, la cual constituye la obra hito de este artista plástico, dado al interés constructivo por las formas en su afán de captar la luz de Caracas.

    En 1950 el geometrismo se había institucionalizado como tendencia oficial y había que buscar los nuevos caminos a partir de Alejandro Otero.

    Los Disidentes, grupo que lideriza Otero en París, publica una revista con artículos y ensayos acerca de la renovación del arte venezolano.

    La luz es el denominador común de la gran pintura venezolana y es el elemento más característico, junto con el tiempo circular de nuestra entidad colectiva, de nuestra relación con el medio físico, de nuestra peculiar relación con la naturaleza. Por que es la Luz la que nos incribe en la venezolanidad.

    La exposición a realizar sobre Alejandro Otero, está planteada en cuatro segmentos, porque allí están conjugadas las investigaciones hechas por él sobre las relaciones entre el espacio, la línea, el color y la forma, cuatro elementos los cuales hacen alusión a las series de trabajo creadas por este artista. Vale mencionar, las siguientes series:

 

PRIMERA SERIE

    Al comprender Otero que el arte es una realidad autónoma, que el creador debe construir sus propios impulsos, comienza, entonces, a desprenderse de todo factor representativo. Las Cafeteras, en las cuales convierte el objeto real, en un tema plástico del que puede dar las versiones que desee, hasta incluso negarle la imagen de su identidad. Por medio de esto, va destruyendo la forma, el soporte estructural de todo objeto. Las líneas oblícuas de color se transforman en el elemento más importante de la composición. Aparecen sus preferencias por los azules, los sienas y los ocres. La perspectiva renacentista sale de su pintura, el volumen cézanniano es rechazado y su obra se vuelve metafísica.

    Manchas de color y líneas que trascienden por sí solas y no siguen otras leyes que las de su propia realidad. La imagen es un espacio abstracto, dado por el fondo de color.

    En 1949, en Caracas informa a los jóvenes pintores acerca de las corrientes del arte europeo y los motivan para que se vayan a ese continente.

    Más tarde en 1950, Otero visitará de nuevo París. Para ese momento este artista había descubierto que el arte se demuestra como un inmstrumento de investigación de la realidad, la posición que asume el artista frente a su lenguaje (forma de expresión) es la misma que asume frente a la realidad. Por ello, las claves de una relación del hombre con el universo, se hallan en Alejendro Otero, una experiencia que logra transmitirla con imágenes, sonidos o palabras.

 

         

           Cafetera o Pote Azul (1947)   

    

                Pote Rojo (1948)

SEGUNDA SERIE

     Horizontales Activas (1954)

 

Durante 1951, Alejandro Otero trabaja la luz como elemento refulgente en el espacio, en las que unas estrías de color vibran en un plano blanco, y todas las series tienen en común que las líneas están inclinadas y la gama se reduce a los colores primarios.

    La retina del pintor venezolano está sensibilizada para percibir las variaciones de luz, tanto en intensidad como en tono. Distinguiéndose desde un blanco deslumbrador, que destruye el contorno de los objetos, hasta un solo plano de color; en rojo, amarillo o azul que cubre toda la tela.

    Todo lo antes mencionado, se logra por la influencia de Mondrian. Después de una obra pura, libre, en que la luz es el agente de toda la magia del cuadro, busca el rigor geométrico, la composición racional, la estructura ortogonal. Inicia entonces su serie de obras sobre un fondo de color, hace entrecruzamiento de líneas horizontales y verticales, determinando relaciones cromáticas. No obstante, Otero se queda con las horizontales, acerca las paralelas entre sí, rellenando algunas franjas con negro y color, para obtener una vibración visual con el objeto de captar la luz.

    Un proceso por el cual pasó Alejandro Otero para llegar a uno de sus aportes más creativos, como es el de los Coloritmos.

    A partir de la vibración obtenida por las líneas horizontales se abre al camino para los Coloritmos. Pero, lo que Otero persigue ahora es volver a la integración por medio del color. La estructura geométrica (divulgado por Mondrian) se convierte en este artista plástico venezolano, en el soporte compositivo. Vuelven a aparecer los colores azules, ocres y sienas. Gracias a esto se puede fragmentar la luz en ritmos a través de la variación tonal. 75 ducos sobre madera realizó Otero en la serie de los Coloritmos, desde 1955 hasta 1960.

    Es importante a nuestro juicio resaltar, que Alejandro Otero de los Coloritmos realiza un gran paso, pues deja el espacio plano para trabajar en el espacio tridimencional.

 

Coloritmo en movimiento nº5 (1957)

Coloritmo 36 (1958)

Coloritmo 62 (1960)

Coloritmo 75 (1960)

 

TERCERA SERIE

En 1961 la forma se convierte en relieve, aquella misma forma que pugnaba salir del plano se vuelve objeto. En esta serie de Otero, éste propone la realidad en vez de la representación de la misma. Esto lo resuleve el artista con gran delicadeza, colocando objetos cotidianos, como guantes sobre un plano blanco, con una lograda composición y una armonía luminosa de blanco sobre blanco, pues los objetos llevan el mismo tratamiento de fondo. Así surgen dos elementos fundamentales: la luz que baña al objeto y el volumen del objeto.

        

 

 

 

 

 

 

                                                                                                      El guante Azul(1965).     

   

CUARTA SERIE

     Tokio (1965)

    En esta última etapa Alejandro Otero limitado por el plano elabora ensamblajes con cartas, manuscritos dispuestos sobre ventanas, puertas. Estos objetos guardan su pigmentación original.

   

   

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