UNIVERSIDAD DE LOS ANDES-FACULTAD DE HUMANIDADES-ESCUELA DE LETRAS-DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE-MERIDA,VENEZUELA

ARTE VENEZOLANO                 

Alejandro Otero 1946 - 1947 Página Principal

 

Coordinación General: Prof. Esther Morales M.

SEGUNDA   LINEA

Alejandro Otero 1946-47

Victmary Dávila,
Patricia Canache
y Arturo Matera.

"...Ya en las series de Cafeteras azules y marrones, aparecen dos elementos que por la forma de ser tratados serán definitivos en expresión e imprimirán personal carácter a su obra: la línea y el plano. En Otero, la línea, la hiena oblicua, es algo mas que una simple línea. A ella llega por el proceso de descomposición de la forma, de pulverización de la forma..."

Inocente Palacios

Dos Cacerolas, 1946

 

Cafetera marrón, 1946

Cafetera Gris, 1946 Cafetera Gris.jpg (31381 bytes)

 

Cafetera y taza amarilla, 1947

 

 

 

 

Cafetera Azul, 1947

 

Cafetera Rosa, 1949

 

       

 

Puede hacerse un paralelismo entre el manifiesto futurista de Filippo Tomasso Marinetti y los nuevos planteamientos y exigencias de "Los Disidentes". En principio por el afán de la negación del naturalismo academicista, y luego por el rechazo a la tradición que incluye salones de arte, museos, escuelas de artes plásticas, exposiciones, críticos, etc. Quizás la única diferencia marcada entre futuristas y disidentes es que los primeros quieren cantar a  la velocidad y el movimiento, y en nuestro caso la obra de Alejandro Otero goza de eterna inmovilidad.

        Alejandro Otero es el tipo de artista que le gusta pintar los cambios tanto estéticos como culturales, además el nuevo tiempo y el nuevo espacio eran su búsqueda primordial. Cezánne y Picasso le inspiran para estructurar su obra. Pero la gran diferencia esta marcada por la relación entre las líneas y los planos. Las líneas oblicuas que llegan a estar suspendidas en el espacio las logra con un gran sentido de síntesis en el cual nunca se perdió el color. La base y el pilar de su obra se establece en la relación forma, color, espacio y luz.

        Aunque suene irónico, el proceso de desnaturalización de la forma se da en Alejandro Otero de manera muy natural, pues este cambio no se produce ni se provoca bruscamente. Sin embargo, no siempre gozó Otero de esa capacidad de abstracción, en el comienzo de su obra eran reconocibles formas y elementos de la naturaleza pero es en 1946 con las serie conocida como Las Cafeteras donde a partir de objetos como tazas, cafeteras, cacerolas, candelabros descompone la forma hasta llegar a una mínima referencia del objeto. Las Cafeteras rompen y desplazan la tradición pictórica de sus antecesores, toda la formación de Otero como pintor pasó a ser inmediatamente un pasado remoto.

        Todas estas preocupaciones de Alejandro Otero, con respecto al comportamiento de los elementos de la composición, lo muestran como el primer artista venezolano dispuesto a encarar el problema del arte contemporáneo, y es su obra la que crea las bases para los lenguajes posteriores.

        Por considerar estas obras una especie de transición por el carácter constructivo con el que se logran, aquí el remitirse al objeto es solo algo metafórico. Los objetos representados en las obras anteriores gozaban de una referencia, que en la serie de Cafeteras esta disuelta. Son el verdadero comienzo de la abstracción en Venezuela y pedestal fundamental para el arte venidero. Es el principio de lo que terminaría en las series Coloritmo.

       

    


 

 NOTA:  Con el interés de exponerlas en una sala junto a los elementos a las que las obras hacen referencia, (tazas, platos, cafeteras, candelabros, cráneos) con la única finalidad de someter al espectador a analizar la capacidad de abstracción del artista, y ver en que momento representa según el referente y en que momento es pura abstracción, y por otra parte tratar de crear un espacio análogo al que representan las obras, teniendo en cuenta la acción y el ordenamiento de todos los elementos dentro de la sala. Los objetos a los que se hace referencia Irán dispuestos sobre cubos delante de las obras las cuales descansaran sobre caballetes, iluminados (objetos y obras) por reflectores.

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