Bio

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Nacido en Tovar, Edo. Mérida en 1958. En la actualidad vive y trabaja en Barquisimeto. Artista comprometido desde sus inicios hace 30 años con la abstracción geométrica, disciplina a la cual fue atraído por los artistas Rafael Pérez y Rafael Martínez en la década de los 70 y posteriormente por su contacto directo con los maestros Jesús Soto y Carlos Cruz Diez en su Tovar natal.

Rómulo Contreras: Espíritu Geométrico, Cuerpo Cromático. Gabino Matos

“Para crear plásticamente la pura realidad, es necesario reducir las formas naturales a los elementos constantes de la forma, y la variedad de los colores naturales, a colores primarios” Piet Mondrian

Rómulo Contreras es uno de esos artistas que han logrado dar concepto y forma a su vocación artística mediante la práctica constante, la lectura complementaria y la observación interesada. Su primera aproximación al mundo del arte fue a través de la música. Los sonidos, ritmos y acordes aprendidos en sus clases de guitarra fueron traducidos a líneas, planos y colores. Quizás aquí aprendió a integrar la dimensión abstracta de la música con el carácter no representativo de su obra plástica. Su travesía por las artes plásticas se inicia en el Taller Elbano Méndez Osuna y se perfecciona en la colaboración cercana con el proceso creador de Jesús Soto y la observación atenta y compartida con las formas artísticas de Carlos Cruz-Diez y Alejandro Otero. Todo ello completado con lecturas sobre las tendencias plásticas del abstraccionismo, especialmente del constructivismo. Desde este contexto es fácil advertir que el espíritu de las formas de tales maestros haya estimulado la vocación geométrica de su obra plástica; pero no para reproducirla sino para captar en ellas que la geometría y el rigor técnico del oficio siguen siendo inspiración significativa para el arte de hoy.

La obra de Contreras refleja la pluralidad, vitalidad y dinamismo que caracteriza la reinvención del lenguaje del arte abstracto hoy. “Desde mis primeros pasos profesionales – nos dice el propio artista – fijé mi interés en la geometría abstracta como forma y lenguaje a partir de los cuales sustentaría mi propuesta artística; lo cual me llevó a abordar obstinadamente la forma geométrica y el color como parámetros básicos de mi discurso.”

Si bien es cierto que la obra de Rómulo Contreras acogió las sugestiones del abstraccionismo geométrico y compartió es espíritu de las experiencias plásticas de Soto, Otero y Cruz Diez; no es menos cierto que también ha sabido sobreponerse a ellas gracias a una personalidad artística que desde sus inicios se ha empeñado en reinventar el lenguaje del arte abstracto sin ceder en nada a referencia alguna con la realidad. Insiste en afirmar: “Yo lo que busco es despojarme de la naturaleza en si, del realismo como tal, y abstraerme”. Con su firme decisión de prescindir del dato realista y empeñado en proponer un lenguaje simple pero riguroso, sencillo pero contundente, logra expresar la belleza esencialista de las formas y el carácter estructural del color.

La pintura de Rómulo Contreras es tan magníficamente pura y tan ordenadamente conceptual que atrae por su misma vitalidad y contundencia. Una pintura tan simplificada en sus elementos y de tanto rigor en su configuración geométrica no debe verse como un rígido y esquemático ejercicio formalista; al contrario, debe interpretarse como lo que es: un reflexivo ejercicio donde mente, ojo y mano se confabulan para dar vitalidad a las formas y emotividad a los colores. Cada obra constituye un pretexto para afirmar la autonomía de las formas puras y la esencia de los matices cromáticos. No hay que dejarse engañar por la rigurosa sencillez y la reiterada formalidad compositiva; porque detrás y dentro de esos entramados geométricos y de esa volumetría por degradación, hay un concepto, un fermento espiritual y una convicción estética que salva la obra de su aparente serenidad y simplicidad.. Conviene recordar que la obra plástica de Contreras, al igual que todas las obras del abstraccionismo geométrico, se atiene, ciertamente, a una medida racional y a una clara vocación por la estructura, el orden y el equilibrio. No hay duda del componente conceptual que determina el juego volumétrico de sus piezas tridimensionales y la ilusoria planimetría de sus pinturas.

Observar la obra de Contreras exige sintonizar con el ritmo de las líneas curvas, la movilidad de las formas yuxtapuestas y la compacta limpidez de los planos coloreados para poder captar la dinámica vibratoria que se provoca en el ojo del espectador. Hay que agudizar la percepción y adentrarse en la configuración para descartar la aparente inmovilidad y el inexpresivo esquematismo que, para los ojos poco atentos. suelen generar las obras abstractas que se valen de la repetición geométrica y la pureza cromática, elementos esenciales de su lenguaje. La obra “contreriana” comunica profundas sugestiones desde su intencionada sencillez, sus acusados contrastes cromáticos y su reiterada configuración. “Mi discurso es muy elemental – nos reitera-utilizo muy pocos elementos, planifico más la forma que el color…me parece que la repetición es un fenómeno válido. Ese es mi trabajo.”

En consecuencia, las diferencias aparentemente mínimas que se detectan en los cuadros y esculturas de Rómulo Contreras responden a precisas necesidades compositivas y al propósito de hacer del color y la forma texto y pretexto para una propuesta plástica de indiscutible alma geométrica en un cuerpo cromático.

Gabino Matos

Valencia, Marzo, 2007.

Fotos del artista