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De Turín llega Ernesto Armitano Amadei para montar una imprenta local, la de Tomás Herrero y Sucesiones en 1953. Años antes dos Armitano, sus parientes, habían hecho raíces en el país, Alberto en el campo de la educación y Pablo en la música como trompetista extraordinario. Ernesto llega en la década de los cincuenta, cuando Venezuela está en el salón de la fama de las naciones con futuro, debido al boom petrolero.
Más tarde el técnico impresor [http://vereda.ula.ve/wiki_artevenezolano/index.php/Gasparini,_Graziano Ernesto Armitano ] decide fundar su propia empresa, lo cautivó el clima, la belleza del paisaje y un medio donde hay tantas cosas por hacer. No se hacían libros artísticos y muchos menos de temas venezolanos; y, casualmente el arquitecto Graziano Gasparini ocupa un papel preponderante a raíz del terremoto de El Tocuyo. Armitano y Gasparini se asocian en esta empresa de editar libros que tratan e ilustran sobre patrimonio monumental.
Los venezolanos comenzamos a hacer turismo nacional gracias a las obras civiles viales que se estaban haciendo y a la infraestructura hotelera. Por el esfuerzo editorial de las compañías petroleras y de empresas como Ernesto Armitano, pudimos tener conciencia del país, de nuestras bellezas naturales, de sus monumentos arquitectónicos, de su flora y de su fauna.
Cualquier turista ávido de saber de Venezuela, nacional o extranjero, encontraba en las ediciones de Armirtano además de información y de imágenes, un libro objeto de arte, que embellecía y daba carácter a un espacio como una oficina, sala o recibo. Las revistas editadas por Armitano eran de primera y estaban en los revisteros de postín.
Debemos destacar los libros editados por Armitano sobre artistas venezolanos. Los nombres de aquellos autores que escriben sobre arte y que van a fundar el capítulo venezolano de la [http://vereda.ula.ve/aica_venezuela AICA, Asociación Internacional de Críticos de Arte], están ligados a algunos títulos impresos por Ernesto Armitano como Alfredo Boulton, Rafael Pineda, Juan Calzadilla y posteriormente Carlos Silva o Bélgica Rodríguez. En materia de estatuaria e iconografía bolivariana tan sólo dos títulos suyos son obras capitales, Tenerarini y Tadolini los escultores del Libertador y Las Estatuas de Simón Bolívar en el mundo, ambos del escritor y crítico guayanés Rafael Pineda.
También Ernesto Armitano tuvo un fugaz paso por el mundo del galerismo con el Centro Armitano Arte en el Parque Cristal. Allí fue presentado el Tomo III de la Pintura en Venezuela de Carlos Silva, que complementa los dos volúmenes escritos por Alfredo Boulton.