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Miembro del grupo Artistas Independientes participó en varios Salones. Igualmente participó en el Salón Oficial de Arte Venezolano en el Museo de Bellas Artes; y, en exposiciones individuales y colectivas.
El emigrante con trauma de guerra Iván Ch. Belsky desarrolla una crisis de fe, la cual superará con el tiempo. Dijo a Monseñor José Humberto Quintero, con quien tuvo buena amistad, en entrevista para otorgarle el contrato de las obras de arte de la Catedral de Mérida: No creo “ni en Dios, ni en Satanás, ni en sus vírgenes. Yo no creo en nada. Yo soy de la Unión Soviética, allá no hay Dios” <ref name=Roldan></ref>[2] Roldán, Iván (1991): “El Ateo que pintó la Catedral de Mérida”, en: Diario Frontera, Mérida, P-p: 6ª.(Falta fecha y año).
El artista es recordado como persona de trato afable, conversadora con momentos de espiritualidad, gran fumador y bebedor ocasional de vodka. Creía en el valor medio de la obra en el mercado del arte. “Mientras más accesibles son los precios de una pintura, más te encargan y más vendes”.