Cambios

Manuel Espinoza logra en cada una de estas experiencias reflexionar, acerca de la propuesta del "museo orgánico". Como pintor, ha aportado la visión y concepción de las formas orgánicas como un proceso en permanente transformación y como una tensión de estados interiorizados del espíritu. En sus inicios realizó obras orientadas por la figuración, como Desnudo (1953, colección Óscar D'Empaire), en las que ya se evidenciaba su interés por el trazo gestual; en su obra Rito (1957), reconocida en el XIX Salón Oficial de 1958, decantó la figuración siguiendo los preceptos sintéticos del cubismo. En su pintura de finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta, como Restos (1959, colección Óscar D'Empaire), premiada en el VII Salón D'Empaire de 1960, trabajaba ya formas orgánicas con riqueza gestual y ahorro de color. Esta tendencia, que se asemeja al informalismo español de Antonio Saura, a las formas sintéticas de Wifredo Lam y a las visiones orgánicas de Graham Sutherland, será desarrollada por Espinoza con brillantez; entre las obras emblemáticas de este período se pueden nombrar Piel de zapa (1975), o Nacimiento de un símbolo (1976, colección GAN). A mediados de los años ochenta desarrolla su serie de flores (en parte trabajada con pastel sobre papel) y libélulas, paralelamente a una serie de paisajes, como Paisaje 92 (1989, colección MACCSI), cuyo carácter gestual y matérico retoma las lecciones del informalismo. Actualmente realiza una nueva serie de paisajes inspirados en el paisaje larense. Según Juan Calzadilla, "aquellas estructuras monocromáticas que en los años sesenta encerraban la imagen de un pensamiento atormentado, ceden el paso a una emergencia de símbolos potentes y sonoros que no se contentan con ofrecer el símil del follaje, del pájaro nocturno, la fauna intrincada y el tótem vegetal, sino que se metamorfosean en imágenes de un significado donde aflora tal vez esta conciencia de lo que somos, antes que nada, latinoamericanos" (1976, p. 7).

==Exposiciones individuales==