ESTÉTICA FRANCESA DEL SIGLO XVIII


            En primer lugar hay que conocer, aunque de forma general, el pensamiento que se fundamenta en la Francia del siglo XVIII. Es un pensamiento que se funda y se mantiene en la razón, esta dado por la ilustración que es un movimiento o corriente cultural que se caracteriza por la revisión de la luz o la razón y de la experiencia, de la concepción del mundo y del hombre en todos los terrenos. Esta razón, que era la espina dorsal del pensamiento francés, se proyecta al poder crítico dando como resultado una filosofía, que se entendía como la ciencia de los hechos, una filosofía que procura llegar a la verdad por medio de la experiencia de los filósofos y la exactitud de sus propuestas. Esta era una filosofía basada en tres aspectos que se tenían como fundamentales: la razón, la tolerancia y la humanidad. La razón manejada en Francia durante el siglo XVIII se caracterizó por el hecho de que ya no se trabajaba bajo suposiciones, sino que había que ser concretos, es decir, no se trabajaba bajo lo que se creía sino bajo lo que se estaba seguro. Esto dio como resultado el filósofo erudito que estaba muy ligado a la razón.

            Cuando hablamos de la estética francesa del siglo XVIII indudablemente hay que referirnos a Diderot, este esteta francés supo de manera muy acertada conjugar los rasgos de la estética teatral para luego transportarlos al arte, sobretodo a la pintura, dando como resultado el surgimiento de grandes artistas que se basaban en las ideas de Diderot para su creación artística. Una de las ideas de Diderot, y rasgo fundamental de su pensamiento en cuanto al arte, es la imitación de la naturaleza, donde lo representado es más verosímil que verdadero, es decir, que hay cierto grado de ficción. Con esta idea Diderot empieza a fundamentar su estética y a su vez una teoría del arte y la belleza, donde entra indudablemente esta belleza sensible que se da por ciertas características como lo son: la representación del cuerpo, la pantomima y el gesto.

            Diderot nos habla del artista y su creación, donde esto no solo debe copiar a la naturaleza, sino seleccionar y aprehender varios rasgos de la naturaleza que valgan la pena reproducir par que una creación sea bella, incluso más bella que la naturaleza misma, siendo superada por la mano creadora del artista.

            Diderot le da mucha importancia a la representación de la configuración del cuerpo humano y esto se puede tomar como uno de los puntos de referencia hacia una belleza sensible, que es palpable con los sentidos, gracias a la armonía de la composición del cuerpo. Diderot también se interesaba en la pantomima y el gesto, considerando al rostro como parte de la expresión corporal, pero no de forma dominante, sino como un elemento que también contribuye a la comunicación pantomímica. Con esto se deja ver que Diderot estaba interesado en el complejo contenido sutil, fisiológico y psicológico del gesto y de la pose, todo esto característico de la belleza sensible que proyecta la obra. Diderot centra toda su atención en los aspectos del cuerpo señalando lo que el artista podría comunicar a través de la representación gestual.

            Diderot nos muestra la pantomima como un lenguaje universal, un lenguaje que ofrece una comunicación directa e inmediata. Dentro de esta pantomima esta otro aspecto de la belleza sensible, el gesto, éste reconocido como una forma universal de comunicación, y es el gesto el que se coloca como principio esencial de las artes del siglo XVIII. Diderot plantea un tipo de pantomima expresiva, que podría ser tan expresiva como el lenguaje hablado e incluso más significativo y expresivo. Éste esteta consideraba al cuerpo como vehículo primario para la expresión, cosa que se capta en primer lugar con el sentido de la vista y hace de esto otra característica de la belleza sensible. Para poder entender esta pantomima que se da hay que hacer, indudablemente, una codificación de los signos corporales donde la expresión del rostro y el cuerpo se fusionan y no necesariamente se ve la expresión corporal como subservidora del rostro sino como un todo armónico.

            En cuanto a las otras características de la belleza sensible en la obra de arte que se dan a partir del siglo XVIII y de Diderot tenemos las siguientes: hay una representación innovativa del cuerpo humano y llena de fuerza, también se pueden notar extremidades vigorosas y poderosamente hechas, éstas se dan a partir del artista J. L. David. Se puede notar en la obre de este artista una completa configuración de las manos, brazos, cabeza y pies. Otro aspecto de la belleza se da por un lenguaje expresivo del cuerpo, logrado a través de un dibujo esculturesco. También tenemos los principios de diseño donde las figuras se definen a través del sombreado, los contrastes de luz, sombra y color, el dibujo que enfatiza fluidez, ligereza y flexibilidad del contorno. Este dibujo, que es un aspecto importante en la creación pictórica, permite el revivimiento de los temas antiguos que se dan a través de la pureza y destilación del contorno dibujado firmemente. Siguiendo con las características de la belleza sensible tenemos los signos corporales que transmiten estados psicológicos, siendo proyectados por la representación del cuerpo que es quien comunica la idea y la emoción. También tenemos la claridad y brillantes, que son características esenciales, definen las formas volumétricas en el espacio que caracterizan a las figuras donde se da una gran fuerza expresiva. Presentes también en la obra la armonía y proporción como elementos que procuran belleza, destacando en el cuerpo masculino una fortaleza bien formada, tendría una forma cuadrada, los músculos expresados severamente, el contorno de los miembros muy bien dibujados y las características del rostro muy bien definidos. La fuerza, robustez, dinamismo, vigor y potencial corporal ha de ser lo que establezca la fortaleza física y moral. También se agregan los gestos sublimes que crean una gran elocuencia.

            Todos estos elementos o características nombradas anteriormente influyen y construyen de manera directa o indirecta la configuración de la obra de arte, y estas obras, en especial las del siglo XVIII, están cargadas de una gran belleza sensible que captamos a primera vista, y que no necesitan en un primer momento un gran conocimiento de arte para comprender la belleza que reflejan estas obras, que puede ser captada hasta por los niños, ya que lo que llama la atención en primer lugar es la forma, los colores, los gestos, etc., llenándonos así de gran placer estético.

La Muerte de Marat, por Jacques Louis David.

            Esta obra pertenece al periodo llamado neoclasicismo que tuvo su apogeo a partir de la segunda mitad de siglo XVIII y el primer cuarto de siglo XIX, años en que la Ilustración esta también en pleno apogeo. El neoclasicismo significó una vuelta a los contenidos grecorromanos en cuanto al arte, es decir, es una vuelta a las formas clásicas. Se busca nuevamente el equilibrio y la armonía entre los diferentes elementos. El Neoclasicismo se convierte en una manifestación cultural universal y acorde con las ideas internacionales de la época, que no son otras que las del racionalismo filosófico.

            Jacques Louis David es el verdadero promotor del Neoclasicismo, ya que su obra Juramento de los Horacios se puede considerar la primera obra neoclásica de la pintura francesa, también este artista cultivó diferentes temas históricos, mitológicos y contemporáneos. Entre los temas de su tiempo que se refieren a la revolución destaca su obra La Muerte de Marat, donde predomina la fuerza emocional por encima del espíritu clásico.

            En esta obra de La Muerte de Marat el artista no representa el momento del acuchillamiento que recibe el personaje, sino el momento después, algo característico de las pinturas de este artista que no representa el momento de la acción de la narración sino el momento antes o después del hecho. El personaje aparece moribundo y reposas sus brazos abiertos, que conjuntamente con la cabeza conforman un triángulo, las manos y los brazos son vigorosos, a pesar de que el personaje esta moribundo, aparecen muy bien trabajados donde hay una gran configuración en cuanto a las manos e incluso el rostro. Una mano está aferrada al papel con que su homicida se había presentado, mientras que lo otra cuelga hacia el suelo donde ha caído el cuchillo ensangrentado que se contrapone a lo inofensiva pluma de escribir que esta situada en la mano del personaje. Otro aspecto que denota belleza en esta obra se da por el tratamiento del cuerpo, ese lenguaje expresivo logrado a través del dibujo esculturesco y poderoso. Se dan los principios del diseño donde la figura se define a través del sombreado, contrastes de luz y sombra, que se puede notar en el cuerpo del personaje, un dibujo que se da con fluidez y ligereza, también se puede ver esa gran flexibilidad del contorno. Hay un fondo oscuro que hace resaltar la palidez del cuerpo y el blanco del turbante que lleva el personaje en la cabeza, con lo que aproxima la imagen a la de un santo mártir, también se puede observar el color rojo que representa la sangre que mancha el agua de la bañera y las sabanas blancas que están junto al personaje. Todos estos elementos se dan con la intención del artista de representas a Marat como un héroe antiguo. Otro aspecto que denota belleza en la obra son los signos corporales que transmiten estados psicológicos de dolor y de pena, donde es el cuerpo el que transmite estas ideas conjuntamente con el rostro. En cuanto a los accesorios están tratados con gran naturalismo, al igual que toda la obra, estos accesorios que son las sabanas, mantas y tablero sirven para tapar la desnudes del personaje, ya que David quiso tapar con estos elementos todo topo de insinuación sexual que pudiera suscitarse, ya que el personaje recibe a su asesina en el baño que es una joven mujer que lo acuchillo repentinamente. También se da la claridad y brillantez como características esenciales que definen a las formas volumétricas en el espacio que caracterizan a la figura dándose una fuerza expresiva algo misteriosa. Se deja ver la armonía y proporción del cuerpo, donde ningún elemento o parte del cuerpo aparece de forma desordenada o fuera de contexto. Por ultimo podemos agregar que en la obra se da un gesto sublime creando una gran elocuencia entre todas las partes y en función de un todo.


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WILLIAM J. GONZALEZ A..... nano118@hotmail.com