Diferencia entre revisiones de «Álvarez García, Cruz»

Revisión del 11:32 19 oct 2012

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Vida y obra

Escultor y dibujante. Hijo de Rafael Álvarez Menéndez y Seferina Trío, fue bautizado con el nombre de Cruz María de Jesús. Al cumplir los 14 años, en 1884, se inscribió en la Academia de Dibujo y Pintura y al fundarse la Academia de Bellas Artes en 1887 bajo la dirección de Emilio J. Mauri, Álvarez García figuró entre sus primeros alumnos. En 1890 recibió la condecoración del Busto del Libertador en su cuarta clase. Su maestro de escultura en la Academia, Rafael de la Cova, lo dejó encargado de su cátedra en dos ocasiones al ausentarse al extranjero. En 1895 participó en la exposición en homenaje al mariscal Antonio José de Sucre, donde expuso su busto de Domingo Ramón Hernández (El Tiempo, 21 de febrero de 1895). Colaborador de El Cojo Ilustrado, sus ilustraciones fueron destacadas en la edición del 1 de mayo de 1896. Poco después recibe una beca, firmada por Martín Tovar y Tovar, Emilio J. Mauri y Arturo Michelena (quien celebró su busto de Hernández) para realizar estudios en París donde asistirá al taller de escultura de Duval y Jean-Alexandre Joseph Falguière, uno de los iniciadores del realismo en escultura. Álvarez García mereció reconocimientos en los salones de la Academia Literaria y Artística de París con un busto de Fortunato Corvaia, en 1897, y un retrato en altorrelieve de Mauri en 1899. En 1898 ilustró el libro Regionales de José Antonio Espinoza (París: Librería de Garnier Hermanos).

Regresó al país a mediados de 1900 (El Cojo Ilustrado, 15 de junio), tras la suspensión de su beca el 17 de noviembre de 1899 —apenas ascendía Cipriano Castro al poder—. En 1901 fue, con Victoriano de Vicente Gil, director del departamento de grabado y colaborador gráfico de El Pregonero, en donde tomaba del natural diversas facetas de la vida caraqueña (Abreu, 1990, p. 131) y en 1903 realizaba, con Ramón Cortés Martínez, retratos e ilustraciones para El Eco Nacionalista. Reingresó como profesor de la Academia de Bellas Artes en 1903 y en 1907 es nombrado profesor de escultura (El Cojo Ilustrado, 15 de noviembre de 1907). Para 1915 integró la Junta Representativa del Círculo de Bellas Artes junto con Ángel Cabré i Magrinyà, Miguel Carabaño, Leoncio Martínez y Antonio Edmundo Monsanto; en ese mismo año modela y concluye su célebre Cristo yacente, escultura en yeso policromado que estuvo durante algún tiempo en la Santa Capilla (actualmente pertenece a la colección Lilian Álvarez) aunque el escultor esperaba vaciarla en bronce. En una entrevista a Leoncio Martínez (El Nuevo Diario, 15 de enero de 1916) se lamentaba de realizar "arte comercial", refiriéndose posiblemente a las obras de encargo oficial. De Álvarez García son los bronces de Francisco de Miranda en Villa de Cura, Edo. Aragua (sin firma); de José Antonio Anzoátegui en Barcelona, Edo. Anzoátegui, y la talla del busto de Miguel de Cervantes, de 1920, que estuvo colocada durante muchos años en la antigua Plaza España y desde 1985 en El Calvario (Caracas) con su pedestal de altorrelieves que representan la batalla de Lepanto y la muerte de Cervantes.

Después de 42 años como profesor de dibujo, escultura y anatomía artística fue jubilado de la docencia en 1945. Entre sus alumnos se contaron Lorenzo González, Alejandro Colina (por quien el profesor sintió predilección), Andrés Pérez Mujica, Pedro Basalo y Francisco Narváez. Una de sus últimas entrevistas la concede a Carmen Clemente de Travieso para El Nacional el 4 de noviembre de 1949. Álvarez García dejó un libro inédito, Poemas, que fue publicado en 1966 (Caracas, Tipografía La Bodoniana). Su Cristo yacente llegó a tal deterioro que mereció una nota de prensa (El Nacional, 20 de octubre de 1976) mientras que su busto de Cervantes fue impunemente mutilado. Álvarez García había contraído matrimonio con Ana Sales en 1900. Uno de sus hijos, Cruz Álvarez Sales, alcanzará celebridad como pintor. Francisco Da Antonio al referirse a su obra señaló: "Cruz Álvarez García aparece en su momento no sólo como 'una esperanza de la patria', tal la intuición del general Joaquín Crespo, sino también como un pionero de un arte cuya presencia se había interrumpido entre nosotros desde la desaparición de los imagineros coloniales. Entre éstos y el petareño media casi un siglo de silencio. De modo que a él le correspondió la tarea de enlazar con su obra aquel legado y de garantizar con el sacrificio de lo suyo la continuidad y posterior afirmación de la escultura en Venezuela, sobre todo si sabemos que el único antecedente llamado a revivir nuestra escultura queda referido al 'Curso de Escultura' que inauguró Guzmán Blanco en la Universidad Central, intento de muy escasas consecuencias —al decir de Pedro Briceño— pues al marchar a Europa su director, Eloy Palacios, la Universidad cerró sus puertas a la continuidad de dicha empresa. Cruz Álvarez García demostró, simple y heroicamente, que sí era posible" (1982, p. 28).

Premios

• 1897 Tercera medalla, Concurso de Escultura, Academia Literaria y Artística, París
• 1899 Segundo premio, Concurso de Escultura, Academia Literaria y Artística, París

Colecciones

Panteón Nacional (Monumento a la Federación), Caracas / Parque El Calvario, Caracas

Fuentes

• Abreu, Carlos. La fotografía periodística: una aproximación histórica. Caracas: Conac, 1990.
• Academia Nacional de Bellas Artes. Documentos relativos a la solemne inauguración de este instituto verificada el 2 de octubre de 1887. Caracas: Imprenta y Litografía del Gobierno Nacional, 1887.
• Archivo Petare, Edo. Miranda, Bautismos, 10.
• Boulton, Alfredo. Historia de la pintura en Venezuela, II. Caracas: Editorial Arte, 1968. Segunda edición en Caracas: Armitano, 1975.
• Da Antonio, Francisco. Textos sobre arte (Venezuela 1682-1982). Caracas: Monte Ávila-GAN, 1982.

Créditos

• Galería de Arte Nacional (GAN) http://www.gan.gob.ve