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Antonio Herrera Toro
Nombre completo Antonio Herrera Toro
Nacimiento 16 enero diciembre de 1857, Valencia, Edo. Carabobo - Venezuela
Fallecimiento 26 junio de 1914, Caracas - Venezuela
Nacionalidad Venezolano
Área Pintor
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Vida y obra

Pintor. Hijo del abogado Juan José Herrera y Teresa Rodríguez del Toro. Su familia se residencia en Caracas en 1867. Realizó estudios en el Colegio La Viñeta, que dirigía Adolfo Ernst, donde sobresalió en dibujo al natural, composición literaria y matemáticas. En 1869 fue discípulo de Martín Tovar y Tovar en la Academia de Dibujo y Pintura, y, al marcharse éste a Europa, los continuó con José Manuel Maucó y Miguel Navarro y Cañizares, cuando éste pintaba la Alegoría de la batalla de Araure en 1872. De ese año es una de sus primeras obras, Joven leyendo. Por esa fecha cursa un bienio de matemáticas en la UCV y, en 1873, realiza un retrato de Antonio Guzmán Blanco. Hacia 1875 el gobierno de Guzmán Blanco le concede una beca de estudios. Herrera llega a Francia el 24 de noviembre y se residencia en París durante dos años, coincidiendo con Martín Tovar y Tovar, quien lo invita a hacer copias en el Museo de Luxemburgo. El pintor mantiene correspondencia con el Ilustre Americano, informándole de sus avances. En 1877 realiza una serie de retratos, el de su padre, el de su madre (hacia 1877) y el de su hermana Concepción Herrera Toro (todos en la colección GAN). En 1878 expone en la "Exposición universal internacional" de París con un retrato del general Ibarra y realiza un retrato de Tovar y Tovar (colección GAN). Herrera Toro se dirige luego a Roma, donde será discípulo de Faustini, Santoro y el escultor Maccari (de esa época es Calle de Roma con tres monjes, h. 1878) y realizará cursos en el Círculo Internacional de Bellas Artes. En esta ciudad se hace miembro de la Asociación Artística Internacional de Roma, en 1878.

En 1879 regresa a Venezuela e instala su taller en la esquina de Coliseo. J.M. Manrique elogia en la prensa un retrato suyo, al creyón, del presbítero Andrés M. Riera Aguinagalde (La Opinión Nacional, 25 de junio de 1879) y, poco después, con José Antonio Salas, anuncia un salón de pintura y fotografía (La Opinión Nacional, 28 de julio de 1879); con frecuencia, Herrera Toro se servirá de la imagen fotográfica para realizar muchas de sus obras. Ese mismo año presenta un proyecto ante el Cabildo Eclesiástico para decorar el presbiterio de la Catedral de Caracas; al ser aprobado éste, Herrera Toro pide que se le conceda realizar sus obras en París o en Roma, ya que en Caracas no había modelos para ese género de pintura. El pintor exigió asimismo que se le pagara el viaje y una pensión de 100 pesos fuertes (500 bolívares) mensuales por anticipado. Aceptado el proyecto el 20 de abril de 1880, el arzobispo José Antonio Ponte logra recolectar dinero del Capítulo y pone del suyo propio y así, en 1880, Herrera Toro parte nuevamente a Italia y comienza a trabajar en el proyecto de decoración. Pronto concluye su trabajo y traslada los primeros lienzos a Caracas, a donde llega el 23 de agosto de 1881, tras una ausencia de 15 meses (El Monitor, 24 de agosto). De esta forma, en el techo raso de la Catedral pinta La Asunción de la Virgen (Cristóbal Rojas bosquejó los ángeles y al dios supremo) y sobre el arco, entre el presbiterio y el coro, Las virtudes cristianas (los apóstoles a los lados, así como las decoraciones en grisalla son también de Rojas). En 1882 trabaja en la Catedral con Cristóbal Rojas y el decorador Enrico Daville, y con este último entra en una polémica que trasciende a la prensa (La Opinión Nacional, 4 de enero de 1883), ya que el maestro italiano, comisionado para realizar en el presbiterio los ornamentos que debían servir de marco y complementar los cuadros de Herrera Toro, se desentendió de la dirección del maestro valenciano para "hacer su capricho". La comisión de la Catedral se prolongará hasta 1884, cuando la prensa resalta los trabajos ya concluidos tras una visita de Guzmán Blanco (La Opinión Nacional, 20 y 21 de marzo de 1884).

Simultáneamente, Herrera Toro realizó por esa época sus trabajos para el bautisterio de la Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia (Caracas), de 4 x 3 m (El bautizo del Salvador y La Inmaculada Concepción), comisionados por Críspulo Uzcátegui. Según Manuel Landaeta Rosales, Herrera Toro también realizó para esta iglesia el Cuadro de ánimas (1907, p. 12). Es interesante resaltar que la temática religiosa en la obra de Herrera Toro se prolonga hasta cerca de su muerte: ejecuta La última cena, una Ascención, Entrada de Jesús en Jerusalén y La repartición de los panes para la Catedral de Valencia, hacia 1888; realiza su Cristo en agonía (de 3 x 2 m) en 1904, regresando al tema en 1912. En diciembre 1882 contrae matrimonio con Eudocia Herrera. Herrera Toro insiste en el tema de la muerte del Libertador (colección Museo Bolivariano, Caracas) en la "Exposición nacional de Venezuela" (Palacio de la Exposición, Caracas, 1883), llamada también "Exposición del centenario", donde presenta, exitosamente, Cabeza de una madona y su célebre Incendio puesto en el parque San Mateo por Ricaurte (colección GAN). Ese año es nombrado profesor de dibujo lineal de la UCV por no haber aceptado la cátedra Antonio José Carranza (La Opinión Nacional, 14 de noviembre de 1883). Por encargo de Martín Tovar y Tovar viaja a Perú el 4 de abril de 1885, para tomar apuntes del paisaje de Junín y Ayacucho (aunque según Planchart, 1956 [1979, p. 128], el pintor no salió de Lima). En su boceto de Carabobo llegó a "realizar un trazado compositivo del gigantesco escenario que supera la simple función del apunte en principio encomendado. El dibujo para la Batalla de Carabobo contiene, en líneas generales, el plan definitivo que siguió Tovar para el famoso lienzo" (Calzadilla, 1981, p. 249). En 1885 regresa a Caracas. Por esta fecha, entre 1884 y 1886, se ha afirmado que realiza los frescos que decoraban la Villa Santa Inés, la residencia del entonces presidente Joaquín Crespo (Caballero, 1995, p. 128). Los plafones de esta decoración se encuentran actualmente en el Museo Caracas (Palacio Municipal, Caracas). En 1886 realiza los apuntes del campo de Carabobo que le servirán a Martín Tovar y Tovar para su magnífica obra del Capitolio de Caracas. El 7 de mayo de 1887 el pintor había remitido a París los croquis de Junín y Ayacucho, planos topográficos de las batallas, retratos de los jefes militares, diseños de los trajes usados por ambos ejércitos y datos históricos (Röhl, 1961, p. 49). Ese año el Gobierno le cancela nueve retratos de Antonio Leocadio Guzmán y las vistas de Junín, Boyacá y Ayacucho, que junto a su pasaje de regreso de Perú llegaron al orden de 22.000 bolívares (Caballero, op. cit., p. 132). De esta época es La caridad, que fue exhibido en el establecimiento La Mejor (El Granuja, 27 de enero de 1887) y Una gota de rocío (1889, colección GAN), extraña mezcla de simbolismo y realismo.

En 1888 fue nombrado gerente de la Imprenta Nacional (Gaceta Oficial, 16 de agosto de 1888). En 1890 realiza retratos al creyón de escritores venezolanos para la Academia Venezolana (La Opinión Nacional, 13 de diciembre de 1890) y, en 1891, Herrera Toro ocupaba el cargo de director de Edificios y Ornato de Poblaciones cuando viajó a Valencia (Edo. Carabobo) en "una 'excursión artística' para realizar retratos, fotografías, óleos y creyones" (Cubillán Fonseca, 1984, p. 70). Poco después se le contrató para realizar la pintura del plafón de 18 metros del nuevo Teatro de Valencia, que se le encomendó al arquitecto Antonio Malaussena (La Voz Pública, 21 de septiembre de 1891). Para el 17 de febrero de 1892 estaba concluido el plafón y el arco del escenario (La Voz Pública): "las pinturas de Herrera Toro están dispuestas conforme a tres zonas determinadas por los elementos estructurales: en el anillo externo, encima de las bajas bovedillas, donde se formaron doce conchas de geometrización vagamente neogóticas, con nombres de famosos escritores o autores de óperas; luego un anillo con figuras de ángeles tratadas como emblemas de heráldica, unidos con guirnaldas, y, en el círculo interno, los medallones con retratos de grandes músicos" (Zawisza, 1988-1989, II, pp. 233-234). Además de las decoraciones del Teatro Municipal de Valencia (Edo. Carabobo), Herreta Toro pintó en aquella ciudad la casa de Eduardo Mancera y el cielo raso de la casa de Mercedes Sucre de Dalvane (Cubillán Fonseca, op. cit., p. 71). En 1892 recibe la comisión para realizar el retrato de Felipe Larrazábal para el Salón Elíptico del Palacio Federal (Congreso de la República, Caracas). En 1892 colabora en El Cojo Ilustrado, donde aparecen numerosos dibujos suyos fotograbados. Herrera Toro colaboró también con otras publicaciones de la época, como El Republicano y, según Julio Calcaño, realizó las más grandes litografías hechas en el país, como el retrato de Bruzual, de tamaño natural, y la reproducción del cuadro de Tovar, La firma del Acta de la Independencia (El Cojo Ilustrado, 1 de junio de 1893, p. 198).

En 1893, sus obras La beneficencia (entonces premiada) y Una gota de rocío fueron enviadas a la "Exposición mundial colombina" de Chicago, donde recibieron una mención, junto a obras de Rojas, Arturo Michelena y Emilio J. Mauri. En febrero de 1895 participó en la exposición homenaje al mariscal Sucre con 18 obras, entre ellas un boceto del plafón de la Catedral de Caracas, los Niños al sol y Caridad (celebrados en El Cojo Ilustrado del 15 de febrero de 1895, p. 119). En esa ocasión Rafael de la Cova comentó: "casi todas sus obras son de asuntos ligeros, que pudieran llamarse decorativos, pero todas tratadas con exquisito gusto" (Diario de Caracas, 5 de febrero de 1895). En 1896 envía tres óleos suyos a la Apoteosis de Miranda, en recuerdo a los 80 años del fallecimiento del Precursor de la Independencia. Ese año concluye la decoración de la capilla norte de la iglesia matriz de Valencia (Edo. Miranda), llamada de la Adoración Perpetua (González Guinán, 1927, p. 25). En 1897 publica Manchas artísticas y literarias, donde recoge piezas poéticas.

Herrera Toro fue un connotado retratista: ante él posaron los grandes intelectuales de la época: Eduardo Blanco (colección Ana Teresa Zuloaga de Machado) y Arístides Rojas (colección Alberto Vollmer Boulton); así como personajes de la sociedad de la época: Natividad Briceño Mosquera (1899, colección Elena Mosquera de Zuloaga) y Margarita Poleo de Chataing (1907, colección GAN), madre del arquitecto, a quien dedica el cuadro. Asimismo realizó autorretratos, dos de ellos en 1880 y uno en 1895, en los que se aprecia la evolución plástica del artista: del carácter "rembrandtiano" de la primera época, "con algunas notas sórdidas de Manet" (según Alfredo Boulton al refererirse al dedicado a la Academia de Bellas Artes en 1880), al acabado formal y estatuario del de 1895, donde el artista aparece de pie, en una pose que usará repetidamente en otros de sus modelos. El 9 de abril de 1898 es nombrado profesor de dibujo del Colegio Chaves. En 1901 concluye la decoración de la Iglesia de El Recreo (El Tiempo, 11 de enero de 1901) y realiza dos retratos del entonces presidente Cipriano Castro. En 1903 realiza una copia de La batalla de Junín de Tovar y Tovar para el Salón Elíptico del Palacio Federal (Congreso de la República, Caracas), que le fue pagada en 9.000 bolívares (Gaceta Oficial, 1 de junio de 1903), después de que la obra original quedara destruida tras el terremoto de 1900. Asimismo, por resolución del 27 de octubre de 1904, se le encomienda pintar La batalla de Ayacucho, a partir de Tovar y Tovar, para el Palacio Federal. De este período son las decoraciones del Teatro Nacional de Caracas, diseñado por Alejandro Chataing, inaugurado el 11 de junio de 1905 durante la administración de Castro: Herrera Toro realiza los plafones de la sala principal, con alegorías de las artes, y el foyer y la sala de espera, hoy desaparecidos. El 23 de mayo de 1906 se inaugura el Palacio de Justicia (hoy Palacio Municipal, Caracas), proyectado también por Chataing y decorado por Herrera Toro, quien también pinta ese año para el Salón Elíptico del Palacio Federal (Congreso de la República, Caracas) el lienzo de La batalla de Ayacucho, según el boceto de Tovar y Tovar. Son muchas las obras de Herrera Toro en el Congreso: el retrato de Guzmán Blanco en el Salón de los Escudos, los dos cuadros de Simón Bolívar (réplicas) en las antesalas de los hemiciclos del Senado y Diputados, y un retrato de Raimundo Andueza Palacios. En 1906 también realizó una serie de retratos de gran formato para el Concejo Municipal de Guama, Edo. Yaracuy, y en 1907 realizó para el Concejo Municipal de Caracas el retrato de Diego de Losada.

En 1909, ya nombrado director de la Academia Nacional de Bellas Artes de Caracas, a raíz de la muerte de Mauri, un grupo de alumnos lo protesta ante el Ministerio de Instrucción Pública: "una protesta absurda e injusta" recordará años después, en septiembre de 1982, Manuel Cabré, "no la merecía en absoluto Herrera Toro. Si yo aparecía en eso es porque fuimos arrastrados por Carlos Otero" (en conversación con Palenzuela, 1983, p. 54). Los alumnos remiten dos comunicaciones, una al Ministerio de Instrucción Pública, el 18 de enero de 1909, solicitando la reforma de la Academia, y otra, el 31 de agosto del mismo año, ante el Consejo de Inspección del Instituto Nacional de Bellas Artes, pidiendo la destitución de Herrera Toro como director y regente de la cátedra de dibujo. Aunque no dimite, se inicia la deserción de alumnos de la Academia, lo que llevará eventualmente a la creación del Círculo de Bellas Artes, que no obstante, en su acta constitutiva, nombrará a Herrera Toro entre sus miembros honorarios (El Universal, 28 de agosto de 1912). Como maestro, los procedimientos de Herrera Toro, su gusto por las composiciones de flores y naturalezas muertas, e incluso paisajes como La faena, fechado en 1900, tendrán enorme influencia en las obras de discípulos predilectos y disidentes. En 1911 es nuevamente comisionado por el Legislativo para el atornillamiento y retoque del cuadro Boyacá del techo noreste del Palacio Federal, por lo cual recibió 3.000 bolívares (Gaceta Oficial, 27 de abril de 1911). También de 1911 son sus obras sobre las estaciones, Verano, Otoño, Invierno y Primavera (colección Residencia Presidencial La Casona), que siguen el simbolismo decadente de finales de siglo. Entre 1911 y 1912 pinta siete retratos para la Casa del Congreso de Angostura, en Ciudad Bolívar.

En años recientes se han expuesto, una vez restauradas, las decoraciones alegóricas realizadas para la Villa Santa Inés (GAN, 1978) y, en 1995, "Antonio Herrera Toro, 1857-1914. Final de un siglo" (GAN), la más importante muestra de su extensa producción. Aunque pintores como Marcos Castillo o Armando Reverón (a quien recomendó para una beca de estudios en España) recibieron clases de Herrera Toro, así como Abdón Pinto, Pedro Castrellón y Pablo W. Hernández, las reacciones estudiantiles en su contra han prejuiciado indudablemente el trabajo crítico sobre su obra, de allí que al referirse a él, Juan Calzadilla escriba: "como decorador es tal vez Herrera el más afortunado de los pintores venezolanos, y en punto a comprensión del problema arquitectónico y a su solución adecuada, dentro de un estilo manierista pero gracioso, como corresponde a la época, son representativos los trabajos que adornan el Teatro Municipal de Valencia (Edo. Carabobo). En el paisaje Herrera mostró poca dedicación, no obstante que, según opinión reconocida hoy, fue excelente maestro en esta clase de pintura. En la obra de género, lo mismo que en la naturaleza muerta y, finalmente, en el dibujo de ilustración y en la caricatura, probó la facilidad con que sus grandes conocimientos técnicos le permitían emplearse en cualquier tema y sobre las más variadas dimensiones del lienzo o el soporte" (1967, p. 213).

Exposiciones póstumas

  • 1957 Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo
  • 1978 GAN
  • 1995 "Antonio Herrera Toro, 1857-1914. Final de un siglo", GAN

Premios

  • 1883 Medalla de plata, "Exposición nacional de Venezuela", Palacio de la Exposición, Caracas
  • 1893 Mención de honor, "Exposición mundial colombina", Chicago

Colecciones

Banco Mercantil, Caracas / CANTV / Catedral de Caracas / Catedral de Valencia, Edo. Carabobo / Concejo Municipal, Puerto Cabello, Edo. Carabobo / Congreso Nacional, Caracas / Fundación Boulton / GAN / Gobernación del Distrito Federal, Caracas / Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, Caracas / MACMMA / MAO / ME / MRE / Museo Arturo Michelena, Caracas / Museo Bolivariano, Caracas / Museo Caracas, Palacio Municipal, Caracas / Museo Casa del Congreso de Angostura, Ciudad Bolívar / Museo de Arte e Historia de Valencia Casa de los Celis, Valencia, Edo. Carabobo / Museo Sacro, Caracas / Residencia Presidencial La Casona, Caracas / Teatro Municipal, Valencia, Edo. Carabobo / Teatro Nacional, Caracas / Unimet

Fuentes

  • Albornoz, Orlando. "Antonio Herrera Toro (1857-1957)". En: El Farol, XVIII, 168. Caracas: Creole Petroleum Corporation, enero-febrero de 1967, pp. 28-83.
  • Archivo Arquidiocesano de Caracas, Matrimonios, 336.
  • Boulton, Alfredo. Historia de la pintura en Venezuela, II. Caracas: Editorial Arte, 1968. Segunda edición en Caracas: Armitano, 1975.
  • Caballero, Marian. "Cronología". En: Antonio Herrera Toro, 1857-1914. Final de un siglo (catálogo de exposición). Caracas: GAN, 1995.
  • Calzadilla, Juan. El arte en Venezuela. Caracas: Ediciones del Círculo Musical, 1967.
  • Calzadilla, Juan. Martín Tovar y Tovar. Caracas: Sidor, 1977.
  • Cinap, H 10.
  • Cubillán Fonseca, Luis. "Historia de la construcción del Teatro Municipal de Valencia". En: Boletín del Centro de Historia del Estado Carabobo, 3. Valencia, enero-junio de 1984.
  • De la Plaza, Ramón. Ensayos sobre el arte en Venezuela. Caracas: Imprenta de La Opinión Nacional, 1883.
  • Duarte, Carlos F. y Graziano Gasparini. Historia de la Catedral de Caracas. Caracas: Armitano, 1989.
  • González Guinán, Francisco. Tradiciones de mi pueblo. Caracas: Empresa El Cojo, 1927. Segunda edición en Caracas: Colección Cuatricentenario de Valencia, 1954.
  • I.A. "Se desmorona el plafond del Teatro Municipal". El Nacional. Caracas, 9 de junio de 1981, p. C/19.
  • La République du Vénézuéla à l'exposition universelle de 1878 à Paris. París: Imprimerie V. Fillion et Cie., 1878.
  • Landaeta Rosales, Manuel. La Iglesia Parroquial de Altagracia de la ciudad de Caracas. Caracas: Tipografía J.M. Herrera Irigoyen & Cía., 1907.
  • Palenzuela, Juan Carlos (compilador). Leoncio Martínez, crítico de arte 1912-1918. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1983.
  • Planchart, Enrique. La pintura en Venezuela. Buenos Aires: Imprenta López, 1956. Segunda edición en Caracas: Editorial Equinoccio, 1979.
  • Röhl, Juan. "El cuadro del Acta". En: Crónica de Caracas, 49 y 50. Caracas, julio-diciembre de 1961, pp. 46-49.
  • Salas, Carlos. Historia del teatro en Caracas. Caracas: Imprenta Municipal, 1967.
  • Zawisza, Leszek. Arquitectura y obras públicas en Venezuela, siglo XIX, 3 vv. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1988-1989.

Créditos

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