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==Biografía==
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Pintor. Hijo de Pedro Monasterios Herice, dibujante y calígrafo, y Amalia Ramos. Huérfano de padre, Juan Pablo Wohnsiedler se encarga de su educación y lo inscribe en las primeras clases de pintura de Eliécer Ugel en 1891 sin embargo, en 1901 se unió a las fuerzas de la revolución Libertadora, que se levantaron en contra del gobierno de Cipriano Castro, bajo las órdenes del coronel Eleazar Segovia. Derrotado el movimiento insurreccionista, Monasterios regresa a Barquisimeto. En 1906 participó en la "Exposición regional de Lara", donde recibió una mención honorífica por una copia de un paisaje. Dos años después, en 1908, se traslada a Caracas con una pensión del gobierno del estado y se inscribe en la Academia de Bellas Artes. Entre sus condiscípulos se encuentra Manuel Cabré, quien lo retrata en 1909 (colección GAN). A fines de 1910 llega a España para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de La Lonja de Barcelona. Entre 1911 y 1912 estudia dibujo del natural y perspectiva con Vicente Climent y José Calvo, y al año siguiente colorido, composición y dibujo del natural con Vicente Borrás Abello y Vicente Climent. Desde Europa envía una obra al I Salón Anual del Círculo de Bellas Artes, celebrado en 1913, que fue considerada por Leoncio Martínez como "una mancha de paisaje, ligera, confusa" (El Universal, 10 de septiembre de 1913). Se residencia en Madrid una temporada y decide viajar a París, pero los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial lo hacen regresar a Venezuela en 1914. De Europa extrajo las imágenes y la técnica de las nuevas tendencias y el recuerdo de Zuloaga, Sorolla y Regoyos, que se traslucen en su etapa de mediados de la década de 1918.
En 1940 regresa a Caracas y retoma el oficio de realizador de carátulas de revistas y avisos. Al año siguiente vuelve a las actividades pedagógicas, ejerciendo el papel de director de la Escuela de Artes Plásticas del Zulia. También en 1941 recibe el Premio Oficial de Pintura en el II Salón Oficial con su obra El torreón de Caricuao, fechado en 1930 (colección GAN). En 1942 se encuentra en Caracas dictando la cátedra de dibujo aplicado en la Escuela Superior de Artes y Oficios para Mujeres (Caracas). Ocho obras suyas fueron expuestas en la "Exposición del paisaje venezolano" de 1942 en el MBA, entre ellos su Silla de Caracas de 1917. Al año siguiente viaja a los Andes y en 1948 a Valencia y Maracay. Alfredo Boulton organiza en 1945 una exposición de su obra en el MBA en la cual reunió 35 obras, la mitad de ellas paisajes andinos. Para los años cincuenta, Monasterios había expuesto en Bogotá y Nueva York, participando activamente en los salones nacionales y en muestras en el exterior. En 1954 forma parte del envío venezolano a la Bienal de Venecia; ese mismo año figura en la II Bienal de Arte Hispanoamericano en La Habana y, en 1955, en la "Exposición internacional de pintura" organizada por el Ateneo de Valencia (Edo. Carabobo). En 1956 es incluido nuevamente a la Bienal de Venecia, esta vez entre obras de artistas jóvenes que incursionaban en el abstraccionismo (Alejandro Otero, Mateo Manaure). Monasterios es jubilado por el ME en 1957 y organiza su primera retrospectiva en la cual estaba presente su amplia temática: desnudos, bodegones, paisajes, retratos y escenas costumbristas. Boulton vuelve a organizar una nueva muestra del artista con su producción paisajística. En 1960 regresa a Barquisimeto, donde realiza sus últimas obras antes de fallecer al año siguiente. Su vida como pintor tuvo grandes altibajos; sus obras comenzaron a ser valoradas a partir de los años veinte en la cual realizó retratos y cuadros de tema criollista (como La fiesta de San Juan, 1924, colección Margot de Alfonso Ravard), que esporádicamente siguieron apareciendo en su producción, además de sus primeros paisajes. Su preocupación por aquel entonces era el color, sus pinceladas buscaban una textura entre la materia pictórica y los granos del lienzo. En la etapa de los bodegones y las naturalezas muertas (1930), la pincelada se hace más liviana y comienza a trabajar tonos más claros. Al volver a su ciudad natal, sus paisajes cambian, se hacen más planos, la composición más abierta y exenta de detalles. Al final de su producción paisajísitica, el artista logró conseguir una composición sintetizada que capturaba la esencia de la luz. De su obra él expresó: "mi principal preocupación es lograr el equilibro en la luz y el color del paisaje, y estos detalles los he estudiado a fondo" (Pineda, 1950). Alfredo Planchart se refirió a Monasterios en los años treinta en los siguientes términos: "si generalmente interpreta el color descomponiéndolo, no por eso llega a un divisionismo típico; su afán de luminosidad y su modo de resolverlo lo declaran influido por la estética impresionista; en algunos de sus últimos trabajos se presenta más claramente bajo otra faz, apuntada ya en obras anteriores, tratando la composición por grandes planos de color y estudiando a fondo esos planos, para colocarlos en su propio ambiente y lugar. Como la pincelada de Monasterios es siempre breve, cuando quiere llenar espacios donde la luz tiene cambios súbitos e imprecisos, recurre al empleo de varios toques repetidos de colores cambiantes" (1979, p. 230).
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[http://vereda.ula.ve/gan/?page_id=357 CINAP-GAN]
==Obra==