Cambios

En 1980 regresó a Venezuela y durante ese mismo año viajó a Nueva York, donde se establece por tres años. Para este período el artista elabora obras donde establece una conexión de temática urbana en donde fusiona Nueva York con Maracaibo: rejas de la basílica marabina cual paisaje citadino de Manhattan, el tren subterráneo como oleoductos y el palo ensebado en el medio del Central Park. Hacia 1983 comienza a trabajar con óleo, en tonos cálidos, donde mezcla la cultura azteca precolombina y contemporánea, las vivencias de Maracaibo y la religión judeo-cristiana, representada mediante sus estudios de los frescos de la Capilla Sixtina y otras obras renacentistas, especialmente la figura de la duquesa de Urbino, pintada por Piero della Francesca. Así, produjo un paisaje mítico-mágico, siendo cada personaje símbolo de la expulsión del Paraíso terrenal, donde Quetzalcóatl representa al demonio, el rostro de la duquesa de Urbino a Eva y los personajes híbridos (centauros, hombres-jaguares y mujeres-pájaros) actuaban como la primera pareja (Adán y Eva). A ese período pertenecen Miguel, Douglas y Camilo (sin fecha, colección del artista) y Los dioses del agua (1989, colección del artista). Bermúdez ha usado con frecuencia la perspectiva ortogonal que le permite agudizar la sensación laberíntica de sus composiciones. De su obra de los años noventa destaca El génesis (1993, colección MACCSI).

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