Cambios

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Pintor y diplomático. Hijo del doctor del ejército William Porter y Jane Blenkinsop. A los trece años fue aceptado en la Royal Academy de Londres donde recibió en 1792 una paleta de plata de la Sociedad de Artes por su dibujo La bruja de Endor. En 1793 es comisionado para pintar el altar de la Iglesia de Shoreditch y al año siguiente pinta Cristo apaciguando la tormenta para la capilla de la Iglesia de Portsea. Hasta 1799 trabajó el tema religioso, a excepción de un paisaje exhibido en la Royal Academy, Una vista de Durham, de 1797, dedicándose posteriormente a escenas bélicas, históricas, literarias y retratos, como el de Harry Johnston y señora y Hamlet y Ofelia, esta última expuesta en la Society of Artists en 1801. A los 23 años provocó la admiración de sus contemporáneos pintando un lienzo de 40 metros de largo y 700 figuras, El asalto de Seringapatam; el cuadro ya no existe aunque sí algunos bocetos y el grabado de Vendramini. En 1803 pinta la Batalla de Lodi. Dos años más tarde se instaló en la corte de Alejandro I de Rusia, en calidad de pintor de escenas guerreras comisionado para pintar murales para el Almirantazgo. Entre 1792 y 1832 expuso regularmente en la Royal Academy y ocasionalmente en la Society of Artists. Salió de Rusia en diciembre de 1807, tras la firma del tratado de Tilsit. Porter regresa a Inglaterra, alistándose en el ejército que partía a la península ibérica bajo las órdenes de sir John Moore. En 1811 reside de nuevo en Rusia, donde contrae matrimonio y permanece hasta 1813. Ese año, el entonces príncipe regente, el futuro rey Jorge IV de Inglaterra, le otorgó el título de nobleza por sus servicios en la corte del Zar. Anteriormente había sido nombrado caballero en Suecia (1806), Württemberg (actual Alemania, 1808) y Rusia (1813). Llevado por su curiosidad intelectual parte en agosto de 1817 a Persépolis y Shiraz (actual Irán) en un viaje de 30 meses. En Teherán (Irán, 1818) realiza un boceto de Futteh Ali Sha y en Persia realiza dibujos de cilindros babilónicos y otros objetos, convirtiéndose de esta manera en uno de los pioneros de los estudios arqueológicos de la región. Porter recogió sus impresiones de viaje en el libro Travels in Georgia, Persia, Armenia and Ancient Babylonia, & c. 1817-1820, editado en 1821 y 1822 en dos volúmenes. Anteriormente había publicado Travelling Sketches in Russia and Sweden during the years 1805, 1806, 1807, 1808, así como otros libros donde recogía sus experiencias en las guerras napoleónicas, al lado del general Moore y bajo las órdenes de lord Wellington. Entre 1823 y 1824 Porter se encuentra en Ditton (Inglaterra).

El 5 de febrero de 1841 se embarcó desde La Guaira hacia Puerto Cabello, de donde parte el día 7 definitivamente con destino a Inglaterra; en octubre se encontraba con su hija María en San Petersburgo (Rusia), donde murió poco después. Se sabe que para el año de su muerte se encontraban obras suyas en el Palacio Arzobispal de Caracas y en algunas colecciones particulares venezolanas, pero de su producción caraqueña se conservan en el país escasas piezas, algunas de las cuales fueron expuestas en 1977 y 1978 en el marco de las muestras "Guaraira-Repano, la Gran Montaña" y "Juan Lovera y su tiempo", ambas organizadas por la GAN. Fue un hombre de vasta cultura y agudos dotes de observación, destacando como diplomático, pintor, dibujante y escritor, considerándosele incluso entre los pioneros de los estudios arqueológicos emprendidos durante la primera mitad del siglo XIX en las zonas del Oriente Medio. "Porter se adelanta al movimiento cientificista de mediados de siglo al imprimir a su dibujo carácter arqueológico y documental; prepara el terreno para ulteriores determinaciones del campo visual que conducirían, hacia 1840, al descubrimiento del paisaje como género histórico. Incluso, puede ser considerado como el primer paisajista caraqueño, en orden cronológico. Así lo revela su amplia panorámica del valle que tiene como punto de vista la colina del Calvario (en adelante, observatorio natural de los pintores durante todo el siglo XIX), una acuarela que se conserva en la colección Arcaya Urrutia. Su dibujo es amplio y conciso, limitado a los medios esenciales, casi siempre la línea continua y con prescindencia de sombreados o valores. Pareciera surgir de la mano de un experimentado arquitecto. De tal modo persigue Porter la verosimilitud de las formas volumétricas en el espacio y la precisión de los detalles bien seleccionados para testimoniar sobre ruinas arquitectónicas, tipos de vegetación, accidentes topográficos de los suburbios de Caracas, allí donde permanecían aún frescos los escombros del terremoto de 1812" (Calzadilla, 1981, p. 274).

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