Introducción

El terrible impacto de los desastres en las sociedades humanas constituye un problema  en aumento. De hecho, el número de desastres ocurridos en los 90 triplica el numero registrado durante la década de los años 60 y las pérdidas económicas ocasionadas por esta clase de eventos en el mismo período fueron 8 veces mayor. En el contexto latinoamericano la tendencia mundial no solo se mantiene, sino que pareciera agravarse. De hecho se viene haciendo cada vez más frecuente la ocurrencia de eventos  que dejan decenas de miles de víctimas mortales y que ocasionan décadas de retroceso en el  desarrollo de la aspectos como la vialidad, el aparato productivo o de las redes de servicios de los países afectados.

En Venezuela se cuenta con suficiente evidencia sobre eventos naturales catastróficos ocurridos en el pasado, y, según todos los indicadores, dichos eventos naturales seguirán repitiéndose en el futuro. El último de estos eventos -las devastadoras lluvias que azotaron la costa central de Venezuela durante el mes de diciembre de 1999- han servido para evidenciar una vez más las importantes deficiencias de los sistemas de gestión y manejo de desastres en la región. De nuevo un evento de conocida recurrencia histórica toma por sorpresa a una comunidad carente de las herramientas mínimas necesarias para responder a la emergencia. Las instituciones inicialmente se ven abrumadas por el impacto. El aparato de gobierno, ante la necesidad de responder de algún modo, se ve obligado a optar por lo que pareciera representar la única vía de intervención inmediata: la militarización de las operaciones. En general, se trata de un panorama bien conocido en la mayor parte de los países en vías de desarrollo que recientemente han sufrido desastres.

En atención al diagnóstico expuesto, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, como ente rector de las políticas de desarrollo científico y tecnológico de Venezuela, ha decidido, por primera vez, desarrollar un esfuerzo sistemático destinado a implementar acciones que pudiesen propiciar cambios significativos en las capacidades nacionales de gestión de desastres, y en este sentido ha implementado un programa de investigación y desarrollo tecnológico que, con el respaldo de los conocedores y estudiosos más calificados del país, promueva el desarrollar de instrumentos científico tecnológicos para la Gestión de Riesgos y Reducción de Desastres, desde una plataforma rigurosa, multidisciplinaria, objetiva e integral.