• LA TAREA PENDIENTE DE ESCRIBIR LA HISTORIA DEL ARTE VENEZOLANO DE FORMA COLECTIVA,   
  • UN PROYECTO COLABORATIVO PARA TODOS LOS ESTUDIOSOS, ESPECIALISTAS Y ARTISTAS VENEZOLANOS,   
  • TODA LA HISTORIA DEL ARTE VENEZOLANO EN UN PORTAL AL ESTILO DE LA WIKIPEDIA.   

Cambios

De WIKIHISTORIA DEL ARTE VENEZOLANO
Saltar a: navegación, buscar

Contramaestre, Carlos

10 716 bytes añadidos, 12:25 11 oct 2015
Videos
==Videos==
{{#ev:youtube|tT4Hz95Yd4o}}
 
==El techo de la ballena==
“¿Por qué la ballena? Por eso justamente. Porque hubiera sido fácil elegir el caimán. O porque hubiera sido de señoritos estetas elegir el hipocampo. Y también porque la ballena está en medio de la bondad y el horror, sujeta a todas las solicitaciones del mundo y el cielo, con su vientre dignísimo que se ríe de Jonás y se engulle un tanquero de petróleo, toda extendida de uno a otro extremo de la Tierra, que casi es la Tierra misma o es el pájaro minúsculo que picotea su diente cariado en el cual nadan los peces.”
 
 
Adriano González León
El Techo de la Ballena - Tercer Manifiesto
 
“De los numerosos movimientos artísticos venezolanos que confirieron su peculiar nota tumultuosa a la década del sesenta en Caracas, hubo uno que se distinguió por su violencia, su espíritu anárquico, su voluntaria agresividad pública, haciendo de la provocación “un instrumento de investigación humana”. Fue el que libérrimamente se autodenominó El Techo de la Ballena.
Tanto o más importante que esas condiciones estrepitosas, que lo definieron como un estallido más que como una escuela o una estética coherente, fue su capacidad para aglutinar por breve tiempo a un conjunto de creadores jóvenes entre quienes se contaron algunos de los narradores y poetas que habrían de llevar a cabo la renovación literaria contemporánea de Venezuela. El solo hecho de que en ese movimiento hayan militado, con diverso grado de participación, narradores como Adriano González León o Salvador Garmendia que habrían de constituirse en figuras centrales de la nueva prosa narrativa del país, o poetas como Juan Calzadilla, Francisco Pérez Perdomo, Efraín Hurtado, Caupolicán Ovalles, Dámaso Ogaz, Edmundo Aray, entre otros, prueba la imantación mostrada en el primer quinquenio de los sesenta por El Techo de la Ballena, la cual puede realzarse más si se agrega la contribución capital que le prestaron artistas plásticos como Jacobo Borges o Carlos Contramaestre, siendo este último quien más ostensiblemente definió sus rasgos iniciales y algunas de sus posiciones artísticas centrales.
El movimiento se constituyó a comienzos del año 1961; en marzo de ese año abrió, en un simple garaje de la urbanización El Conde, de Caracas, una exposición titulada “Para restituir el Magma” y publicó su primer manifiesto-revista que era una simple hoja plegada, bajo el título Rayado sobre el Techo, al tiempo que en el diario “La Esfera” daba a conocer un breve texto programático. Tras esta inauguración se sucedieron diversas actividades: declaraciones, hojas sueltas, pequeñas “plaquettes” de poesía y prosa, con una visible y poco usual tendencia a la teorización apodíctica que encontraba en los manifiestos su instrumento preferido y que delataba la concepción vanguardista que habían asumido sus integrantes.
Pero sus hitos centrales estuvieron representados por exposiciones de artes plásticas, de las cuales dos alcanzaron resonancia.
El Techo de la Ballena
“¿Por qué la ballena? Por eso justamente. Porque hubiera sido fácil elegir el caimán. O porque hubiera sido de señoritos estetas elegir el hipocampo. Y también porque la ballena está en medio de la bondad y el horror, sujeta a todas las solicitaciones del mundo y el cielo, con su vientre dignísimo que se ríe de Jonás y se engulle un tanquero de petróleo, toda extendida de uno a otro extremo de la Tierra, que casi es la Tierra misma o es el pájaro minúsculo que picotea su diente cariado en el cual nadan los peces.”
 
 
Adriano González León
El Techo de la Ballena - Tercer Manifiesto
Tarjeta Postal de El Techo de la Ballena (hacia 1967). Archivo: Ana Victoria Sánchez
El “Homenaje a la cursilería” (junio de 1961), que fue presentado como “un gesto de franca protesta ante la permanente e indeclinable farsa cultural del país” o, en la versión de Caupolicán Ovalles, como un “testimonio sobre farsantes con aire de comprometidos y hacedores de cultura”, constituyó el primer intento de demolición de la concepción pequeño burguesa que dominaba a la cultura venezolana hasta el grado de impregnar no sólo sus manifestaciones oficiales sino también las opositoras. Más eficaz, la escandalosa exposición de Carlos Contramaestre, “Homenaje a la Necrofilia” (noviembre de 1962) marcó el ápice del movimiento, su más pleno ejercicio de la provocación porque obtuvo la anhelada respuesta por parte de los indignados burgueses caraqueños a quienes iba dirigida de hecho la muestra. A sólo tres años de su constitución, El Techo de la Ballena comenzó a desintegrarse luego de publicar su ambicioso tercer manifiesto artístico, Rayado sobre el Techo Nº 3 (1964). No obstante, sus más tesoneros animadores (Carlos Contramaestre y Edmundo Aray) le proporcionaron una irregular supervivencia que cubrió casi toda la década del sesenta, apelando al funcionamiento de galerías de arte, exposiciones de pintura informal, publicaciones literarias signadas por una tónica surrealista que comenzó a devenir anacrónica a medida que se disolvía el complejo político-cultural que había prohijado el movimiento, pero que aseguró la difusión de sus principios generadores junto con una previsible retorización.
Cuando en 1968, luego de un período de intensificación de su actividad editorial, El Techo de la Ballena publica el volumen Salve amigo, salve, y adiós, con colaboraciones de Edmundo Aray, Efraín Hurtado, Juan Calzadilla, Dámaso Ogaz, Xavier Domingo, Marcia Leyseca, Carlos Contramaestre y Tancredo Romero, se puede considerar cerrado su ciclo. Sus integrantes han venido dispersándose, agrupándose de distinta manera, constituyendo otros grupos con nuevas definiciones ideológicas o siguiendo caminos individuales atendiendo a su creación artística propia...”
 
Extraído del prólogo de “Antología de El Techo de la Ballena” / Ángel Rama. FUNDARTE, Caracas, 1987
 
==Contramestre poeta==
 
===El tiempo===
El tiempo es una
 
abstracción de arena
 
ajeno a la memoria
 
del espejo
 
Reniega de su pasado
 
como testigo
 
de lo efímero de
 
la vida
 
de Tanatorio (1993)
 
===Últimos poemas===
Carlos Contramaestre
 
====I====
 
La segunda muerte me embriaga en
 
las tabernas olorosas a invierno.
 
La distancia descalabra las almas,
 
enmudece las lenguas del destierro
 
entre los titubeos de las estaciones fraudulentas.
 
Retorno a las riberas de la soledad,
 
Virtuosa tañedora de silencios y ecos de la muerte.
 
Moro en esa copa sardónica,
 
incienso de la tribu espectral.
 
Destilo dolores y heridas antiguas
 
en serpentina de cobre dulce.
 
====II====
Ella suele llegar casi siempre desnuda.
 
Su olor sube sobre mis columnas trágicas
 
y yo empiezo a soñar rosas
 
y algunos animales híbridos.
 
Esa mujer no me pertenece
 
en este continente ni en la otra vida.
 
====III====
Agonizo en tu temblor cotidiano
 
y la lluvia terminó.
 
Nadie podía adivinar la rudeza del cielo,
 
el pavor de seguir casi vivo,
 
casi aliento para retornar al cosmos.
 
Necesito la mudez de la alquimia,
 
el incesto de los Dioses,
 
la primavera del invierno,
 
el fuego de la invocación.
 
Soy ese exorcismo dormido sobre el llanto:
 
nos une el desastre, el extravío.
 
====IV====
Desprenderse del cuerpo
 
y encontrar la nube marcada
 
que ocupará el espacio medido
 
para el amor sin frutos.
 
Océanos agitados y naufragios decididos.
 
El jordano transportó la dicha y no lo sabía.
 
Recordó a su toledana en silencio.
 
Luego, el arquitecto del lecho académico
 
lo regó con licores y flores churriguerescas.
 
====V====
Mi oficio de basurero
 
me obliga a buscar mis pergaminos,
 
mis escombros perfumados.
 
Y tú eres ese mural
 
que yo inventé;
 
tú ese sueño bajo tierra
 
dulce, silencioso
 
para el abandono arqueólogo
 
de amores.
 
====VI====
Dos manzanas asustan cuerpos
 
si son de tierra lejana, como
 
hijos olvidados,
 
asuntos de tu vihuela en porfía
 
y ese sentimiento de astro perdido
 
que no quiere regresar porque
 
no hay constelación sin amor,
 
sin aire.
 
Canta el alma sorda.
 
Lo desperdicio todo, hasta un ratón.
 
Vuelo vegetal sin espejo,
 
frío para siempre, sin sintaxis,
 
traspapelando noches, días, encuentros,
 
amores, doncellas, recuerdos:
 
ése cuerpo reproduce tu cuerpo,
 
tus piernas, tu hilo nostálgico.
 
Insatisfacción. Era otra María, era
 
otro olfato para la belleza,
 
otra línea para vivir
 
y yo era el paraíso, era
 
río con piedras, con
 
árboles.
 
====VII====
Depende de tu muelle y
 
tu ojo amoroso.
 
Vuelvo a las almendras esenciales,
 
a tu silencio demencial.
 
Escarbo en tu vulva,
 
colecciono piedras y licores,
 
acerco cuerpos, carnes
 
puberales, inciensos de
 
ciudad en viaje sin continente.
 
====VIII====
El azar del vuelo inventa el lecho
 
que el jordano transporta
 
para la novia y es él quien decide
 
el norte de los besos, el sur
 
que deslinda el corazón en el tiempo.
 
El jordano desaparece como fantasma
 
para labrar la materia
 
de los sueños y planta árboles
 
del porvenir en tus sienes.
 
El anillo de su toledana
 
es nuestro amuleto.
 
====IX====
Tugurios abandonados a la lujuria
 
de la pobreza.
 
Azar del que sufre en silencio,
 
oculto de los dioses.
 
Niebla pecaminosa susurrando
 
otro cielo prohibido, alguna
 
voz de mujer profanada.
 
Temblor de carburo alabando
 
los ojos ciegos, la nada del
 
naufragio, el instinto del árbol
 
ahogado en savias alcohólicas,
 
abanicando corazones ramificados
 
en el duelo.
 
====X====
Tengo una constelación
 
y una mujer desnuda
 
que brilla como una hoja de higuera.
 
Amo ese principio que me une
 
a ese gran ombligo de la noche
 
donde me embriago de tinieblas.
 
====XI====
 
Espacio ornamentado por mis
 
gorriones dementes,
 
con cielos provisionales y
 
paraíso recién decretado.
 
Arcillas tranquilas en su
 
crecimiento para unificar el
 
latido.
 
Celebro el encuentro.
 
====XII====
El tiempo desnivela mi silencio.
 
Grito en grieta.
 
Me escuchas más allá de los trópicos.
 
Tu ola anticipa naufragios.
 
Ausencia de navío escarlata que regresa al Caribe.
 
Me indulto y me inmolo en langostas.
 
Techos baldíos, cocodrilo celeste, palma sagrada.
 
El azar-sortilegio implica encuentros,
 
hallazgos fortuitos.
 
====XIII====
Ayer me arrancó
 
la tormenta unos
 
árboles que cantaban
 
melodías antiguas del
 
universo como eco
 
armonioso de un caos.
 
La sangre brotó de
 
la tierra para alimentar
 
los muertos sedientos de
 
vida porque la deja
 
a medias
 
…cuando el amor comenzaba.
 
Esa tormenta desatada
 
por los dioses oscurecía
 
mis sueños y no podía
 
seguir viendo desnudeces
 
de tu cuerpo iluminado
 
por los relámpagos.
 
En: http://somosliteraturavenezolana.blogspot.com/2011/07/carlos-contramaestre.html
==Exposiciones individuales==

Menú de navegación


Buscar en Google


Consultar el DRAE