Cambios

Aunque llegó a ser el retratista más celebrado de una sociedad a la cual cumplía sus exigencias de ostentación, entre otras cosas por su impecable acabado y el aire de refinamiento y pureza racial con que distinguía a sus personajes, Adams cayó pronto en el olvido: en 1872, cuando James Mudie Spence organiza la exposición del Café del Ávila, su retrato de Páez le es atribuido a Porter y ya en este siglo Vicente Lecuna adjudicaba el retrato de María Antonia Bolívar a "un pintor alemán de paso en la ciudad". En Venezuela se han registrado cerca de 35 obras suyas: los retratos de Martín Tovar Ponte (colección Museo Caracas, Palacio Municipal, Caracas); Santos Michelena (colección Mercedes Arroyo de Michelena); José Toribio de Iribarren y uno señalado como del presbítero José Antonio Uzcátegui (ambos en la colección GAN); el arzobispo Ramón Ignacio Méndez (colección Palacio Arzobispal de Caracas), y el general José de la Cruz Paredes y Juan Bolívar de Palacios (ambos en la colección Casa Natal del Libertador), son algunas de las más resaltantes. Adams realizó también retratos femeninos, tal vez no tan felices: María Antonia Bolívar de Clemente (colección Casa Natal del Libertador), Belén Vasallo y Ferrol de Nevett (colección Óscar Antonio Blanco Sosa), Inés Echezuría y Gedler de McClong (colección Adolfo Nass) y los retratos de las hijas del coronel Francisco Avendaño: Inés, Teresa e Isabel. Adams realizó también un retrato de Cristóbal Mendoza a partir de Juan Lovera. En 1997, la GAN realizó una importante retrospectiva del pintor inglés. Al referirse a las características de su pintura, Carlos F. Duarte afirma que sus mayores aciertos "se concentran en los rostros de sus personajes y en los trajes de los mismos" aunque no deja de observar la poca habilidad en la representación de brazos y manos que denotan "gran torpeza en el dibujo y dureza en el modelado, lo cual indica una falta de trabajo y de estudio" (1997, s.p.). Alfredo Boulton por su parte ha escrito: "no es difícil reconocer la pintura del inglés. Tiene un estilo por demás formalista, y a decir verdad, extraño, absolutamente ajeno a nuestro ambiente pictórico. Adams lucía un academicismo nacido en la escuela tradicional inglesa, de un género tan diferente y alejado del de la escuela francesa, española o italiana y por esa razón su pintura llama más la atención en nuestro medio, acostumbrado a la expresión de temperamento latino" (1968, p. 114).

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