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Belsky, Iván

18 bytes añadidos, 02:13 6 ago 2015
Vida venezolana
==Vida venezolana==
El artista descubre las bellezas naturales andinas, comienza a pintar paisajes. Fue profesor en la escuela Monseñor Contreras en Valera (Trujillo) en 1950, en el Plan Vocacional de Artes Plásticas, orientado a personas con talento y aptitudes hacia las artes plásticas. [1]
 
Los primeros vínculos de trabajo en Caracas fueron con el estrato militar, tiempos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Fue contratado para pintar “Vuelvan Caras”, mural de 2.50 x 1.5 m., en la entrada de la Comandancia General del Ejército. La base aérea de Boca del Río de Maracay conserva varias pinturas de figuras humanas a caballo. Belsky dominaba la anatomía y fue magnífico retratista.
 
Su llegada a Mérida en 1957 fue producto de la causalidad. “Tenía donde tenía que estar en el momento preciso”. Por invitación de un amigo que lo mejoraba en la práctica del español, fue a pasar uno días en la ciudad. El propietario del hotel–bar–restaurante Kontiki, en la Av. 3 cruce con calle 19 en el casco viejo de Mérida, contrato a Belsky un mural por la cantidad de 5.000 bolívares.
 
En plena faena del mural, pasó por el lugar el arquitecto responsable de las obras de la Catedral y le llamó poderosamente la atención. Envió a un amigo e invitó a Belsky a su residencia para conocerlo. Le encargan al artista dos ángeles, poniéndolo a prueba en sus conocimientos y maestría.
 
Era Manuel Mujica Millán, quien nace en Vitoria (España) 26/05/1897 y muere en Mérida (Edo. Mérida) el 13/02/1963. Arquitecto español de mucho prestigio, viene a Venezuela y construye el Hotel Majestic de Caracas (1927), y fue contratado para la reforma del Panteón Nacional (1929). Se distingue como autor de viviendas emblemáticas en las urbanizaciones Bello Campo y La Florida al Este de Caracas.
 
Con la llegada a Mérida de monseñor Acacio Chacón Guerra (1884-1978), proclamado arzobispo coadjutor en 1927, se inicia un lento y seguro proceso de mejoras del patrimonio inmoviliario de la iglesia; entre ellas la construcción del Palacio Arzobispal y la nueva Catedral Metropolitana, la vieja iglesia había sufrido con el gran terremoto de los Andes de 1900.
 
El posterior nombramiento de monseñor José Humberto Quintero (1902-1984) como arzobispo titular de acrida, con derecho a sucesión del Arzobispo de Mérida, en 1953, se da mayor impulso a los trabajos. El proyecto de ampliación y reconstrucción de la iglesia catedral había sido dado a Mújica Millán. La obra quedó concluida el 9 de Octubre de 1958, fecha del Cuatricentenario de la Ciudad de Mérida.
 
Mujica Millán lleva a Belsky a la iglesia metropolitana y le consulta acerca de la cantidad de las pinturas que deberían haber en los espacios, ubicación específica, tamaño y ángulo visual para ser vistas desde abajo, todo de acuerdo al estilo neobarroco que tiene el edificio que será decretado Basílica Menor por el Vaticano.
 
Entre un grupo de 40 pintores, de proyectos de todas partes del mundo, Iván Belsky gana el concurso. Cumplidos los requerimientos, el artista tuvo entrevista con Monseñor Quintero, en la que afirma ser agnóstico, como se dijo anteriormente. La sinceridad y la seguridad de sus respuestas hacen que fuera contratado para los trabajos pictóricos del área externa e interna de la Catedral, por la suma de 300.000 bolívares. Los trabajos debían estar listos en dos años, duraron de 1958 a 1964.
La técnica usada en el trabajo monumental se basa en la elaboración propia de pigmentos (Fórmulas de Rubens y de Rembrandt), que dan durabilidad e intensidad en los colores, pigmentos mezclados con pintura al óleo (marca Sminkter), traídas de Alemania, y la mezcla con distintos tipos de óxidos, cera de abejas y clara de huevo.
 
Destacan en la Catedral de Mérida las pinturas siguientes:
 
San Pedro y San Pablo, a los lados de la entrada principal, hechas en encausto (técnica pictórica desarrollada en la antigüedad), resistente a las fuertes lluvias de la ciudad.
 
Jesucristo triunfante ("El Alto y Sublime, el que habita la eternidad"), en el interior del templo, algunos dicen que el artista se autorretrata (un poco más joven y con barba). Frente a la Inmaculada Concepción, (Purísima Concepción), igualmente dicen que el rostro es el de la madre del artista, según nota de María Nimes del diario Frontera.
 
La profesora Catalina Torres en el libro La Catedral de Mérida, describe la arquitectura y reseña dos leyendas significativas.
Bajo la imagen de Jesús dice: “Tú que vienes a la casa de mi padre reverénciate y ruega por tus hermanos los hombres”. Y bajo el mural de la Virgen María se lee: “Venid todos a mí, que yo ofrezco estar siempre con vosotros” [3].
 Describen la autora los Ángeles y Querubines dispuestos en el entorno de los altares principales, así como los murales de San Francisco de Asís y San Francisco de Sales y los símbolos de los cuatro evangelistas (San Lucas, San Juan, San Marcos y San Mateo) en las cuatro columnas en que descansa la cúpula de capilla central o principal.
En capilla principal, Belsky pintó con brillantez y perfección 18 figuras que representan a los fundadores de las órdenes religiosas, los patriarcas de la Iglesia, los santos y al Hijo de Dios hecho hombre. Las figuras están espaciadas sobre el techo y son fácilmente visibles e identificables. El Santísimo Sacramento en el presbiterio, el Padre Eterno en el ábside, el Decálogo de la Ley con Moisés y el Profeta Elías sobre la Capilla de San José. Detalles maestros de la obra del gran artista en la Catedral Metropolitana de Mérida, una de las más hermosas del país.
 
Un comentario. Se ha especulado –como en muchas oportunidades con obras universales de la pintura–, que los rostros representados en los murales de la Catedral de Mérida son los de personajes reales históricos, los principales líderes de la Revolución bolchevique, sacados de una vieja revista Life. (Contradice a esta especulación lo que sigue: Primero, Belsky debido a su mala experiencia en la URSS no podía ser comunista. Segundo, el artista era amigo de Monseñor José Humberto Quintero, contratante de la obra).
 
Iván Belsky caso tres veces con ucraniana, con alemana, y finalmente con ucraniana-venezolana. Nadia Szymskiw llegó de 9 años con sus padres a Venezuela en 1949, vinieron de Europa y se instalan en la Colonia Tovar, luego en una finca en San Antonio de Maturín, y en Cumaná donde ella hace el bachillerato. En Mérida Nadia estudia y se gradúa de médico en la Universidad de Los Andes.
 
Nadia Szymskiw dama alta y elegante, conoció al artista Iván Belsky que está pintando en la Catedral de Mérida, toda una celebridad en la ciudad y en el ambiente universitario. Habría más tarde con su nombre una Galería de Arte en el Centro Comercial San Antonio, Local 33 y 34, en la Av. Andrés Bello de la ciudad. La pareja con educación, costumbres y tradiciones afines ucranianas contraen matrimonio en 1962, de la unión nacen dos hijos varones, Gregory e Igor. Hay dedicatoria del artista “a la memoria de mi hijo Gregory nacido en esta ciudad de Mérida”, en una sección del Museo Historia de Mérida (Museo Bolivariano).
 
Principales obras en Venezuela y Colombia:
*Pinturas de la Catedral de Mérida (Mérida).

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