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Melbye, Fritz Siegfred Georg

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Fritz Siegfred Georg Melbye
Nombre completo Fritz [Frederick] Siegfred Georg Melbye
Nacimiento 24 de agosto de 1826, Elsinor - Dinamarca
Fallecimiento 14 de diciembre de 1896, Shangai - China
Nacionalidad Danés
Área Pintor
Firma


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Vida y obra

Pintor. Hermano de Anton Melbye, quien había estudiado bajo la dirección de Christoff Wilhelm Eckersberg en la Academia de Bellas Artes de Copenhague. Será de su hermano de quien Fritz recibirá su sólida formación pictórica. A finales de los años cuarenta se residencia en Saint Thomas (islas Vírgenes), aunque sin perder sus vínculos artísticos con su país, ya que desde 1849 hasta 1858 expondrá con regularidad en Copenhague incluso un cuadro suyo, la Bahía de Charlotte Amalie será adquirido por el rey de Dinamarca. En 1850 se encuentra en Venezuela: Melbye recorre los llanos, adentrándose en abril más allá de Calabozo. Existe un dibujo suyo fechado ese año en el hato de Morrocoyes, cerca de Morichal Grande, entre San Juan de los Morros y Calabozo. Entre 1851 y 1852 viaja por otras islas caribeñas y realiza los dibujos que se reproducirán en dos vistas litográficas de la isla Saint John y Saint Croix. De regreso a Santo Tomás entabla amistad con el joven Camille Pissarro, a quien incita a abandonar su trabajo en la aduana y viajar con él a Venezuela: el 29 de abril de 1852 le escribe desde Saint Croix para que reúna suficientes telas, colores, creyones y papel y el 12 de noviembre llegan a La Guaira.

Como ha sido señalado por la crítica reiteradamente, la influencia de Melbye sobre el futuro maestro del impresionismo será determinante: gracias a él, Pissarro adquiere conocimiento de las corrientes artísticas de las escuelas de Dinamarca y Düsseldorf (Alemania) pero sobre todo de las tendencias al plein air y la ejecución de trabajos que en términos académicos se conocían como el étude (que "comenzó a ser admirado por sus cualidades expresivas, por su manifestación de inmediatez y efecto concentrado"; Boime, 1971, p. 150) y el croquis ("dibujos rápidamente ejecutados compuestos de pocas líneas y marcas"; ibídem, p. 34). En este sentido los bocetos de estos dos pintores son marcas indelebles de la evolución plástica europea que llevó pronto a una pintura más espontánea. Durante un tiempo permanecen en La Guaira, pero pronto se dirigen a Caracas, donde establecen un estudio, que ambos bosquejarán en varias ocasiones, y se integran a la vida cultural de la ciudad. Según Manuel Landaeta Rosales (1906), ese año Melbye ("un pintor extranjero de apellido Melvis") adquiere varios cuadros de Juan Lovera "que estaban diseminados en la ciudad". En el Correo de Caracas del 19 de noviembre de 1853 ya se hablaba de los cuadros "primorosamente ejecutados por el profesor danés […] representando diferentes vistas, y en los cuales se revela un hábil artista, dotado de genio y poseedor de profundos conocimientos en este importante ramo de las bellas artes. El Sr. Melby[e] ha venido a Venezuela con el fin de sacar las vistas más hermosas y características del país, y, según nos ha informado, se ocupará, durante su permanencia en Caracas, de ejecutar los trabajos que tenga a bien encargarle". Melbye y Pissarro, además, formaron parte de un grupo de amantes de la música organizado por el pianista lituano Kurt de Bohlschwingh e incluso formaron parte, con el violinista Fernand Ferrière, del Gran Festival Veneciano con Coro y Escenas Líricas y Dramáticas, el 8 de diciembre de 1853, y en las soirées musicales y teatrales en dos partes del 8 de enero de 1854 en la posada Europa (Diario de Avisos del día anterior). También realizaron viajes ese año hacia el hato de Morrocoyes. Melbye ejecutó cerca de 25 óleos, entre ellos el notable Velero frente a La Guaira (1853, colección Fundación Boulton), el Paisaje de La Guaira desde Cabo Blanco (1854) y los Llaneros en un morichal (anterior a 1858, colección Lilly Zingg de Romero). También pintó la hacienda El Palmar, como lo hiciera Bellermann diez años antes. El BCV tiene en su colección un notable conjunto de óleos, acuarelas y dibujos en los que trabajó vistas (Caracas, San Juan de los Morros), el paisaje y escenas. "Melbye había sobrellevado un entrenamiento académico convencional, pero encontró que las técnicas de las academias no le impedían reproducir sus percepciones de los lugares que visitaba y de la gente que veía satisfactoriamente. Había desarrollado un rápido método de notación que le permitía retener la espontaneidad y simpleza de sus primeras impresiones. Sus pinturas acabadas usualmente estaban ejecutadas de una manera más convencional. Melbye fue curioso y entusiasta sobre los países que visitó, rápido para hablar sobre sus experiencias y muy deseoso de impartir su conocimiento de la pintura a su joven amigo [Pissarro]. Lo hizo sin pedantería ni condescendencia, y Pissarro respondió ansiosamente a su acercamiento. De Melbye aprendió cómo expresar el juego de la luz sobre las formas, y cómo reproducir el cielo y las nubes así como a capturar el efecto de la luminosidad. Rápidamente asimiló todo lo que Melbye podía enseñarle, y empezó a sentir una confianza creciente en sus propias habilidades" (Adler, 1977, p. 16).

El 12 de octubre de 1854, Pissarro parte del país. Melbye regresa a los llanos al año siguiente y finalmente anuncia su partida a ultramar el 28 de mayo de 1856 en El Diario de Avisos. Entre septiembre y octubre de 1856 se encuentra en París, donde su hermano Anton había establecido su taller, que frecuentaba también Pissarro y Corot, uno de los predecesores de los impresionistas. En julio de 1857 parte a Estados Unidos, donde coincide con Ramón Páez, quien en la edición de 1862 de Wild Scenes in South America; or Life in the Llanos of Venezuela (Nueva York: Charles Scribner), expresa de Melbye, que es un "artista danés de gran mérito" por haberle puesto a su disposición "su valiosa colección de bosquejos" (algunos de los cuales debe haber considerado el litógrafo V. Nehlig para sus trabajos), o los grabados por Richardson Cox y Kinnersley-Johnson: vistas como Los Morros de San Juan y escenas costumbristas como Moliendo trigo. Sin embargo, es recién en la segunda edición (Travels and adventures in South and Central America. First Series: Life in the Llanos of Venezuela; Londres: Sampson Low, Son, and Marston, 1868), que se reproduce el notable retrato de José Antonio Páez en traje de llanero (llamado Nuestro líder, en la p. 329), y que había aparecido en la primera edición de la Autobiografía de éste (Nueva York: Imprenta de Hallet y Breen, 1867) como única ilustración, sobre la cual escribe Alfredo Boulton: "[Ramón] Páez y Melbye se conocieron en Nueva York y es más que probable que el danés conociese también entonces al general Páez, ajustando el dibujo que le hizo y que reproduce en aquella Autobiografía al parecido que entonces tenía el guerrero. Sin embargo, hubo de ser en un apunte al lápiz, hecho por Ramón Páez, donde Melbye se inspiró para hacer la imagen que ilustra la obra del Centauro" (1972, p. 37). Aparentemente, parte de la colección de Melbye quedó en poder de Ramón Páez, quien a su vez la vendió a Cyrus McCormick, y éste a la Galería Hammer (Chicago) hasta que finalmente fue adquirida por el BCV en 1965. Muchos de estos trabajos no están firmados y "pueden ser atribuidos indistintamente tanto a Melbye como a Pissarro", como afirma Boulton, quien agrega: "cuando Fritz llegó a Venezuela en 1850, tenía veinte y cuatro años y un buen conocimiento técnico del dibujo y de la ejecución al óleo. Sus dibujos venezolanos son apuntes muy bien logrados donde resalta más la rapidez de la mirada, del gesto, que la demorada pausa de un estudio académico hecho en profundidad. Son notas muy ligeras que captan más la sensación de las formas, de las cosas, del paisaje, que la propia y exacta estructura lineal del motivo. Melbye, y también Pissarro, desde entonces parecerían buscar el sentido de una misma sensación en el espíritu de los objetos, con lo que adquieren impulso y vida, que no la fría materialidad convencional y rígida, la escueta toma del 'motivo'. Esta manera de sentir la presencia de la naturaleza se hizo tan uniforme y semejante en ellos que en ciertos dibujos —como se ha dicho antes— resulta sumamente difícil llegar a identificar con absoluta precisión al autor. Conocemos algunos casos de tal uniformidad en la ejecución, en el concepto del valor de la línea y de su función, en el proceso de reproducir una imagen, concepción que tendrá hacia la materialización de una sensación, de una impresión, rasgos que entonces significaban un sentido artístico absolutamente reñido con los más clásicos y antiguos preceptos de la enseñanza académica, que es difícil distinguirlos (1966, pp. 29 y 43-44).

Colecciones

BCV / Colección Cisneros, Caracas / Fundación Boulton / Museo de las Islas Vírgenes, Charlotte Amalie, Santo Tomás, Islas Vírgenes / Museo Histórico Nacional, Frederiksberg, Dinamarca

Fuentes

  • Adler, Kathleen. Camille Pissarro. A biography. Nueva York: St. Martin's Press, 1977.
  • Boime, Albert. The Academy and French Painting in the Nineteenth Century. New Haven-Londres: Yale University Press, 1971.
  • Boulton, Alfredo. 20 retratos del general José Antonio Páez. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República, 1972.
  • Boulton, Alfredo. Camille Pissarro en Venezuela. Caracas: Editorial Arte, 1966.
  • Correspondence de Camille Pissarro. París: Puf, 1980.
  • Esteva-Grillet, Roldán. Desnudos no, por favor. Caracas: Alfadil, 1991.
  • Landaeta Rosales, Manuel. "Los antiguos pintores venezolanos, Juan y Pedro Lovera". En: El Constitucional. Caracas, 8 de noviembre de 1906.

Créditos

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