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Pautas
para la implementación
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Sin
desconocer la importancia del manejo de las emergencias, se pretende
la relevancia de los procesos de gestión de riesgos hacia medidas
de prevención y mitigación, fortaleciendo tecnológicamente al
mismo tiempo, las instituciones del Estado responsables de dicha
gestión.
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Propiciar
un programa que permita romper el paradigma predominante en el
sector científico tecnológico que ha estimulado el desarrollo de
visiones tecnicistas y no integrales de la problemática del riesgo,
y que exija, además de generar el conocimiento, prestar igual
atención a la aplicación, uso práctico y/o implementación de las
recomendaciones que se derivan de este conocimiento. En este sentido
se deben buscar alternativas que nos permitan implementar soluciones
factibles y eficientes de acuerdo a las capacidades del país, y que
estimulen, en la medida de las posibilidades, la participación de
las comunidades afectadas y de los actos públicos involucrados.
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Salvo
casos excepcionales, todo estudio que se emprenda en el marco del
programa debe generar un producto que propicie, facilite y respalde
la toma de decisiones de carácter político
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Es
indispensable la incorporación del componente social en las
investigaciones que se respalden, particularmente, de la
vulnerabilidad social (humana) como una variable esencial en la
estimación y zonificación del riesgo. Niveles de pobreza y educación,
de información previa sobre amenazas, número y cobertura de
programas de autoprotección ciudadana, etc. deben ser “capas”
obligatorias de los sistemas de información geográfica que
zonifiquen vulnerabilidades y riesgos urbanos.
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Se
debe favorecer el desarrollo de aquellas propuestas donde se
destaque el enfoque integral y multidisciplinario en el abordaje de
los temas de investigación y desarrollo. En particular, dada la
naturaleza del área temática del programa, es necesario fomentar
el desarrollo de grupos de investigación y desarrollo tecnológico
con actores no tradicionales en la investigación nacional
(militares, bomberos, grupos de rescate, ingeniería municipal,
etc.)
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.Se
deben favorecer aquellas propuestas que propicien la participación
y la coordinación interinstitucional y que, preferiblemente,
traduzcan el interés de los distintos actores sociales e
institucionales comprometidos en el cofinanciamiento de los
proyectos.
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Se
debe reconocer al Municipio como la unidad político administrativa
fundamental de gestión pública para la gestión de riesgos,
de allí la necesidad de promover
todos aquellos proyectos que ayuden a fortalecer estructuras locales
interesadas en mejorar el desempeño de la gestión de los riesgos y
el manejo de desastres en cada comunidad.
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Estimular
alternativas que propicien el desarrollo de una política nacional
de gestión de riesgos que cuente con contribuciones de los
gobiernos central y local, las instituciones académicas, los
organismos responsables del manejo de emergencias y desastres, las
organizaciones no gubernamentales, el sector privado y la comunidad,
especialmente en los campos de protección civil, educación, salud
y medio ambiente.
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Las
organizaciones comunitarias deben ser reconocidas como
interlocutoras válidas frente a las autoridades. La participación de los ciudadanos en la reducción de
vulnerabilidades implica crear condiciones culturales y de
participación política que conviertan al hábitat en un bien
social y político, preservado y estimulado permanentemente por
todos los ciudadanos.
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Los
esfuerzos a ser desarrollados en este programa de investigación y
desarrollo deben ser coordinados y enmarcados en los programas de
Fortalecimiento Regional que viene implementando el Ministerio de
Ciencia y Tecnología, así como con otras agendas de investigación
que vienen siendo promovidas por este despacho, particularmente las
viviendas y hábitat, educación y salud, que guardan estrecha
relación con los objetivos trazados para este programa.
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Los
estudios de microzonificación de amenazas y riesgos deben ser
documentos públicos, puestos a disposición de la población; en términos
que la misma los pueda entender. Debe abandonarse la creencia de que
estos estudios solo pueden ser manejados de manera confidencial por
especialistas o funcionarios públicos.
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