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Breve Historia
'''Freddy Siso, 1994'''
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==Un Lugar en la Memoria de la Universidad de Los Andes y de la cinematografía==
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La actividad cinematográfica en Mérida, desde los años de la fundación del Primer Departamento de Cine en la escuela de Forestal (año 1963) ha versado en la Universidad de Los Andes. Elevada parte de la producción cinematográfica nacional se ha procesado a través de la Universidad.
Al cierre de los años setenta la ULA marcaba una experiencia traducida en más de 40 películas y en el aporteFrancis Rueda, Ramón Arellano, Andrés Augusti y Roberto Siso (1980) de realizadores como: Jorge Solé (Uruguay), Carlos Rebolledo, Ugo Ulive (Uruguay), Donald Myerston, Fernado Toro, Alberto Torijas, Juan Santana, Michael New, Ramos Arellano, Roberto y Freddy Siso; y la presencia ductora del científico Arturo Eichler. (Las películas ecológicas: Nuestro hogar terrestre, El bienestar de nuestros suelos, El verde mundo de las plantas y el agua un recurso vital, dejan huella de este apasionado conservacionista).
Años de producción y formación, de descubrimiento del medio, pero, sobre todo, de afirmación en el que hacer y en la búsqueda hacia un país mejor, bien fuera en la constatación o en la denuncia del orden social, o en manifestaciones de ardores prometéicos.
El departamento de Cine, que había surgido en 1968 con el aliento del cine latinoamericano, recibió en 1977 a uno de sus más esclarecidos autores: el boliviano Jorge Sanjinés, quien realiza el primer largometraje en que participara la ULA, y en coproducción con el grupo Ukamau y la Universidad Central del Ecuador, la película Fuera de aquí. Rodada en el Ecuador, con intervención de personal del Departamento, y editada en Mérida.
Francisco Ramos, Ramón Arellano y Stefano Gramitto. Al mismo tiempo recibió a jóvenes de aliento y urgencia productiva: Armando Arce, Leopoldo Ponte, Fernando Gavidia, Carlos Azpúrua, Andrés Agusti, Jacobo Penzo, Oscar Chaparro, Zoila Castillo, Stefano Gramitto.
 
Singular significación, en los años setenta, fue la incorporación de Tarik Souki -artista y universitario integral-, después de realizar estudios de cinematografía en Italia, becado por el rectorado de la ULA. Ductor y conductor durante más de veinte años en el seno del organismo. De obligatoria referencia y reconocimiento en la historia de la cinematografía universitaria. Tarik Souki asume formalmente el cargo de Director del Departamento en 1974, función que desempeñaba por disposición asambleística. Impulsa la producción de filmes destinados a la función docente -Historia de los hospitales en Mérida, Reemplazo valvular mitral-, y orienta hacia la formación técnica como a un mejor dominio del lenguaje cinematográfico.
Del período de los setenta son películas como: Warao (Michael New y Roberto Siso), Chile, 11 de septiembre (Michael New), Venezuela tres tiempos (Carlos Rebolledo), Los dioses cara blanca (Freddy Siso), Tránsito (Leuthen Rojas, chileno), Tres cuentos infantiles (Armando Arce, Leopoldo Ponte y Roberto Siso), Manzanita (Armando Arce), La bandola y el Rey (Fernado Gavidia), Yo hablo a Caracas (Carlos Azpúrua), Los nevados (Freddy Siso), La rosa de los vientos (Michael New), El afinque de Marín (Jacobo Penzo), Testimonio de un obrero petrolero (Jesús Enrique Guédez).
Del mismo período es el fortalecimiento de la infraestructura del organismo: se adquiere un stand de animación oxberry y se instala una sección para garantizar "la producción de películas de animación para la infancia y la juventud". Se instalaron, igualmente, equipos de sonido y laboratorio, formato 16mm., negativo B/N y reversible color. Con el fortalecimiento de la infraestructura otros proyectos: La Biblioteca y Cinemateca para el organismo, Encuentro de Cineastas, Muestras Fílmicas en el exterior, Martes Selectos. Toda una intensa y extensa actividad, apuntalada, además por el Festival de Cine, permite afirmar a Pablo Antillano: "No podía ser de otra manera, Mérida es la ciudad del cine venezolano".
A partir de los años 80 los realizadores nacionales y regionales profundizaron su gestión creadora: muchos jóvenes se movilizaron desde distintos lugares del país hacia Mérida, para continuar el proceso con el apoyo de la universidad.
El decenio se inició con la primera edición del Festival del Cine Nacional, presidido por Jesús Rondón Nucete, entonces presidente del Concejo Municipal del Distrito Libertador, Pedro Rincón Gutiérrez y los cineastas Rodolfo Izaguirre, Josefina Jordán y Tarik Souki Farías, este último designado director del evento.
La producción de largometrajes, la presencia de realizadores formados en el propio proceso, el crecimiento de la cinematografía nacional y, en particular, el entusiasmo y apoyo del espectador venezolano para con las películas de sus cineastas, generó la idea de crear una empresa de cine que, inserta en el ámbito universitario, permitiera enfrentar las nuevas exigencias de cubrir los costos de producción y abrir paso a la reproducción del capital invertido en el cine. Esta iniciativa se afianzaba, además, en el proyecto de legislación cinematográfica nacional y enHistoria de los Hospitales. De Roberto Siso y Michael New. la tendencia predominante entre los cineastas, cual era la de convertir la actividad en una auténtica industria cultural. Las diferencias de criterio en el seno del Departamento postergaron este proyecto. Sin embargo, gracias a la lucha de los cineastas surgieron nuevas formas de financiamiento: por una parte los subsidios de cortometrajes (Concejos Municipales del Distrito Federal y del Estado Miranda), el aporte de empresas públicas, los premios a la obra cinematográfica y, fundamentalmente, la creación de FONCINE, hoy CNAC, con las modalidades de incentivos para largometrajes y subsidios al cortometraje permitieron mantener la producción cinematográfica nacional. A ello se agregaba al Decreto de las normas de comercialización, dirigido a proteger el producto fílmico. Estas condiciones favorables, en medio de la obstrucción terca de los distribuidores y exhibidores estimuló también la actividad del departamento de Cine de la Universidad de Los Andes. Cineastas nacionales y latinoamericanos acudieron al departamento para solicitar el desarrollo de una política de mayor intensidad y audacia en cuanto a la coparticipación, coproducción y colaboración. Se trataba de superar el aumento de los costos con la consecución de nuevas fuentes de financiamiento, tanto exógenas como endógenas. La incorporación plena del departamento a esta nueva coyuntura dio lugar a un mayor intercambio entre los cineastas y a un mayor producto fílmico.
La producción supera, al inicio de su 25 aniversario, los 200 títulos. Cifra que habla por sí sola de la envergadura de la labor desplegada, labor que diera lugar al Centro de Cinematografía -Departamento de Cine de la Universidad de Los Andes, creado en junio de 1988, por decreto del Rector de la Universidad de Los Andes, Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, con las siguientes funciones: "La producción de películas cinematográficas y materiales afines; la formación artística y técnica; cooperar estrechamente y desarrollar planes conjuntos con los organismos universitarios, en particular con los organismos de docencia, investigación, información, difusión, así como con la Dirección de Cultura y Extensión y dependencias afines; conservar la obra cinematográfica y difundirla; fomentar la investigación, la docencia y archivo de la obra cinematográfica y otras formas audiovisuales; organizar, mantener e incrementar la cinemateca de la Universidad de Los Andes; estimular el desarrollo de cineclubes, salas de artes y de ensayo; comercializar el producto fílmico y otros medios audiovisuales; promocionar las relaciones de colaboración con entidades públicas e instituciones privadas, nacionales e internacionales.
El Centro de Cinematografía-Departamento de Cine de la ULA es, en la actualidad, el primer centro de este tipo en el Continente. Los filmes abarcan todos los géneros y temáticas, desde la película de interés docente y de investigación para la cátedra, al largometraje artístico de ficción -en asociación frecuente con los más destacados cineastas del país y de América Latina-; desde los filmes de dibujos animados para niños y adultos -primer centro del país con producción regular destinada a la infancia y a la juventud- a filmes encargados por la UNESCO para campañas institucionales. Títulos para la enseñanza de la conservación y la ecología, y documentales testifican, con sensibilidad e intensidad, nuestra realidad socio-cultural.
La Universidad de Los Andes, factor esencial en el progreso, en el mejoramiento de la calidad de vida y en la toma de conciencia cultural de la región, que ha sabido desarrollar una relación de mutua y consecuente solidaridad social e histórica con su entorno, no sólo ha sido un centro de plena significación en la cinematografía nacional, sino también polo de atracción de grandes maestros, -particularmente latinoamericanos-.
La institución invitó al cineasta argentino, Fernando Birri, -residente en Italia durante muchos años a partir de su éxodo- para que regresara a nuestra América y estableciera primera residencia en Mérida. Es así como impartió el taller Poética Cinematográfica Latinoamericana, formó en rodaje y en salas de edición a jóvenes realizadores, atrajo a escritores y artistas, creó un alcor para la poesía y, finalmente, culminó su entrada con la película Rafael Alberti, un retrato del poeta.
De Chile, la Universidad recibió a Patricio Guzmán -viajero del exilio-, autor de la serie documental: La insurrección de la burguesía. Y en coproducción con la televisión española, el ICAIC de Cuba, Chile en el exilio, el departamento de Cine participó en la película Rosa de los Vientos, largometraje experimental, en el cual, por cierto, actuó el fundador de la Escuela de Santafé (pionera del movimiento del nuevo cine latinoamericano), Fernando Birri.
La presencia de los cineastas latinoamericanos en producciones o coproducciones con el Departamento de Cine-Centro de Cinematografía de la ULA ha sido altamente significativa. Ya sus primeras producciones (1969) tenían la impronta de realizadores del Sur del continente: Ugo Ulive (Uruguay), con las películas: Basta: Caracas, dos o tres cosas, Diamantes. Jorge Solé* (Uruguay), con TV Venezuela, Jorge Sanjinés (Bolivia), con Fuera de aquí (1977-78). Luego vendrán: En 1980, Arnold Antonin (Haití), con ¿Puede un Ton-Ton Macuote ser poeta? Patricio Guzmán (Chile), con La rosa de los Vientos (1983). Fernando Birri (Argentina), con Rafael Alberti, retrato de un poeta, (1983).
De Italia, Atraído por el rito de María Lionza, viajó un joven reallizador, Lanfranco Secco Suardo, para realizar una película con el mismo nombre, el año 1983.
El Frente Nacional Farabundo Martí Solicitó, en 1984, el cometimiento del departamento de Cine para producir la película: La decisión de vencer. El año 1991 registra Latino bar, de Paul Leduc (México), y tres cortometrajes de animación del realizador cubano Mario García Montes: Breve estudio de la soledad, Un domingo en duendilandia y El planeta lila. Un año después, Constante Diego realiza: Mascaró, el cazador americano. Y en 1992, el Departamento - centro de Cinematografía colaboró en la película de la peruana Marianne Eyde: La vida es una sola.
En 1968 había iniciado la realización de los noticieros: Noti-ULA.
Diversas empresas e instituciones del exterior han participado en coproducción con la ULA: Grupo Ukamau, (Bolivia), Universidad Central de Quito (Ecuador), Instituto Cubano del Arte y de la Industria Cinematográficos -ICAIC- (Cuba), Paraíso Films (España), Spectra Films (Italia), Septimio Presutto Produzzioni (Italia), Arions Productions (Francia), Grupo Experimental Cinematográfico Universitario (Panamá), Televisión Española, Pandora Films (Perú).
El libro de Lucía Lamanna, "Se hace camino cuando son pies de película los que andan", y el libro catálogo "Cine Venezolano: Producción Cinematográfica Cine-ULA/ 1985 - 1992", registran parcialmente, los numerosos premios obtenidos por las producciones y coproducciones de la ULA, que apenas comprendíamos: Gran Premio Libertador Simón Bolívar y muchos otros de los concedidos por los Festivales del Cine Nacional desde 1980 a 1990; "Manuel Trujillo Durán", de Maracaibo; Premio "Jóvenes Cineastas" del Consejo Nacional de la Cultura; Premios Municipales de Cinematografía -en diversas ocasiones-, que concede el Concejo Municipal del Distrito Federal; Premios del Festival de Cine Infantil de la Ciudad Guayana, etc. También el Premio al Mejor Film del Tercer Mundo, Festival Internacional de Mannheim, Alemania; Golder Taube, del Festival Internaconal Cinematográfico de Leipzig (Alemania), 1983; Cámara de Oro, Festival Internacional de Cannes, Francia, 1986; Festival Internacional de Cannes, Francia 1986, Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, La Habana, Cuba, en varias ocasiones; Festival Internacional de Cine de Bogotá, Colombia; Festival Internacional de Cine Documental de Bilbao (España), Festival Internacional de Cine de Madrid, Festival de Bahía (Brasil), Festival de Troia, (Portugal), Festival de Cartagena (Colombia), Festival de Biarritz (Francia), Premio Democracy in Communication (N.Y. USA), etc.
En el año 1990 se le otorgó al organismo el Premio Nacional de Cinematografía "Monseñor Pellín", así como aFebrero. De María Eugenia Martínez. María Eugenia Martínez, por su película de animación febrero , -sorprendente testimonio de los acontecimientos que, en ese mes del año anterior, estremecieran la conciencia ciudadana. En la siguiente edición del premio, el galardón le fue concedido a Lino roa y José Velasco, por el cortometraje, documental La Esperanza, - registro dramático de la quema del mercado principal de Mérida- y a Edmundo Aray. Ese mismo año de 1991, Aray recibe el Premio Nacional de Cinematografía en reconocimiento a la labor cumplida por el Centro de Cinematografía -Departamento de Cine, distinciones todas a la institución.
En el curso del decenio de los ochenta y lo que va de los noventa se ha ampliado el espectro audiovisual de la Universidad y de la región. La existencia del Centro de Televisión de la ULA, de una videoteca adscrita a la Biblioteca Central de la Institución, el establecimiento de circuitos cerrados de televisión, la presencia ductora del Centro de Cinematografía y de la Escuela parecieran exigir una revisión ecuménica de la actividad audiovisual universitaria hacia la formulación de una Política Global que impulse la interdependencia y el desarrollo interdisciplinario, sin desmedro de su proyección regional, nacional y latinoamericana.
En todo caso, la instauración de la Escuela de Cine y Televisión propiciará, seguramente, nuevos rumbos al Centro de Cinematografía - Departamento de Cine, en función de las exigencias curriculares universitarias y de las consecuencias de producción.
Una nueva generación, (Bernardo Cequera -el mayor de los nuevos-, David Rodríguez, Haydée Pino, Jony Parra, María Eugenia Martínez, Alberto Arvelo Mendoza, Edgar Vivas, Mauricio Siso, Armando Holzer, Glenda Mendoza, David Carmona, Elezar Molina, Reyita Tagliaferro y José Velasco, entre otros) creadora, sensible y solidaria ilustra, desde ahora, el tiempo por venir.
'''Edmundo Aray, 1994.'''
 
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