El Orden de los Factores


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Diario: El Límite. Fecha: 6 de agosto de 1989.
Titular: El Misterio de las Muertes de los Tres
Abogados
Por M J P

Un gran revuelo se ha suscitado en nuestra ciudad en razón a los homicidios de los tres abogados ocurridos en la semana anterior, sin que hasta el momento las autoridades hayan conseguido indicios que conduzcan a la detención de los responsables. El día de ayer, viernes, una semana después del último asesinato, el inspector Jefe de la Policía Judicial sólo parecía estar seguro de que las tres muertes están relacionadas, pues así lo declaró en rueda de prensa.

La primera víctima fue el doctor Pablo Ruiz Pinto, conocido profesor universitario y abogado litigante, miembro de una ilustre familia de la localidad, cuyo cuerpo fue descubierto en su automóvil la mañana del día lunes veinticinco de julio, con un disparo en la boca. La noche siguiente, en la madrugada del martes, fue ultimada la bailarina Ofelia Viera La Rosa, quien dirigía un grupo de danza en la Universidad de los Andes, no habiendo ejercido nunca su profesión de abogada para dedicarse por entero al arte; el cadáver fue descubierto en su casa por la encargada de la limpieza, desgarrado por tres certeras puñaladas. El último de los crímenes fue cometido en la persona del doctor Leovigildo Hernández, quien se hizo tristemente célebre el año pasado por haber asesinado un estudiante, suceso que trajo como consecuencia una ola de disturbios y saqueos en la ciudad; Hernández falleció al ser atravesado por un punzón, el siguiente viernes, mientras se encontraba en la administración de la cárcel donde estaba recluido.

El vínculo que se establece entre los tres asesinatos está basado en la relación sentimental que existía entre Pablo Ruiz Pinto y Ofelia Viera La Rosa; además de la amistad que unía a Leovigildo Hernández con el ya mencionado Pablo Ruiz, quienes se entrevistaban constantemente en el recinto de la Cárcel Pública.

Todo tipo de especulaciones han tejido los habitantes de la ciudad en la búsqueda de una solución que aclare el misterio. La prensa nacional gasta diariamente un importante centimetraje cubriendo los pormenores de la historia. Pero las pocas pistas que se han seguido, han caído por su propio peso; por ejemplo, en un primer momento se pensó que la causante de la muerte del doctor Ruiz era su amante Ofelia Viera La Rosa, la segunda víctima, y aunque ésta no pudo ser interrogada por la Judicial se estableció una coartada perfecta, puesto que estaba con unas amigas en el momento del asesinato. Por otro lado, la participación del doctor Hernández en el asesinato de los dos primeros, está descartada, ya que se encontraba recluido en la cárcel.

En los tres sucesos el homicida, o los homicidas, no dejaron en el lugar del crimen las armas utilizadas para sus siniestros fines.

Mucho se ha hablado sobre la amistad que podía haber entre los Abogados Pablo Ruiz y Leovigildo Hernández, ya que eran considerados, por quienes los conocían, de formas de pensar y actuar antagónicas, puesto que el primero se distinguía por una conducta intachable. También se ha hablado de una extraña afición desarrollada por Ofelia Viera La Rosa, consistente en un gusto morboso por las historias de crímenes, historias como la de que terminó formando parte.

Podríamos continuar citando hechos como los referidos anteriormente, pero sin que ninguno de ellos nos lleve a una pista que nos permita resolver el misterio que encierra este triple crimen, que parece destinado a convertirse en un cangrejo (caso sin resolver: en el argot policial), como tantos otros a los que estamos acostumbrados. Sin embargo, a última hora se supo, por boca del propio ministro de Justicia, que las autoridades están dispuestas a llegar “hasta las últimas consecuencias” en la solución de este sonado caso.