La piedra y su símbolo
Gregorio Vásquez
“Cada objeto creado es como el reflejo de las perfecciones divinas, como un signo natural y sensible de una verdad sobrenatural”
Jules Le Bêle
El hombre necesita símbolos1 para entrar en el terreno de lo concreto, de lo palpable, ya que de otro modo no podría entenderse. Así, lo simbólico entra a formar parte del lenguaje cotidiano en el que siempre ha estado inmerso y la naturaleza de su espíritu, lo ha llevado a comunicarse más allá del lenguaje de las palabras.
Es así como han llegado hasta nosotros, muestras artísticas de sus manifestaciones y de sus creencias, ejemplos nacidos de su relación con el mundo, su relación consigo mismo y con las deidades que siempre lo rodearon.
Hans Biedermann2 en su Diccionario de Símbolos nos anuncia que el múltiple acervo de símbolos reunidos por la Arqueología, la Prehistoria, la Etnografía, la Heráldica, el Folclore, la Ciencia de las religiones y la Mitología, puede servir para ensanchar considerablemente nuestro saber acerca de lo que hay de común y de diverso en los estilos del pensamiento.
Así, el símbolo de la piedra, representa no sólo una homogénea realidad, realidad que apenas conocemos, sino que son distintas las etapas del desarrollo del hombre, en donde la piedra se encuentra identificada de distintas maneras, mostrando con ello, quizás el carácter múltiple que poseía para cada una de las culturas antiguas, esto también se manifestaba bajo principios únicos que lo relacionaban con el mundo. Vemos entonces que el símbolo de la piedra reúne ciertas características comunes, en las diversas culturas.
Aquí hemos de notar, que la importancia del símbolo no reside en él mismo, sino que trasciende. Para el hombre religioso el símbolo es un fenómeno en el que la idea de lo divino y absoluto se vuelve de tal manera inmanente que alcanza una expresión más clara que por medio de las palabras. Desde el punto de vista de la historia de la salvación, el símbolo es algo que expresa la unión inquebrantable entre el Creador y su Creación.
Y desde la antigüedad hasta nuestros días se encuentra en los diversos pueblos una cierta percepción de aquella fuerza misteriosa que se halla presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos de la suma divinidad, tal es el caso de la piedra.
La piedra, símbolo de lo perdurable, lo imperecedero, en muchas culturas símbolo de poder divino, representa hoy día al símbolo del ser. Su dureza y duración, afirma Cirlot 3, impresionaron a los hombres desde siempre, quienes vieron en la piedra lo contrario de lo biológico, sometido a las leyes del cambio; la decrepitud y la muerte, pero también lo contrario; al polvo, la arena y las piedrecillas, aspecto de la degradación.
La piedra entera simbolizó la unidad y la fuerza; la piedra rota en muchos fragmentos: el desmembramiento, la disgregación psíquica, la enfermedad, la muerte y la derrota. Las piedras caídas del cielo explicaron el origen de la vida. En los volcanes, el aire se transformaba en fuego, éste en agua y el agua en piedra. Por eso, la piedra constituye la primera solidificación del ritmo del creador. 4
En la primera fase de la cultura, las piedras eran materia prima para la fabricación de utensilios y armas, para lo cual se requerían evidentemente conocimientos referentes a la cualidad del material. En el Antiguo Oriente era la piedra la señal de la presencia divina y se le ofrendaban líquidos o se le ungía con aceite y sangre. De este modo se convirtió en altar (Beth-El, Casa de Dios).
La valoración del bloque de piedra formado por la naturaleza, no trabajado por el hombre, se expresa en el éxodo (20,25), donde se dice: “si me alzas altar de piedras, no lo harás de piedras labradas, porque al levantar tu cincel sobre la piedra, profanas”. En el Antiguo mito griego, una piedra asume el puesto del dios supremo: el dios primigenio Kronos (Saturno) temía ser destronado por un hijo, de la misma forma que él mismo había castrado y expulsado a su padre Urano, y por ello devoró a sus hijos, y recibió en lugar de un hijo, una piedra.
Así la piedra en el mito griego se convierte en símbolo de salvación. Zeus es salvado por la piedra, luego destrona a su padre; el poder se representa enmarcado en un tiempo y en un espacio donde la fuerza viene unida a una serie de símbolos, que junto con los dioses, pasaban a ser parte de sí mismos.
Por otra parte, en el simbolismo cristiano la piedra se ha relacionado frecuentemente con la pena de muerte, debido al sistema de justicia por la lapidación que practicaban los antiguos judíos, a las personas que consideraban blasfemos, en los que existen muchas representaciones de San Esteban, el primer mártir por lapidación y más raramente en cuadros del penitente San Jerónimo que golpea el pecho con una piedra en señal de arrepentimiento.
A la piedra se le atribuía la virtud de almacenar las fuerzas de la tierra y transmitirlas por contacto a las personas. La construcción funeraria con piedras, a menudo de gran tamaño, escribe el historiador K. J Narr 5, era una manifestación de perdurabilidad.
Algunos monumentos megalíticos arqueológicos, incluso en el lugar de su hallazgo, permiten reconocer una vinculación viva con los muertos, un culto de antepasados de gran estilo y con ello a veces relacionado con la disposición de recintos religiosos, lugares de asamblea y ocasionalmente construcciones megalíticas de culto.
La piedra hoy día ha escapado de las manos del hombre, llegando a ser sólo un material que no tiene el valor simbólico de los antiguos, ya que ha sido fácilmente reemplazado por otros. Pero no por eso se olvidará la importancia que tuvo este símbolo para la antigüedad.
Citas:
1.-Del (lat. -olu & larr: gr. symbolon) m. Cosa sensible que se toma como representación de otra, en virtud de una convención o por razón de alguna analogía que el entendimiento percibe entre ambas.
2.- Diccionario de Símbolos, editado por Paidós.
3.- Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de Símbolos. Barcelona, España, Editorial Labor, S.A. 1992.
4.- Beaumont, A. Simbolismo en el arte decorativo chino. Nueva York, 1949.
5.- Citado por Hans Biedermann en el Diccionario de Símbolos. Op. cit.