El Centinela de Picasso
Koritza Subero
Pablo Picasso hizo los bocetos para la escultura llamada “El hombre con el borrego” a mediados de Julio de 1942 y ocho meses más tarde, el artista moldeó la estatua en cuestión de horas. Al día siguiente, cuando un visitante estaba en su estudio, le notificó al artista que el animal había comenzado a desprenderse de los brazos de la figura, entonces procedió a aplicarle yeso. Luego de la segunda guerra mundial, a la escultura le fue vertida bronce, esta versión original de la misma fue retenida por el artista y más tarde fue añadida a la colección de la reina Sofía en Madrid, donde permanece cerca del “Guernica”.
“El hombre con el borrego” de Picasso revela el misterioso don de Picasso para dotar sus experiencias personales con un sentido más universal. El hombre que sostiene el cordero es uno de los pocos sujetos masculinos que el artista moldeó; su aspecto es rígido, estoico, noble, serio, blanco, y fue colocado de frente. Para realizarla el artista hizo una armadura y luego aplicó arcilla; el animal fue dispuesto de manera que encaja en el cuerpo del hombre que lo sostiene, excepto por su cuello y la cabeza que están volteados hacia un lado.
Como es común, el artista no explicó el significado que tenía su estatua, aunque la consideró como una de sus más importantes obras, guardándola cerca de él alrededor de 30 años. Por ello, muchos críticos han tratado de descifrar el significado especial que tiene esta estatua y se ha tenido que enfocar en dos aspectos: La época en la cual fue realizada la escultura (durante la guerra) y la similitud entre la escultura “Hombre con el borrego” y la figura del buen pastor.
Algunos dicen que Picasso buscaba expresar la armonía entre el hombre y su ambiente natural; otras exponen su parecido con las figuras descritas en el viejo testamento. A su vez, también se dice que tiene un transfondo existencial, comparando la estatua de Picasso con “El buen pastor” paleocristiano y que a diferencia de la segunda, el animal no será objeto de sacrificio, sino más bien el hombre salva al cordero sacrificándose él mismo, y así el animal es puesto como símbolo de la naturaleza.
Además, se especuló también diciendo que en la escultura, Picasso “se retrata a sí mismo y a la sociedad en crisis… A diferencia de sus antepasados, el hombre que representa Picasso no indica que va a hacer con la oveja, si la matará o cuidará de ella” (Albert Elsen- 1979).
Al final, esta pieza jugó un rol de portero en su estudio, en el Rue Des Grands Augustins, convirtiéndose en “La Centinela de Picasso.”
El Hombre del Cordero, Pablo Picasso, 1943, Molde de yeso
Picasso con su escultura El hombre del cordero, Rue des Grands Augustins, París, 1944
El Hombre del Cordero, Pablo Picasso, 1943, Vaciado en bronce
El Hombre del Cordero, Plaza Vallauris, Francia
El Hombre del Cordero, Plaza Vallauris, Francia
Moscóforo, Arte arcaico griego, H. 570 a.c
Jesús como Buen Pastor, finales del siglo III d.c.
“Empezaba a trabajar: notas y croquis de todo tipo. Pero el paisaje, con sus colores francos, ardientes, me deslumbraba, me cegaban. Antes siempre inseguro, buscaba desde el mediodía hasta las dos… ¡Era tan sencillo pintar tal como lo veía, poner en la tela, sin tantos cálculos, un rojo y un azul! En los riachuelos me encantaban las formas doradas. ¿Por qué dudaba en trasladar a mi telar todo este oro y toda esta alegría del sol?”.
Paúl Gauguin.