Belleza sensible
Williams J.González A.
La belleza sensible es aquella que se encuentra directamente en la obra de arte, la que se puede palpar directamente con los sentidos, en especial con la vista. Toda obra de arte encierra en sí esta belleza reconocible a primera vista, es esta belleza la que nos atrapa y da pie para contemplar la obra en un primer momento, para después tratar de profundizar y llegar a una completa comprensión de una obra específica.
Para conseguir esta belleza sensible hay que tomar en cuenta ciertos aspectos en la ejecución de la obra como lo son: la selección del material, las actitudes, la anatomía, el ropaje, la concordancia y la coordinación de las partes (visión sintética, ritmo, simetría, color, armonía y proporciones), la visión en el espacio y en la atmósfera, modelado y composición. Claro esta que estas características se dan en su mayoría con obras basadas en el naturalismo y el realismo, basadas en factores dados por la naturaleza.
El hombre por su afán de conquista, busca en primera instancia esta belleza sensible en la naturaleza dada por estas características nombradas anteriormente. Con un desarrollo paulatino de las artes se logra conquistar con máxima excelencia todo lo referente a la imitación de la naturaleza, llegando incluso a mejorarla o alcanzar un alto grado de perfección que resulta imposible no detenerse a contemplar estas obras echas por los grandes artistas.
ANTIGÜEDAD
Los antiguos griegos buscaban en primer lugar una belleza sensible en la obra de arte, una belleza que se lograba por la mimesis o imitación, cosa que repudiaba Platón ya que para él la imitación no era más que un engaño que afectaba el alma de los hombres.
Caso contrario ocurre con Aristóteles, ya que ve en el artista el que modela o transforma una materia informe a un producto formal dado por ciertas características de transformación y producción, donde el objeto se hace real alcanzando una forma definida gracias a la transformación de la materia, siguiendo ciertos cánones y reglas para alcanzar una belleza sensible, extraída de la imitación de la naturaleza en combinación con las ideas internas de belleza que lleva consigo el creador de la obra
Los griegos buscaban una perfección en sus obras, en especial en la escultura, donde entraban ciertos aspectos como: simetría, anatomía, armonía, cánones de actitudes ya sea en reposo o en movimiento, ritmo y composición. Todas estas características se dan en la obra por un saber artístico o técnica artística que manejaba el creador de la obra, esto bajo el pensamiento aristotélico en que el artista basado en su conocimiento técnico o saber artístico, realiza una obra dotada de belleza sensible.
Laocoonte y sus hijos, Agesandro, Polidiro y Atenodoro. Siglo I d. C.
Ahora bien, Laocoonte y sus hijos de Agesandro, Polidiro y Atenodoro, es considerada como la última gran obra de la escultura griega. Se observa en esta obra el punto máximo de desarrollo escultórico, hay un gran desarrollo del movimiento y la expresión, se completó la conquista de la tercera dimensión, además se puede notar una composición piramidal donde se observan cuerpos, brazos y piernas entrelazados formando un verdadero enredo humano.
Uno de los aspectos principales que refleja la belleza sensible es la actitud de los personajes.Esta actitud se da por el movimiento de los cuerpos que nos obligan a observar las líneas de contornos exteriores y la silueta general formada por el movimiento. En esta obre se abandona completamente la frontalidad dejando ver todos sus lados. Se observa que los artistas han llevado muy lejos el estudio del movimiento, tratando de llegar así a un realismo absoluto, procurando una gran belleza sensible donde se puede considerar como una instantánea del hecho ocurrido a estos personajes.
Otro gran aspecto importante que denota belleza es la forma como están trabajados los rostros de los personajes, están realizados con un naturalismo tal que alcanza la perfección de la naturaleza, mostrándonos rostros que son muy expresivos. En el rostro del hombre mayor se observa una gran expresión de dolor, tristeza, impotencia y un sufrimiento que también se refleja en todo su cuerpo.
Este rostro dirige su mirada al cielo pidiendo auxilio, bajo su frente se observan las cejas arqueadas lo que nos muestra el dolor, pero a su ves el personaje tiene el ceño fruncido lo que deja ver la resistencia al dolor, esto da un efecto de que las cejas sobresalgan. En cuanto a los rostros de los personajes jóvenes se puede ver la preocupación y aquel llamado de ayuda imposible hecho por el padre.
En cuanto a la anatomía de los personajes los artistas supieron representar muy bien la estructura interna y externa del cuerpo humano. Esta anatomía se acerca a la realidad, se puede notar como el movimiento y el esfuerzo influye en cada músculo y tendón de los cuerpos, donde la parte que se mueve va en función de todo el cuerpo, lo mismo que las partes en función del todo.
Aquí es donde entra la armonía y el ritmo, se ve que cada parte está en función de un todo, nada parece añadido, sino todas las partes funcionan como una síntesis, donde todo se estudia en conjunto teniendo presente la unidad donde cada parte reacciona e influye sobre las otras partes restantes. La belleza sensible radica aquí en la unidad de la obra, exacta adaptación del detalle al conjunto buscando un perfecto equilibrio.
También entran los cánones y proporciones para establecer una belleza sensible, estos cánones y proporciones son unidades de medidas y reglas donde las partes tienen una dimensión con respecto al todo y viceversa. En esta obra es difícil establecer los cánones y medidas ya que estas no radican en una regla universal que debían seguir todos los artistas, sino que cada uno manejaba sus proporciones y cánones en busca de una belleza que se acercara a la belleza natural, incluso estos cánones lograban mayor belleza dada por la misma naturaleza.
Por todas estas características nombradas anteriormente se puede fijar la belleza sensible de la obra, ya que cumple con todos estos rasgos que le acercan a la realidad o a la naturaleza, dejando escapar esa gran técnica de los artistas griegos que era un requerimiento indispensable para la búsqueda de una belleza sensible, que nos sumerge en la búsqueda de una belleza intelectual o que este más allá de lo meramente físico.
EDAD MEDIA
Las obras de arte de la Edad Media están estrechamente ligadas al pensamiento religioso, en especial al cristianismo. Todo el arte del Medioevo está relacionado con imágenes religiosas, buscando más que una belleza sensible basada en la imitación de la naturaleza, una belleza figurativa basada en formas geométricas rompiendo con la herencia de la Antigüedad Clásica, también hay una busqueda de la belleza que esta más allá de lo sensible, es una belleza de concepto ligada directamente a la obra y lo que ésta simboliza (pensamiento de San Agustín).
Hay poca preocupación por la imitación de la realidad y las obras, en especial la pintura, poseen un marcado geometrismo y esquematización. San Agustín reconoce una belleza sensible como aquella captada por el ojo, pero la cree una belleza no completa y que no está por encima de las almas. Para que la obra sea completamente bella debe haber una idea o un concepto basado en símbolos que puedan ser descifrados para alcanzar ese goce de comprensión y belleza comparadas con Dios.
La gran belleza de San Agustín radica en la combinación de una belleza sensible y otra conceptual e invisible en la obra, se puede decir que entra en juego lo formal de la obra (belleza sensible), y lo simbólico (belleza conceptual). El artista, para San Agustín, conjuga en la obra una doble mimesis, imitando por un lado los vestigios de una belleza real, con ciertas variaciones, y por otra parte copia imágenes dadas en su interior el cual formula conceptos.
Jesús Cristo Pantocrátor, Ábside de San Clemente de Tahull, Lerida. 1123
Jesús Cristo Pantocrátor, es un mural encargado para embellecer el templo de San Clemente de Tahull y para procurar, como todas las demás obras románicas, placer de quienes lo contemplan, sin olvidar claro está, su simbolismo que era en parte la de difundir los textos sagrados y exponer el sentido moral y dogmático de la religión cristiana.
En esta obra radica como planteaba San Agustín, la belleza sensible dada por las formas, colores, composición, etc., y la belleza invisible dada por el simbolismo. Como características formales de la obra están las siguientes: es una pintura que resulta algo esquematizada donde algunos rasgos no son definidos completamente, como el espacio que rodea la figura de Jesús, o las características de la anatomía. Por otra parte se puede observar en esta pintura el deseo de reflejar lo inmutable y lo eterno sin prescindir de la fuerza expresiva y de la monumentalidad.
RENACIMIENTO
En el renacimiento la concepción de belleza sensible cambia con respecto a la concepción medieval. En el Renacimiento los artistas buscaron la belleza sensible a través de la anatomía, las proporciones, cánones, perspectiva, utilización del color, idealización y expresión, estos elementos al ser normativos le aproximaron a una definición distinta de la obra de arte.
Aspecto fundamental en la belleza sensible de la obra renacentista es la imitación de la naturaleza. La concepción de belleza renacentista en el arte está marcada hacia una tendencia naturalista de las formas, algo que se contrapone, como mencioné anteriormente, al concepto medieval de la belleza en el arte, ya que el arte medieval es una concepción de abstracción, de un arte simbólico.
El artista renacentista fue un gran imitador de la realidad y mientras mejor era imitara mejor era su desempeño como artista, pero hay que aclarar que la belleza en el arte renacentista no radica únicamente en esta imitación, sino que entra en juego esa belleza añadida por el artista gracias a su experiencia y a su talento, que a perfeccionado a lo largo de toda su vida. El artista de este periodo logró alcanzar en su interior toda esa belleza natural que contempló y pudo sacarla a la luz cuando lo deseó para añadir belleza a su obra.
El arte renacentista, en especial la pintura, está sin duda ligada al ejercicio intelectual realizado con la práctica del dibujo para alcanzar la perfección y a su vez, una belleza sensible que desborda un marcado naturalismo en la obra. El arte pictórico estaba ligado al individuo y a sus aptitudes innatas para realizar la obra, esto sumado a una experiencia sensible de la naturaleza y no únicamente a un saber mecánico.
En este saber mecánico entra en relación lo que para el artista del siglo XV entendía como ciencias que son: Matemáticas, Geometría, Óptica, Perspectiva, Mecánica, Anatomía y Fisiología, así como la teoría de la luz y de los colores. Todas estas características eran un medio para conocer y explicar plásticamente la realidad.
Entrega de las llaves a San Pedro, Perugino, 1480-1481
Entrega de las llaves a San Pedro, es una obra que se encuentra en la Capilla Sixtina. En esta obra se puede observar las características anteriormente señaladas. Principalmente se hace notar el naturalismo de las formas y de los cuerpos humanos como principio de belleza sensible, aquí todos los miembros del cuerpo entran en juego con un movimiento característico de cada personaje.
Los cuerpos están proporcionados y todas las partes están en función de un todo, cada movimiento de un miembro afecta todas las partes estableciendo así el principio de Euritmia. También se puede notar el estudio minucioso del cuerpo humano y para las vestimentas, donde todo se trata de colocar perfectamente para no desequilibrar la obra.
El artista trata de imitar a la naturaleza, aunque el modelo de esta obra no es un referente real. El artista aporta la belleza a esta obra dada por una armonía cromática y en la armonía de las proporciones ancladas en la objetividad de las leyes matemáticas y geométricas, donde se trata de hallar el canon ideal de la figura humana para convertir sus proporciones en absolutos de belleza.
Otro aspecto de la belleza en esta obra está en el espacio y la perspectiva, la perspectiva como método para representar una realidad tridimensional, y hacerlo lo más claramente posible en una superficie bidimensional. En esta obra se puede notar el espacio en donde se dispones las cosas como un elemento infinito, continuo y homogéneo.
Se puede observar la obra como una ventana por el cual se mira para ver lo que ocurre detrás de ésta, se pueden observar los distintos planos y la disposición de los objetos y las personas en estos planos. Se observa también la línea de horizonte y el punto de fuga que se encuentra detrás del edificio central en donde convergen las líneas perpendiculares ú oblicuas que se proyectan imaginariamente en los objetos y las personas.
También puede notarse el escorzo, que es característica de la perspectiva, donde los objetos más alejados del primer plano se ven de una tamaño menor con respecto a los que están colocadas en el primer plano, prueba de ello son las figuras humanas en esta obra.
También está presente la perspectiva atmosférica donde las figuras del fondo como las montañas a lo lejos se desdibujan y pierden esa intensidad cromática dando como resultado un efecto atmosférico que se acerca más a la realidad, creando aquel ideal de belleza sensible marcado por el naturalismo de la obra.
Lamentación sobre Cristo muerto, Giotto, h. 1305-1306 Renacimiento Italiano (Trecento)
La Anunciación, Fra Angélico, 1430-1432, Renacimiento Italiano (Quattrocento)
El bautismo de Cristo, Piero della Francesca, h. 1450, Renacimiento Italiano (Quattrocento)
Batalla de San Romano, Paolo Uccello, 1438, Renacimiento Italiano (Quattrocento)
El Cristo muerto, Andrea Mantegna. 1480-1490, Renacimiento Italiano (Cinquecento)
El nacimiento de Venus, Sandro Botticelli, 1484, Renacimiento Italiano (Cinquecento)
Hombre de Vitruvio (Homo cuadratus), Leonardo da Vinci, H. 1492, Renacimiento Italiano (Cinquecento)
Sagrada Familia, Miguel Ángel, H. 1503, Renacimiento Italiano (Cinquecento)
FRANCIA SIGLO XVII. NEOCLASICISMO
En primer lugar hay que conocer, aunque de forma general, el pensamiento que se fundamenta en la Francia del siglo XVIII, es un pensamiento que se funda y se mantiene en la razón, esta dado por la Ilustración, el cual, es un movimiento o corriente cultural que se caracteriza por la revisión, a travez de la razón y de la experiencia, de la concepción del mundo y del hombre en todos los terrenos.
Esta razón, que era la espina dorsal del pensamiento francés, se proyecta al poder crítico dando como resultado una filosofía, que se entendía como la ciencia de los hechos, una filosofía que procura llegar a la verdad por medio de la experiencia de los filósofos y la exactitud de sus propuestas. Esta era una filosofía basada en tres aspectos que se tenían como fundamentales: la razón, la tolerancia y la humanidad.
La razón manejada en Francia durante el siglo XVIII se caracterizó por el hecho de que ya no se trabajaba bajo suposiciones, sino que había que ser concreta, es decir, no se trabajaba bajo lo que se creía sino bajo lo que se estaba seguro. Esto dio como resultado el filósofo erudito que estaba muy ligado a la razón.
Cuando hablamos de la estética francesa del siglo XVIII indudablemente hay que referirnos a Diderot, este esteta francés supo de manera muy acertada conjugar los rasgos de la estética teatral para luego transportarlos al arte, sobretodo a la pintura, dando como resultado el surgimiento de grandes artistas que se basaban en las ideas de Diderot para su creación artística.
Una de las ideas de Diderot, y rasgo fundamental de su pensamiento en cuanto al arte, es la imitación de la naturaleza, donde lo representado es más verosímil que verdadero, es decir, que hay cierto grado de ficción. Con esta idea Diderot empieza a fundamentar su estética y a su vez una teoría del arte y la belleza, donde entra indudablemente esta belleza sensible dada por ciertas características como: la representación del cuerpo, la pantomima y el gesto.
Diderot nos habla del artista y su creación, donde esto no solo debe copiar a la naturaleza, sino seleccionar y aprehender varios rasgos de la naturaleza que valgan la pena reproducir para que una creación sea bella, incluso más bella que la naturaleza misma, siendo superada por la mano creadora del artista.
Diderot le da mucha importancia a la representación de la configuración del cuerpo humano y esto se puede tomar como uno de los puntos de referencia hacia una belleza sensible, que es palpable con los sentidos, gracias a la armonía de la composición del cuerpo.
Diderot también se interesaba en la pantomima y el gesto, considerando al rostro como parte de la expresión corporal, pero no de forma dominante, sino como un elemento que también contribuye a la comunicación pantomímica. Con esto se deja ver que Diderot estaba interesado en el complejo contenido sutil, fisiológico y psicológico del gesto y de la pose, todo esto característico de la belleza sensible que proyecta la obra. Diderot centra toda su atención en los aspectos del cuerpo señalando lo que el artista podría comunicar a través de la representación gestual.
Denis Diderot, Louis-Michel van Loo, 1767
Diderot nos muestra la pantomima como un lenguaje universal, un lenguaje que ofrece una comunicación directa e inmediata. Dentro de esta pantomima esta otro aspecto de la belleza sensible, el gesto, éste reconocido como una forma universal de comunicación, y es el gesto el que se coloca como principio esencial de las artes del siglo XVIII.
Diderot plantea un tipo de pantomima expresiva, que podría ser tan expresiva como el lenguaje hablado e incluso más significativo y expresivo. Éste esteta consideraba al cuerpo como vehículo primario para la expresión, cosa que se capta en primer lugar con el sentido de la vista y hace de esto otra característica de la belleza sensible. Para poder entender esta pantomima que se da hay que hacer, indudablemente, una codificación de los signos corporales donde la expresión del rostro y el cuerpo se fusionan y no necesariamente se ve la expresión corporal como secundaria del rostro sino como un todo armónico.
En cuanto a las otras características de la belleza sensible en la obra de arte que se dan a partir del siglo XVIII y de Diderot tenemos las siguientes: hay una representación innovadora del cuerpo humano y llena de fuerza, también se pueden notar extremidades vigorosas y poderosamente hechas, éstas se dan a partir del artista J. L. David. Se puede notar en la obra de este artista una completa configuración de las manos, brazos, cabeza y pies.Otro aspecto de la belleza se da por un lenguaje expresivo del cuerpo, logrado a través de un dibujo muy escultural.
También tenemos los principios de diseño donde las figuras se definen a través del sombreado, los contrastes de luz, sombra y color, el dibujo que enfatiza fluidez, ligereza y flexibilidad del contorno. Este dibujo, que es un aspecto importante en la creación pictórica, permite la renovación de los temas antiguos que se dan a través de la pureza y destilación del contorno dibujado firmemente.
Siguiendo con las características de la belleza sensible tenemos los signos corporales que transmiten estados psicológicos, siendo proyectados por la representación del cuerpo que es quien comunica la idea y la emoción. También tenemos la claridad y la brillantes, que son características esenciales, definen las formas volumétricas en el espacio que caracterizan a las figuras, ofreciéndose una gran fuerza expresiva.
Presentes también en la obra la armonía y proporción como elementos que procuran belleza, destacando en el cuerpo masculino una fortaleza bien formada con una forma cuadrada, los músculos expresados severamente, el contorno de los miembros muy bien dibujados y las características del rostro muy bien definidos. La fuerza, robustez, dinamismo, vigor y potencial corporal ha de ser lo que establezca la fortaleza física y moral. También se agregan los gestos sublimes que crean una gran elocuencia.
Todos estos elementos o características nombradas anteriormente influyen y construyen de manera directa o indirecta la configuración de la obra de arte, y estas obras, en especial las del siglo XVIII, están cargadas de una gran belleza sensible que captamos a primera vista, y que no necesitan en un primer momento un gran conocimiento de arte para comprender la belleza que reflejan estas obras, que puede ser captada hasta por los niños, ya que lo que llama la atención en primer lugar es la forma, los colores, los gestos, etc., llenándonos así de gran placer estético.
Juramento de los Horácios, Jacques-Louis David, 1784
Juramento de los Horacios, pertenece al periodo llamado Neoclasicismo que tuvo su apogeo a partir de la segunda mitad de siglo XVIII y el primer cuarto de siglo XIX, años en que la Ilustración esta también en pleno apogeo. El neoclasicismo significó una vuelta a los contenidos grecorromanos en cuanto al arte, es decir, es una vuelta a las formas clásicas. Se busca nuevamente el equilibrio y la armonía entre los diferentes elementos. El Neoclasicismo se convierte en una manifestación cultural universal y acorde con las ideas internacionales de la época, que no son otras que las del racionalismo filosófico.
Jacques Louis David es el verdadero promotor del Neoclasicismo, ya que su obra Juramento de los Horácios se puede considerar la primera obra neoclásica de la pintura francesa, también este artista cultivó diferentes temas históricos, mitológicos y contemporáneos. Entre los temas de su tiempo que se refieren a la revolución destaca su obra La Muerte de Marat, donde predomina la fuerza emocional por encima del espíritu clásico.
En esta obra de La Muerte de Marat el artista no representa el momento del acuchillamiento que recibe el personaje, sino el momento después, algo característico de las pinturas de este artista que no representa el momento de la acción de la narración sino el momento antes o después del hecho. El personaje aparece moribundo y reposas sus brazos abiertos, que conjuntamente con la cabeza conforman un triángulo, las manos y los brazos son vigorosos, a pesar de que el personaje esta moribundo, aparecen muy bien trabajados donde hay una gran configuración en cuanto a las manos e incluso el rostro.
Una mano está aferrada al papel con que su homicida se había presentado, mientras que lo otra cuelga hacia el suelo donde ha caído el cuchillo ensangrentado, que se contrapone a lo inofensiva pluma de escribir que esta situada en la mano del personaje. Otro aspecto que denota belleza en esta obra se da por el tratamiento del cuerpo, ese lenguaje expresivo logrado a través del dibujo escultórico muy poderoso.
La Muerte de Marat, Jacques Louis David, 1773
Se dan los principios del diseño donde la figura se define a través del sombreado, contrastes de luz y sombra, que se puede notar en el cuerpo del personaje, un dibujo que se da con fluidez y ligereza, también se puede ver esa gran flexibilidad del contorno.
Hay un fondo oscuro que hace resaltar la palidez del cuerpo y el blanco del turbante que lleva el personaje en la cabeza, con lo que aproxima la imagen a la de un santo mártir, también se puede observar el color rojo que representa la sangre que mancha el agua de la bañera y las sabanas blancas que están junto al personaje. Todos estos elementos se dan con la intención del artista de representas a Marat como un héroe antiguo.
Otro aspecto que denota belleza en la obra son los signos corporales que transmiten estados psicológicos de dolor y de pena, donde es el cuerpo el que transmite estas ideas conjuntamente con el rostro.
En cuanto a los accesorios están tratados con gran naturalismo, al igual que toda la obra, estos accesorios que son las sabanas, mantas y tablero sirven para tapar la desnudes del personaje, ya que David quiso tapar con estos elementos todo tipo de insinuación sexual que pudiera suscitarse, ya que el personaje recibe a su asesina en el baño que es una joven mujer que lo acuchillo repentinamente.
También se da la claridad y la brillantez como características esenciales que definen a las formas volumétricas en el espacio que caracterizan a la figura dándose una fuerza expresiva algo misteriosa. Se deja ver la armonía y proporción del cuerpo, donde ningún elemento o parte del cuerpo aparece de forma desordenada o fuera de contexto. Por ultimo podemos agregar que en la obra se da un gesto sublime, creando una gran elocuencia entre todas las partes y en función de un todo.
Esta pintura no tiene ninguna sugerencia de tridimencionalidad, es plana, sin perspectiva y sin profundidad, parece una obra realizada fuera del tiempo donde no hay nada que nos dé un punto referencial de tiempo o de lugar. El fondo es liso, sin paisaje, sin ambiente, parece una imagen desposeída de materia como signo del espíritu, y de este fondo liso emerge la figura con trazos firmes y fuertes. En cuanto al color hay predominio del negro en las líneas, se presenta plano y sin matices. Hay un marcado geometrismo y predominio de la línea en toda la composición. También hay presencia del color azul y dorado.
Aquí la técnica utilizada para la realización de la obra es la del fresco. En esta obra la belleza sensible cambia con respecto a la griega que era una búsqueda de los elementos naturalistas, asimismo, en el arte románico se buscaba una combinación de la belleza sensible con la belleza intelectual para formular una gran belleza que se podía aprehender y razonar descubriendo lo que esta combinación oculta tras de sí como símbolo. San Agustín nos plantea la belleza de esta manera y no meramente una belleza sensible en la obra artística.
En esta obra se puede observar el planteamiento medieva,l de que el arte se entendía como abstracción y manifestación de belleza divina, donde los rasgos no están del todo definidos, no asiéndose semejantes a la realidad sino una esquematización de ésta presentada como símbolo. El arte era fundamentalmente un código de actuación, es decir, una Biblia o una leyenda, en el que importa más el sentido inmutable y trascendente de la figuración y su belleza que radica más en lo ideal como representación de la bondad divina, que en las cualidades plásticas de la propia figuración.
Napoleón cruzando los Alpes, Jacques-Louis David, 1800
ALEMANIA SIGLO XVII. NEOCLASICISMO
La estética alemana del siglo XVIII esta influenciada en primer momento por lo que podríamos llamar dos corrientes de pensamientos, una es la corriente francesa que se basa casi exclusivamente en el racionalismo, dado por los filósofos y su ciencia de los hechos; la otra corriente en la inglesa que se caracteriza por el sensualismo donde juegan un papel importante los sentidos y el sentimiento. Los estetas alemanes intentaron armar una síntesis original de estas dos grandes influencias.
Una vez que los pensadores alemanes lograron hacer confluir estas dos corrientes entendieron el papel que juegan y desempeñan los sentidos en el conocimiento de la belleza y a su vez entendieron que el pensador sería inconcebible sin la sensibilidad. Entonces se puede afirmar lo que dice Bayer en su libro La Historia de la Estética (pág. 176) “la sensación en tanto que fuente del conocer, acompañado de un matiz afectivo, constituye el elemento esencial de lo que se llama bello.”
Refiriéndonos a la estética alemana, uno de los primeros personajes que destaca es Winckelmann que se considera como el primer estudioso de lo estético, pero sin ser filósofo, que esta ligado de cierto modo al movimiento artístico de su época. La idea de Winckelmann que origina todo su planteamiento de belleza es indudablemente la excelencia del arte griego y por consiguiente la necesidad de imitarlo.
Winckelmann pudo comprender la belleza que en la época antigua rodeaba al griego, esta belleza estaba en todas partes y el artista lo que hacia era imitarla. Pero esta imitación no era una copia fiel y exacta de un solo aspecto de la naturaleza, sino que se tomaban ciertos atributos diferentes de la naturaleza que se imitaban y se mejoraban para crear una belleza sobrenatural.
Retrato de Winckelmann, Anton von Maron, 1768
La belleza que plantea Winckelmann no esta muy bien definida, pero lo que sí destaca es que la belleza radica en diferentes características y no en una sola, y estas características pueden cambiar, es decir, que no son inmutables y pueden manifestarse en obras diferentes de maneras diferentes.
Winckelmann se sintió atraído hacia el arte griego en primer lugar porque sentía un profundo desprecio por los artistas contemporáneos a él, que buscaban en su arte efectos violentos y contrastes que, de una manera muy radical, sobrecargaban las obras de arte contraponiéndose a una sencillez del arte griego, sobretodo al del periodo clásico.
Winckelmann consideraba al arte del post-renacimiento que no se presentaba como un desarrollo histórico sino como una masa y colección de vidas de maestros y artistas famosos y usualmente arreglados según las escuelas estilísticas.
Otro aporte fundamental de Winckelmann es que gracias a sus estudios del arte griego logró dividir este arte para construir una historia del arte. Su periodización consta de tres momentos esenciales: en primer lugar, tenemos el estilo antiguo que equivale al periodo arcaico, es un periodo nacimiento y formación; en segundo lugar, esta el estilo sublime y bello el cual corresponde al clásico, es un período de apogeo y excelencia; por ultimo un estilo de decadencia e imitación que corresponde al período helenístico.
Se puede entrever que Winckelmann consideraba al arte como un ente orgánico o como ser viviente, para él el arte era algo que nace, evoluciona y finalmente muere, y se deja notar en cada periodo una serie de características que corresponden a cada estilo siguiendo un ciclo evolutivo que va desde el arcaico al helenístico.
Monumenti antichi inediti, Johann Joachim Winckelmann, 1767
Winckelmann considera lo bello en el arte dado por una serie de elementos y proporciones que trataré de esquematizar a continuación. En primer lugar hay que destacar la concordancia de las partes con el todo donde entra en juego todo el cuerpo y sus extremidades, la anatomía, el ritmo, la simetría, el color, la armonía, y también toma en cuenta el modelado y la composición. Todo esto entra en la obra para considerarse si es bella o no, dependiendo de estos factores y de toda su concordancia para alcanzar un equilibrio armónico, denotando una belleza sensible.
Entre los cánones del cuerpo humano, Winckelmann nos habla de cómo debe representarse, en primer lugar nombra la cabeza y sus características: el perfil que es la línea que describe la frente y la nariz, donde si la línea es más recta procura más belleza. La frente para que sea bella debe ser baja. Los ojos, que varían de tamaño deben tener la abertura de los párpados arqueados a guisa de globo y, generalmente estrecho en longitud lo que produce arcos mayormente elevados.
Los párpados formando ciertos pliegues que expresan una belleza en los ojos. Las cejas formadas por un arco sutil que describen los pelos, la forma de las cejas están producidas par el contorno señalado por el hueso que está revestido por las mismas cejas. El mentón adquiere belleza por su redondez graciosa y compleja. Los cabellos varían según la época y estilo, como en el arte griego (en la antigüedad no era considerado el cabello como parte esencial de la belleza sino una ayuda para hacerla resplandecer más). En cuanto a las manos y los pies tienen que ser tratados de forma sutil.
Del cuerpo en sí, se menciona el pecho hendido y amplio en las figuras masculinas, en cuanto a la figura femenina se ve conforme a las ideas que se tienen de la belleza femenina, como por ejemplo en el arte antiguo el ideal del pecho era de senos pequeños que se consideraban como signo de virginidad, comparándolas con el fruto verde de la vid.
Apoteosis de Homero, Ingres, 1827
Apoteosis de Homero, pertenece al Neoclasicismo y marca las pautas de este período que ya mencione antes. Ingres pintó un tema genial donde se puede observar un tema alegórico como lo es la Apoteosis de Homero. Lo primero que llama la atención de esta pintura son los colores de las vestimentas de algunos de los personajes, hay rojos, verdes, azules, naranjas, blancos y algunos colores oscuros como el negro y el marrón.
Estos ropajes y mantos están tratados con gran naturalismo donde se ven los juegos que hacen los pliegues dando los efectos de luz y sombras que crean los volúmenes tanto en la ropa como en los personajes. Como figura central y a un nivel más alto que todos los demás personajes, exceptuando el ángel que está a su izquierda, aparece Homero de forma imponente, relajado y sentado en un trono, el tratamiento de su cuerpo coincide con las características dadas por Winckelmann sobre el arte, se puede notar una frente baja procurando belleza, los ojos tienen la abertura de los párpados arqueados y de corta longitud lo que hace que se note más el arqueo de los ojos, los párpados forman los pliegues que acentúan la belleza de los ojos.
Se notan las formas de las cejas dado por el hueso de la parte baja de la frente, son arqueadas sutilmente. No se nota en este personaje la redondez del mentón ya que esta tapado por la barba, pero en los otros personajes de la pintura, sobretodo las femeninas, se observa la redondez del mentón que entran en los cánones mencionados por Winckelmann.
Los cabellos y las barbas son tratados con gran naturalismo lo que acentúa la belleza de la representación, que conjuntamente con manos y pies se nota un gran trabajo que enfatiza estas extremidades cargadas de gran dinamismo y expresividad. En cuanto al cuerpo y en especial en cuanto al pecho y torso de las figuras masculinas (nótese a Homero), son hendidos y amplios que era una regla en las figuras masculinas griegas, y que aquí se cumplen ya que se representan personajes griegos y de otras razas también.
En cuanto a las otras figuras que son griegos se repiten los mismos cánones, sobre todo las perfiles que denotan una línea recta formada por la nariz y la frente.
En cuanto a la composición se puede decir que es triangular y crea un juego visual con el frontón del templo griego que destaca en el fondo. Algo característico en esta pintura es que hay personajes que no son de la época griega y denotan diferencia en cuanto a ropaje y características del rostro que varían según las razas, captándose también un notable naturalismo en cuanto a la figura humana y su contexto.
Igualmente los gestos son expresivos y cada personaje esta en actitud diferente, algunos entregando un tipo de ofrenda a la figura principal. En fin aquí se puede decir que todo se conjuga, donde se observa la belleza de las partes configuradas en un todo único proyectando una belleza sensible que es innegable.
Histoire de l’art de l’antiquité, Johann Joachim Winckelmann, 1781
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