La Violación de una Penélope
José Serrano
Las cosías a mano cuando caían las hojas. Así esperabas los días y las noches como zombi raído por el tiempo, por las sombras y sus reflejos. Yo nunca supe si fue en diciembre o en enero cuando despiadados hornos silbaron en tiempo lento; tampoco supe si las medias eran blancas o si eran a rayas, sólo sé que las cosías con aquella esperanza loca y sumisa que poseen las hojas cuando caen sin alternativa y sin noción.
La práctica era simple; buscar por los callejones, por los recodos, por los solares y ríos mientras el raudo sudor caía allí, en medio del fango, bajando entre los hombros o allí donde ella algún día se durmió como un pequeño nardo dorado y sin frutos.
¡Tus senos! Sí, tus grandes y lindos senos; no recuerdo si fue en diciembre o en enero cuando los vi sin querer, deseándolos siempre. Tampoco recuerdo si aquellas hojas que recogía sin observar si eran de mango o de mamón, sólo recuerdo con tristeza que coser sus medias te hacía feliz mientras yo caía en tu mismo juego: “El de buscar sin encontrar y el de sudar y esperar”.
Tú, María, Carmen o Penélope, siempre fuiste tú la que indicaba los nombres y las silenciosas tardes de año nuevo aunque no traían identificación alguna. No escuchabas los gallos ni los grillos ni las horas que te devoraban, no escuchabas las ráfagas de mi voz y mucho menos las de mi imagen, ni la vaina que yo agarraba.
Él lo era todo en aquel momento. Aún no recuerdo gran cosa, ni un simple detalle, no puedo explicar que hacía yo con tu vestido en la mano y mi vaina en tu sexo. Es que tú no buscabas ni soñabas, ni te agitabas, sólo esperabas y esperabas. Me quemas. Así quedaron los nombres. Nadie te reclama.
No es posible. Nadie te espera ¿Y Pancho? Lo has estado buscando mientras yo devoraba tus sueños, lo has estado buscando en mis ojos, en mi cuerpo, en el río, en las fosas comunes, hasta en las lomas de tus inmensos senos… ¡Sí! ¡Tus grandes y lindos senos! Es extraño pero me siento triste… Tú esperas, aún lo esperas. Estoy triste. Pancho ha desaparecido, sus medias aún están en la mecedora.