¿Puede haber alguna obra de Beethoven que confirme todo esto a un mayor grado que su indescriptiblemente profunda y magnífica 5ta sinfonía en do menor? ¡Cómo esta maravillosa composición, en un clímax que sube sin cesar, lleva al oyente imperiosamente para entrar en el mundo de los espíritus infinitos!… No hay duda de que todo se precipita como una ingeniosa rapsodia según muchos, pero el alma de cada oyente reflexivo seguramente fue movida, y muy íntimamente, por un sentimiento que no es otro que el anhelo portentoso indecible, y hasta el acorde final – de hecho, incluso en el momento que le siguen- que será incapaz de salir de ese mundo espiritual maravilloso, donde el dolor y la alegría lo abrazan en forma de sonido. La estructura interna de los movimientos, su ejecución, su instrumentación, la forma en que se suceden uno y otro – todo lo que entre los temas que genera la unidad, que solo tiene el poder para mantener al oyente firmemente en un estado de ánimo interior. Esta relación es a veces clara para el oyente cuando escucha en la conexión de dos movimientos o descubre el bajo fundamental en común, una relación más profunda que de no revelarse de este modo habla en otras ocasiones sólo de mente a mente, y es precisamente esta relación que imperiosamente proclama la libre posesión de un genio del maestro. LA MÚSICA INSTRUMENTAL DE BEETHOVEN, escrito en 1813, E.T.A. Hoffmann
Nadie que quiera, o mejor dicho pueda, dirigir esta superlativa obra de Beethoven puede hacerlo sin haber comprendido a cabalidad el sentido de estas palabras del polifacético intelectual Hoffman, y amigo personal del compositor alemán. En efecto de las centenares de grabaciones que existen en el mundo discográfico sobre la 5ta Sinfonía, una de las más tocadas entre las nueve que compuso, se destacaron las grandes interpretaciones de directores y orquestas reconocidos: desde el temprano Bruno Walter (3 de diciembre de 1876 – 17 de febrero de 1962) ) quien durante treinta años grabó múltiples versiones con diferentes orquestas: Sinfonías No. 1-9, con la Filarmónica de Nueva York, Filarmónica de Viena, Orquesta de Filadelfia, y Sinfónica Columbia. Grabaciones hechas desde los años 30 a los años 60; pasando por las de Wilhelm Furtwängler (25 de enero de 1886, Berlín – 30 de noviembre de 1954, Baden-Baden), director de orquesta y compositor alemán, considerado de los más notables del siglo XX, especialmente en Beethoven, cuya versión más apreciada por los coleccionistas es: Beethoven, Sinfonía nº 5, interpretación en vivo con la Orquesta Filarmónica de Berlín, junio de 1943 (Classica d’Oro, Deutsche Grammophon, Enterprise, Music and Arts, Opus Kura, Tahra); hasta llegar a su discípulo Daniel Baremboin, pianista y director consagrado de origen argentino, quien llevó a la apoteosis pública la interpretación de las sinfonías beethovenianas al presentarlas ante grandes auditorios en 2005 con la West-Eastern Divan Orchestra, en 2006 con un concierto multitudinario de fin de año ante 50.000 personas junto a la Filarmónica de Buenos Aires, en 2008 con la Staatskapelle Berlin y en 2010 nuevamente con la West-Eastern Divan interpretando las nueve sinfonías de Beethoven y en un concierto al aire libre para 60.000 personas, con el coro y orquesta del Teatro Alla Scala de Milán en el Teatro Colón con motivo del bicentenario argentino. Por supuesto esta lista reducida a tres directores, en sucesión histórica, cronológica y sucesora no es exhaustiva ni discriminatoria; al contrario, una legión de directores de orquesta ha dirigido esta emblemática composición a lo largo y ancho del mundo de la música clásica en auditorios, salas de conciertos y anfiteatros al aire libre de todo el globo. Por ello no es de extrañar que se consiga la 5ta sinfonía en el repertorio concertístico de Gustavo Dudamel, joven director laureado con el importante premio Bamberg, tempranamente en el año 2004, proveniente del programa EL SISTEMA del notable pedagogo, músico y activista social visionario, José Antonio Abreu: El Maestro Abreu, es ya un nombre reverencial para centenares de miles de jóvenes venezolanos aprendices de músicos.
Lo que si es de sorprender es que la pieza que haya escogido Dudamel para abrir este álbum confesional, haya sido el último movimiento de la 5ta sinfonía: el Allegro. Mucho se ha escrito sobre este cuarto movimiento. Y en lo que todos coinciden es que se trata de un broche perfecto a la sinfonía, un gozoso final que hilvana y culmina la obra y cuyos compases alternados y crecientes aún maravillan por su brillantez, su contundencia y el despliegue de virtuosismo que exigen. Vale decir un reto de entrada, un “tour de force ” músical. Del cual sale sumamente airoso… y abre el camino franco para escuchar el resto de este soberbio disco compacto que recorre un repertorio impresionante para un artista de su edad. Sin duda, con toda justicia, una revelación internacional, .
No voy a poner ningún inserto del álbum en cuestión: DISCOVERIES, extraído de YOU TUBE, ya que la calidad de la interpretación del CD original y la tecnología Deutsche Grammophon, que la sigue con extrema fidelidad, recomiendan comprar el álbum junto al DVD ( por cierto en Venezuela se consigue ), pero sí voy a insertar un extracto del DVD que lo acompaña y que le agrega, a esta joya melómana y humana, la narración coloquial de los hitos de su carrera como director de orquesta, producto sin duda de la fomación y de la experiencia de Gustavo Dudamel en EL SISTEMA. Un extracto de 8 minutos del video que nos enseña el primer rostro que emerge iluminado, como prodigioso indicio del acto humanitario que significa EL SISTEMA, del que apenas estamos presenciando la cima del volcán encendido, alumbrando los ojos y oídos del mundo entero.